Adriana Vega - Cubainformación.- Te conocí en 1957 y después de tantos años sigo enamorada de ti. Fue en un teatro que ofrecía una pieza sobre Tupac Amarú y el resumen mencionaba a los “barbudos”. Por el periódico del día siguiente supe de qué se trataba. Estabas en Sierra Maestra y te acompañaba un argentino apodado Che.
Estoy a tu lado desde siempre. Luego del 1º de enero de 1959 me puse en marcha con Fidel. (Leyendo un libro, por supuesto, quien ha podido emularlo desde entonces)
En esos primeros años y con semejante líder demostraste que habías llegado para siempre. No imaginé que en tan poco tiempo ibas a lograr semejante éxito y conozco los motivos: tu Pueblo te admiró, acompañó y custodió sin abandonarte jamás.
Siempre que hay una niña joven haciendo cosas nuevas también aparecen los cuervos. Tiñosas, le dicen en tu isla amada. Intentaron de todo para dominar tu bizarría, generosidad, altruismo, esfuerzos, creatividad. Y te impusieron el Bloqueo.
No olvido al maestro alfabetizador que asesinaron.
El Escambray colmado de bandidos y la victoria inmediata de Girón. Cómo repeliste el feroz ataque y triunfaste porque no estabas desguarnecida. La vuelta de Elián. La campaña por la libertad de los Cinco. ¡Y tantas otras!
Constantemente escoltada, compañera. El pueblo cubano, tu pueblo, ese gran luchador ansioso de expulsar dictadores nunca aceptó imposiciones de los Estados Unidos y te demostró que lograr su independencia fue ejemplo del propio patriotismo y la mayor alegría que le brindaste.
Toda Latino América estima tu obra y tu coraje. ¿Por qué coraje? Porque te enfrentabas con una potencia que nunca abandonó sus intenciones de abatirte con excusas y mentiras.
Hoy, otros pueblos están siguiendo tu ejemplo de dignidad y arrojo fundados en la formación, realización y decoro del cubano. En tus entrañas podrán encontrarse las respuestas, el acierto de los actos revolucionarios, tus decisiones certeras a pesar del bloqueo económico y ese terrorismo que te hizo sufrir coexistiendo con lo mejor de tu heroísmo.
Continuaste con la eficaz filosofía de José Martí, el heroísmo de Maceo, la solidaridad de Máximo Gómez, la obra de Camilo, Fidel, el Ché, Raúl y la ternura de todo un Pueblo que jamás soportó ser manipulado por conquistadores y colonizadores. Sin embargo, intentaban esclavizarte, labrar vuestra codiciada tierra socialista y hacerla, en la avidez de sus manos, rendir frutos para ellos.
Modestamente, compañera Revolución, te seguí durante medio siglo. Continuaré a tu lado hasta que mi atardecer se agote amando siempre a tu estrella solitaria que flamea en fortalezas, escuelas, bibliotecas, hospitales, centros y todo sitio donde anotaste solidaridades enseñando a leer, devolviendo la vista, curando enfermos y sembrando la semilla del bien en épocas difíciles.
Por todo ello y junto a tu pueblo, venerada seas, Revolución Nuestra Americana. Tus líderes y sus logros marcharán mucho más allá de estos tiempos.
Te remito mis felicitaciones por los 50 años de presencia ininterrumpida y te reenvío envuelto en serpentinas, el mejor segmento de mi corazón revolucionario.
¿Me preguntas sobre mi tierra, la misma donde vio la luz el Che? Dubitativa, contradictoria, desvanecida en sus tibios intentos de imitar modelos, por ahora siempre capitalistas.
Pero te aseguro, compañera.
Con vuestro ejemplo, jamás perderemos la esperanza.
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE
