La escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.
Randy Alonso Falcón, Oscar Figueredo Reinaldo, Yunier Javier Sifonte Díaz
Cubadebate / Mesa Redonda
El ministro de Educación Superior, Walter Baluja García, al iniciar su intervención en la Mesa Redonda, informó que se está concluyendo en la mayoría de las instituciones el curso escolar 2024. “Esto es para dar paso al curso 2024-2025, en el cual todo el sistema educativo cubano se re-sincronizará en el calendario tradicional. Esto significa un gran reto, sobre todo desde el punto de vista metodológico, con la reorganización de las asignaturas y disciplinas para aprovechar los tiempos y no afectar los objetivos de la oferta académica”.
Destacó que, en medio de las complejas condiciones económicas, el aporte de los profesores y las familias es fundamental. “Vamos a recibir a los estudiantes de primer año el próximo 16 de septiembre y estamos seguros de que será un curso exitoso, aunque no exento de dificultades materiales que nos afectan”.
Recordó el “esfuerzo presupuestario” que significa la coincidencia de dos cursos lectivos, lo que “ha requerido la rehabilitación de un grupo de edificaciones e infraestructuras, como aulas y residencias estudiantiles”, agregó.
Dijo además que el Presupuesto del Estado también respalda las proyecciones de los gobiernos asociadas a la educación, que apoyan el pago por años de servicio a los trabajadores docentes y no docentes.
En su intervención, comentó sobre los recorridos realizados por diversas instituciones de Educación Superior, donde se chequeó la atención integral a los estudiantes y la vinculación de los jóvenes a tareas de impacto socioeconómico, especialmente aquellas relacionadas con su perfil profesional.
“Este es un curso donde la universidad es más pertinente y más comprometida con la sociedad y el desarrollo económico del país, donde la gestión del gobierno basada en ciencia e innovación nos presenta enormes retos, pero también es una oportunidad para cumplir con el papel de la universidad”.
En este sentido, dijo que la universidad cubana se ha adaptado al contexto nacional e internacional. “Se han actualizado más de 50 normas nuevas para la formación de pregrado y posgrado. Hemos transformado el sistema nacional de grado científico y se han introducido los colegios universitarios. A la par, se ha transformado el sistema de formación doctoral con un enfoque más pertinente y cercano a la demanda para la producción y los servicios en el país”.
Tendremos un curso escolar normal
Por su parte, Daysi Fraga Cedré, directora general de pregrado, comentó que el inicio del curso escolar fue atípico, ya que el 2 de septiembre comenzaron los estudiantes continuantes para culminar el curso académico tras un periodo de 30 semanas que implicó el esfuerzo tanto de los profesores como de los estudiantes.
“Los estudiantes que inician el primer año van a ver cómo son las defensas de tesis, los diplomas y los exámenes finales, coincidiendo con los que concluyen la universidad. Es el tránsito que realizamos para poder entrar en el curso académico normal y retomar en septiembre las clases del curso 2025-2026 junto a la enseñanza general”.
Estas adecuaciones requieren una preparación del claustro de profesores, acentuó Fraga Cedré. “Nuestro objetivo es la formación integral de nuestros jóvenes, con un énfasis en el trabajo político-ideológico, convirtiendo esa clase no solo en un espacio de instrucción, sino en un espacio de educación para las nuevas generaciones”.
La académica también resaltó el papel del movimiento de alumnos ayudantes en la preparación de los jóvenes: “Es la cantera natural de formación del claustro universitario. No estamos exentos de las dificultades en nuestros claustros, pero esto definitivamente los enriquece. Hoy ingresan a nuestra educación superior estudiante que no aprobaron los exámenes de ingreso; recordemos que venimos del tiempo de la COVID. Sin embargo, tenemos fortalezas en la universidad cubana para brindar la atención que esos estudiantes merecen y para que logren los aprendizajes necesarios para transitar por la educación superior”.
Informó que el curso académico para primer año será de 42 semanas, por lo que es un curso normal. “En el caso de los continuantes, será de 38 semanas desde octubre hasta julio. Todos concluiremos en julio, excepto aquellos que ingresaron en enero de 2024, quienes pueden continuar aplazando un periodo al finalizar su carrera para seguir preparándose y no acortar los tiempos; por tanto, tienen la posibilidad de graduarse hasta diciembre”.
Además, dio a conocer que se está avanzando en el programa académico de pregrado, ya que se debe seguir buscando la pertinencia de la universidad cubana en sintonía con el desarrollo económico y social que demanda el país. “Aún no tenemos los resultados esperados en la formación de ciclo corto. Se han explotado mucho los cursos por encuentros para formar fuerza de trabajo que ya estaba laborando, pero no tenía un nivel. Hoy se están creando dos ciclos de formación de ciclo corto: Técnico superior en inversión y técnicas constructivas, y Técnico en energías renovables”.
El país mantiene 113 carreras universitarias, incluyendo la carrera de Trabajo Social.
Ciencia e innovación para enfrentar el futuro
Según la Dra. Ondina León Díaz, directora General de Investigación y Posgrado los procesos de ciencia, tecnología e innovación y los de postgrados, forman parte de los proyectos estratégicos del Ministerio de Educación Superior. "Ambos están estrechamente vinculados y han mostrado una gran pertinencia, sobre todo en lo relacionado con el desarrollo económico y social del país".
La directiva explicó que a pesar del adverso contexto en que se desarrollan hoy ambos procesos, las universidades incrementan sus esfuerzos y obtienen avances importantes para dar respuestas a las problemáticas del país con recursos propios.
"La acción de nuestros claustros universitarios y los estudiantes han impulsado diferentes proyecciones vinculadas a los planes de desarrollo económico y social hasta 2030, los proyectos de desarrollo sostenible y particularmente el sistema de gestión de gobierno basado en ciencia e innovación, un elemento en el que las alianzas con otras instituciones juega un rol esencial", aseguró.
La doctora en ciencias explicó que en este ámbito las universidades se organizan por prioridades y proyectos, tanto nacionales como territoriales. Asimismo, dijo que tanto las universidades como los centros de investigación conforman un ecosistema que aporta valiosos elementos a esta estrategia.
"Nuestras estructuras dinamizadoras representan un paso de avance muy importante en la vinculación del sector académico con la sociedad. Nuestros proyectos están orientados a resolver problemas a todos los niveles", resaltó.
En estos momentos el MES ejecuta más de 1300 proyectos de diferentes categorías y gestiona dos programas sectoriales: uno enmarcado en las relaciones de las universidades con el desarrollo sostenible y otro que debe ejecutarse en el año 2025 vinculado a la formación del profesional. "En ese año debemos ya tener operativos 80 proyectos integrados a esos dos amplios programas sectoriales".
"Buscamos trabajar en formas de grandes redes académicas, en temáticas tan importantes como el desarrollo de las energías renovables. Este modelo de gestión queremos potenciarlo en otras áreas de alta prioridad", explicó.
Asimismo, mencionó otras redes asociadas a centros de estudios que trabajan el desarrollo local.
Respecto a los reconocimientos por este trabajo vinculado a la ciencia y la innovación, la investigadora elogió el hecho de que alrededor del 50 por ciento de los Premios de la Academia de Ciencias de Cuba pertenecen a las universidades.
De igual manera, se refirió a la necesidad de continuar potenciando la participación de estudiantes en proyectos de investigación, concursos y talleres, como una vía para potenciar este trabajo.
En lo vinculado al postgrado y la formación de doctores, apuntó que es un interés constante la formación continua, de manera que los jóvenes recién graduados puedan incorporarse a programas de formación.
"Hoy contamos con 160 programas de doctorado en 37 instituciones autorizadas en el país, los cuales se desarrollan a través de proyectos de investigación. En este proceso hemos descentralizado funciones de la Comisión Nacional de Grados Científicos, así como en la modificación de normativas para elevar la eficiencia de todos los procesos", comentó.
Asimismo, el país cuenta con más de 500 Maestrías y 150 programas de especialización, como otra vía para elevar la formación postgraduada de los estudiantes universitarios. En estos ámbitos igualmente se han hecho importantes modificaciones, vinculadas a la asignación de créditos, los tiempos de formación y el empleo de las clases virtuales.
"Nuestros programas doctorales están acreditados en más de un 80 por ciento con la categoría de excelencia, lo cual demuestra la alta calidad en la formación", valoró.
La ciencia en la universidad más joven de Cuba
Al referirse al trabajo de la Universidad de Artemisa, la más joven del país, su rectora, Adianez Fernández Bermúdez explicó que la institución cuenta con cuatro facultades y una entidad de ciencia y tecnología. Existen además 22 programas de pregrado, siete de ciclo corto y dos Maestrías.
"Una de nuestras mayores fortalezas es el surgimiento a partir de Centros Universitarios Municipales. Eso nos ha permitido gestionar la universidad de una manera diferente, con líneas de investigación que surgen desde los propios territorios", dijo.
La rectora elogió el papel de los estudiantes en cada uno de los proyectos, algunos de ellos creados y gestionados desde los propios municipios para dar respuesta a las necesidades locales.
"Tenemos previsto el inicio de dos nuevos ciclos cortos, uno en la propia Zona Especial de Desarrollo Mariel y otro en el Centro Universitario Municipal de Caimito, dos proyectos que defienden la vinculación delos estudiantes con los procesos de producción y desarrollo existentes allí", apuntó.
Finalmente, la rectora explicó que la Casa de Altos Estudios trabaja en el perfeccionamiento de cada uno de sus programas y las protecciones para ampliar las respuestas a las necesidades asociadas al desarrollo territorial.