Entrevista con Vicente Feliú 

Euda Luisa Toural - La Jiribilla.- Este país, que decidió vivir así,
requiere sueños que trasciendan a los hombres.
Requiere hombres que se midan diariamente
bajo este sol que calienta nuestros principios.
El seguidor es el ejemplo más cabal
de lo que debe ser un hombre en su momento.


Los seguidores
Vicente Feliú

Conocido por la pasión que inspiran sus canciones, por la veracidad de sus palabras y el sentimiento profundo que las envuelve, Vicente Feliú se encuentra entre los que no se conforman con decir, entre los que aprovechan cada oportunidad que la vida les ofrece para demostrar que lo dicho en las canciones también se puede hacer realidad.

Vicente Feliú durante una de las presentaciones en uno de los centros penitenciarios 

En su música reconocemos acordes de la llamada trova tradicional; pero también sobresale el bolero, la habanera y otros ritmos que otorgan a la obra de este trovador un estilo muy distintivo y particular. Sus letras, aguerridas y entremezcladas con amor y política, son el vivo reflejo de la fe que tiene en el hombre, algo que lo ha convertido en un constante luchador por el mejoramiento humano.

Vicente cree que el poder de una canción llega muy lejos y que “la cultura es la única arma (o herramienta, para el que la quiera más suave) que se tiene para defender y crecer la humanidad individual y colectiva”, no es de extrañarse entonces que “esta modalidad de Quijote caribeño”, ?como lo llamó el Guille Vilar?, haya participado desde sus inicios en un proyecto como “Expedición”, que representa precisamente esa posibilidad de mostrar que un mundo mejor es posible.

En la nota al CD Créeme, Silvio habla de cierto aire épico que ronda tus canciones; también menciona las palabras altruismo y tenacidad. ¿Quizá esos sentimientos fueron los que te llevaron a unirte a un proyecto tan humano y solidario, como la gira por los centros penitenciarios del país?

Imagínate que Silvio, que dice eso de mí, fue a quien se le ocurrió la idea, y dio mi nombre antes de proponérmelo. Y claro que hizo bien, porque la bronca hubiera sido terrible si no me convoca.

Tuviste la suerte de ser junto a Silvio y Augusto Blanca, parte de la primera gira, que no pudo continuar por razones económicas del país en aquellos momentos. Ahora vuelves a ser un eslabón fundamental en este nuevo comienzo de la Expedición. ¿Cómo ves desde esta nueva experiencia aquel proyecto inicial?

Ante todo quiero decirte que todos y cada uno de los miembros de esta Expedición hemos sido eslabones fundamentales, desde los que nos paramos en los escenarios hasta los que hacen posible que existan esos escenarios, se escuche y se registre en varios soportes lo que hacemos, nos trasladan de un lado a otro, se encargan de que todo esté listo para realizar el trabajo, y los que han actuado con nosotros como parte del proyecto de integración de todos estos cubanos, artistas, custodios y reclusos, algunos con más errores cometidos que otros, pero finalmente la abrumadora mayoría patriotas en cualquier circunstancia. Demuestra que, aun cuando, sin duda, hay demasiadas personas en prisión, tal vez muchos por razones legales discutibles y superables, el sentido de pertenencia a una historia y a una época prevalece por encima de los delitos.

Volviendo a tu pregunta: por un lado, esta segunda vuelta es como una deuda pendiente, una continuación. Por otro, he encontrado unas prisiones muy diferentes a las de los 90, que ya de por sí eran bien distintas a las que había conocido en Angola y Ecuador, donde había cantado antes, y para qué decirte de las cubanas que conocí, aunque felizmente no en persona, de antes del 59. En las cárceles cubanas de hoy hay muchas más condiciones de salud y educación que en los 90, y ojo que en los 90 en muchas había centros de salud donde se podían hacer hasta intervenciones quirúrgicas de envergadura. Hoy existen hasta posibilidades de estudiar algunas carreras universitarias, además de oficios. Me gustaría preguntarles a los que tanta mierda hablan de las violaciones de los derechos humanos en Cuba en qué países encontrarían estas condiciones. Me gustaría preguntarles además a aquellos que dicen que los reclusos no necesitan cultura sino comida y medicinas a cuáles cárceles ellos fueron para tratar de verlas porque ninguno de nosotros encontró ninguno de los problemas que ellos dicen.

A partir de tus vivencias como expedicionario, ¿qué importancia le concedes a este proyecto?

Cualquier idea que trate de mejorar al ser humano vale la pena seguirla, por lo que le concedo a este proyecto ?que más que de Silvio, justo es decirlo, es de los principios esenciales de la Revolución? una importancia capital, para los reclusos y para los que hemos trabajado para y con ellos. Creo que la cultura es la única arma (o herramienta, para el que la quiera más suave) que se tiene para defender y crecer la humanidad individual y colectiva.

Personalmente, ¿se cumplieron tus expectativas?

Desde hace tiempo ya sé que a este tipo de experiencias hay que ir como desnudo para poder recibirlas con lucidez y sensibilidad, con maravilla y desconcierto, sin preconcepciones. Luego el tiempo y la razón decanta lo vivido y es cuando realmente puedo percatarme de lo que ha ocurrido. Estoy justamente en ese momento, aun cuando falta la segunda parte que es casi la mitad. 

El 2007 fue un año especial: celebraste tus 60 años con un concierto en el Centro Pablo de la Torriente Brau, donde pudiste compartir con tus amigos, también fuiste homenajeado por varias instituciones… ¿qué planes tienes para el 2008?

En realidad hice dos conciertos. El del Centro Pablo fue básicamente para los más jóvenes trovadores que el Centro ha logrado nuclear y que se llamó 20 Canciones Desesperadas. Les debo un poema de amor, con temas muy antiguos y que reflejaron mi relación de amor difícil con la Revolución en aquellos años y todavía. El otro, fue para amigos entrañables de toda mi vida, con una especie de antología de 15 canciones, en el Instituto Cubano de la Música, otro espacio donde hemos estado en las circunstancias más interesantes. En este 2008, bueno, continuar la Expedición en primer lugar. Luego, ver si logro terminar un disco con algunos amigos que se llamará Serenamente (podría leerse sesentamente); participar en algunos eventos por el 80 cumpleaños de Ernesto Guevara de la Serna en Rosario, Argentina, y  tratar de hacer algunos conciertos en varias provincias de mi país a partir de los contactos directos que hemos logrado a partir de Expedición.
 

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