Pedro de la Hoz - La Jiribilla.- Los primeros frutos de los Premios del ALBA tienen la virtud de estar auroleados por un halo de justicia poética. Nadie, absolutamente nadie, podrá discutir la extraordinaria jerarquía de las personalidades laureadas en la edición inicial de esta iniciativa del Fondo Cultural de la Alternativa Bolivariana para las Américas.


Al distinguir a Mario Benedetti con el Premio ALBA de las Letras, se resalta una trayectoria de hondo calado en la creación literaria en nuestra lengua. El poeta, narrador y ensayista uruguayo recibió la noticia mientras se hallaba hospitalizado en Montevideo, a consecuencia de una dolencia gastrointestinal, cuya curación ha sido lenta. No obstante, reportes de prensa dan cuenta del buen ánimo del escritor y de la alegría con la que recibió la noticia de la adjudicación del galardón. 

Benedetti ha sido un hombre consecuente con sus ideas de libertad y justicia social, y ello se refleja en su formidable producción. Incluso en los poemas íntimos o los cuentos de oficina —Montevideanos fue para muchos la revelación del mundo urbano en sus latidos más ocultos— sale a flote, lacerante o esperanzada, la condición humana.

En la categoría de las Artes, el Premio recayó en el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer. No hace falta abundar en sus extraordinarios méritos artísticos y profesionales. Vista hace fe: las construcciones de Brasilia, el Museo de Arte Contemporáneo de Niterói, la Universidad de Constantine en Argelia, la sede parisina del Partido Comunista Francés, la terminal de ómnibus de Londrina, el Memorial de América Latina en Sao Paulo.

Guardo con celo los apuntes de una visita a su estudio en Copacabana, en julio de 2006. Entonces me dijo: “Por naturaleza, el imperialismo nunca dejará de ser bárbaro. Usted lo está viendo en Palestina y el Oriente Medio. Ante la alianza de EE.UU. e Israel, el mundo no puede permanecer impasible. América Latina está viviendo una hora muy especial. Tengo fe en los nuevos liderazgos que van surgiendo y en el resultado de los movimientos sociales. Pero la condición humana no se ha levantado todavía a la altura de lo que esperamos." Eso me lo decía un comunista convencido, a las puertas de su centenario.

En ambos casos se cumple cabalmente lo que se había establecido en las bases del Premio: concederlos a quienes de manera sostenida hayan contribuido a enriquecer los valores compartidos y diversos que conforman la comunidad de pueblos latinoamericanos y caribeños, y hayan aportado ideas y obras a la causa de la emancipación y la descolonización cultural.
 

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