Luis Toledo Sande - La Jiribilla.- Querido amigo Santiago: Tu artículo “Concierto de Juanes: la despolitización del socialismo”, que he visto en La Jiribilla y en Kaosenlared, me ha suscitado el interés que en general despiertan tus páginas, marcadas por la inteligencia, la honradez, un audaz pensamiento revolucionario y una clara voluntad filosófica. Las suscribiría enteramente, o casi, porque hay matices que pueden discutirse, siquiera sea para que ni entre revolucionarios se aspire a la esterilidad de un pensamiento único.


No me parece, amigo Santiago, que el sentido del humor me esté abandonando, pero no creo que ni siquiera durante cinco horas —las que duró el concierto Paz sin fronteras, que no fueron dos— los cubanos y las cubanas nos hayamos despolitizado, ni dejado de ser socialistas. Decirlo no me parece válido ni como una metáfora política, ni de poesía “pura”.

Sí me parece vital que no caigamos en las trampas de supuestos apoliticismos, y por ello abrazo lo que lúcidamente planteas al respecto. Tanto lo abrazo, desde convicciones propias, que no eludiré la responsabilidad de rechazar que mi artículo acerca del citado concierto se asocie con inclinaciones despolitizantes, por muy “sanas” que ellas pudieran parecer. Contaba con haber sido claro en tal sentido; pero al leerte, sabiendo cuán agudo eres, sentí que me habría gustado que reparases con mayor cuidado en mi texto, particularmente en algunos pasajes, aunque entiendo que en la generalización que haces, y en la necesaria brevedad periodística, no tuvieras espacio para mayores matizaciones.

En uno de los pasajes a los que aludo en particular, reproduje el criterio de Julio Iglesias según el cual Paz sin fronteras no tendría carácter político. De ese modo el cantante se opuso a jaurías, geográficamente cercanas a su residencia, que afirmaban lo contrario para satanizar el concierto. Pero añadí: “defender la paz digna es uno de los más nobles afanes artísticos, morales y políticos [el énfasis aparece en el original] que puedan unir a las personas decentes y de buena voluntad del planeta, si se asume la política en su sentido primigenio de relaciones entre los miembros de la polis, no como el oficio lucrativo y cloacal en que los intereses más espurios la han convertido”.

Me gustaría que tampoco se pasase por alto el párrafo en que preciso que hace tiempo que la polis que en más peligro se halla es “el mundo en peligro de destrucción por las enfermedades y el hambre que sufren especialmente las mayorías, y por las guerras que promueven las fuerzas imperiales, las mismas que han sobresalido como causantes de los desastres ecológicos”. Pero no cometeré la impertinencia de repetir el artículo completo, que puede leerse en Cubarte, en Rebelión y en otros sitios.

Por cierto, que internamente Cuba sea un país que vive en paz no debe hacernos olvidar que desde el exterior —pero con severos efectos internos— lleva cincuenta años sometido a estado de guerra: guerra económica, guerra terrorista, guerra mediática. Todo ello sin descartar el peligro de la guerra guerra, con el que una y otra vez la amenazan de distintos modos los mayores enemigos de la paz, tanto de la paz concreta como de la paz abstracta, si la hay. En Girón se consumó como hecho real un capítulo de esa historia, y también se probó la capacidad de Cuba para resistir y vencer.

Los medios dominantes no han propiciado que ello se conozca, pues son dominantes: es decir, instrumentos del imperio. Pero no es la primera vez que —desde que erradicó el analfabetismo— Cuba hace algo hermoso y masivo, multitudinario, no solamente en el ámbito de los espectáculos artísticos, que también los lleva a cabo, y bien. El concierto del 20 de septiembre contribuyó a que el mundo —el que esos enemigos de la paz han querido cerrarle a Cuba— tuviera un poco más de posibilidad de ver la alegría con que mayoritariamente el pueblo cubano sigue fiel al afán de construir el socialismo, y de enfrentar los designios imperialistas, que lo han obligado a prepararse para la guerra.

Al menos en ese sentido, como un voto contra semejante guerra declarada o no declarada, y por encima de las particularidades y motivaciones individuales de quienes intervinieron en el concierto o lo hicieron posible, la cita musical habanera habrá cumplido una meritoria función artística, moral y política. No es casual que la rabia haya distinguido a los enemigos de la Revolución Cubana, no a sus defensores.

Las cubanas y los cubanos —más de un millón— que se reunieron para disfrutar el concierto, son parte del pueblo que en su mayoría continúa dando vida —su vida— a su Revolución socialista, en cuya Plaza emblemática la cita halló su mejor escenario. Allí las figuras de Martí y del Che son símbolos representativos del pensamiento revolucionario vivo, no mera decoración. No es lo mismo, digamos, celebrar un concierto u otro espectáculo multitudinario en ese entorno que a los pies de una estatua donde Cristóbal Colón aparezca en lo alto de un puente de mando, como presto a revivir la empresa “descubridora”.

Algo habrán de aguantar rabiosamente nuestros enemigos, y de aceptar nuestros amigos humildemente, que Cuba sabe hacer y seguirá haciendo por su cuenta. No con prepotencia, no con ingenuidad, no con ignorancia de los peligros que la acechan y pueden prosperar en todas partes; pero sí al menos modestamente y con el crédito de haber sido capaz de mantenerse firme en el afán de construir una sociedad signada por la justicia social. En eso también rinde homenaje permanente a Marx, aunque acaso lo cite menos de lo que él merece: en lo de ratificar, con hechos, que no basta la vieja pretensión filosófica —importante, sin dudas— de conocer el mundo, pues de lo que se trata es de transformarlo.

Y rinde permanente homenaje de lealtad a Martí: por la defensa de la justicia social; por la aspiración a que el mundo, no solamente su pueblo, disfrute de una paz digna; por su inquebrantable decisión de seguir esgrimiendo la honda de David contra Goliat. El gigante, cualesquiera que sean sus posibles cambios de máscaras, sigue siendo el mismo imperio contra el cual concibió y encabezó Martí un sembrador proyecto de liberación nacional de implicaciones planetarias.

Ese es el mismo imperio “que tiene cómplices lacayunos” y que, mientras en un punto limítrofe entre esos dos países tenía lugar el primer concierto Paz sin fronteras, “fomentaba feroces estratagemas, que hoy son aún mayores, para capitalizar la violencia en Colombia y revertir el proyecto bolivariano en Venezuela, como parte del propósito de frenar el apogeo emancipador que vive nuestra América”.

Para terminar, querido amigo, te pido que me perdones por haber sido tan formal en estas líneas. Desde el título he querido que se sepa que son cordiales; pero apenas he tenido ni tendré espacio para ratificarte el afecto y la admiración personales que sabes que te tengo. La formalidad ha incluido el que te identifique, en el mismo título, con tu nombre de autor, que no es el que podemos usar tus amigos para charlar contigo en la cercanía, algo que he tenido y espero volver a tener el gusto de hacer, sino el que usas para firmar —como en el artículo que ha motivado esta nota presurosa— páginas relevantes que ya no son ni escasas en su cifra. De ti admiro hasta la vocación de no rendir tributo en tu firma a los patrones patriarcales, como es usual en otras culturas.

Recibe un abrazo informal y sincero de tu amigo y camarada, y colega,

Luis Toledo Sande

Cuba
Desfile inaugural de las Romerías de Mayo, el 3 de mayo de 2024, en Holguín. Foto: ACN....
Concierto de Liuba María Hevia, con actuación de May Rodríguez Langreo Cultura Sábado 4 de mayo. A las 19:00h . Nuevo Teatro de La Felguera 6 € (menores de 12 años, gratis) Liuba María Hevia, cantautora,...
La Habana, 30 abr (Prensa Latina) El nuevo programa de TV de la emblemática institución cubana Casa de las Américas, disponible hoy en Internet, se presenta como una oportunidad única para disfrutar de la diversidad cultur...
Lo último
La Columna
Palabras de Fidel
Gerardo Moyá Noguera*.- El invicto comandante Fidel Castro a su llegada a Caracas, el 23 de  enero habló a los ciudadanos congregados en la plaza aérea "El silencio" y nos dejó estás palabras: "n...
Viva el Primero de Mayo, siempre!
Gerardo Moyá Noguera*.- Qué gran hombre el "titán de bronce", Antonio Maceo Grajales. Cubano y luchador por la independencia cubana. Al final somos libres, sí, libres  del capitalismo-neoliberal impuesto por...
La Revista