Fabio, asesinado el cuatro de septiembre de 1997 por una bomba de la CIA en el hotel Copacabana, era uno de los tres vástagos del matrimonio de Ora y Giustino Di Celmo. El golpe, tremendo, jamás pudo ser superado. Y para colmo, la justicia todavía no se consuma…
“Toda esa gente está financiada por el Gobierno de Estados Unidos”, declaró Ora Bassi en 2010 a un periodista del diario Juventud Rebelde. “Todas las víctimas del terrorismo en Cuba fueron obras de la mafia anticubana y de Posada Carriles, el cual tuvo la desvergüenza de decir, luego de la explosión de la bomba que arrancó la vida de mi hijo menor, que él «dormía como un bebé» y que Fabio estaba «en el lugar y en el momento equivocados», como publicó el periódico norteamericano The New York Times. Nada de la mafia de Miami me asombra, todos ellos viven de la contrarrevolución como si fuera un negocio cualquiera”.