El recorrido histórico se inicia a partir de fecha tan lejana como el 10 de abril de 1719, cuando en el Papel Periódico de La Habana Apareció publicado el artículo Carta critica del hombre-mujer (sic) con un incipiente carácter nacionalista. Si bien es cierto que fue firmado, como era frecuente entonces, bajo un seudónimo (El Amante del Periódico), lo cierto es que se le atribuye al presbítero José Agustín Caballero.

Dicho artículo atacaba duramente al que llamaba "hombre-mujer", al punto de calificarlo como: una enfermedad que à contaminado a una porción considerable de hombres en nuestro país (sic). Más adelante su esquemático discurso narrativo delimita bien a este grupo como si partiese de las siguientes preguntas: ¿Quiénes somos nosotros? ¿Quiénes no pertenecemos a nosotros? ¿Qué hacemos nosotros? ¿Cuáles son nuestras actividades? ¿Qué se espera de nosotros? ¿Cuáles son las metas de nuestras actividades? ¿Con qué grupos estamos relacionados nosotros? Y ¿Quiénes son nuestros amigos y nuestros enemigos?

Curiosamente, durante casi tres siglos la constante discriminación hacia los homosexuales (actualmente llamada homofobia o terror hacia éstos) estuvo esencialmente regida por esos mismos principios.

Es texto, que sin asomo de dudas ya forma parte inseparable de la historia de la cubanía detalla aspectos y momentos generalmente no divulgados de la misma. Así conoceremos mediante casos reales cómo la problemática del homosexualismo y la doble moral fueron tratadas en la Guerra de Independencia contra España. Incluyendo la actitud de Generales y Jefes mambises al enfrentar algún caso.

El llamado "hombre-mujer" tampoco escapó a la "moral" imperante en la etapa republicana. Al concluir la Primera Guerra Mundial (1918), surge la moda del pelado a la "garzón" en las mujeres, incluyendo a las jovencitas, y el mismo devino símbolo del feminismo. Pero de inmediato las llamaron "las garzonas", identificando su peinado como símbolo de masculinidad. y una idea trajo a la otra, y se las identificó y acuñó como un "tercer sexo", como una aberración, similar a la masculina, por lo que se convirtieron en objeto de burla y rechazo partiendo de la incomprensión y de la "moralidad" imperante, pues, lógica y generalmente, las lesbianas encubiertas no se pelaban a lo garzón.

En este libro encontramos varias caricaturas publicadas en la prensa de las décadas 1920 - 1940 las cuales ridiculizaban y ofendían a los homosexuales, lo cual devino una tradición hasta no hace mucho.

Realmente estremecedor resulta la sección Presente histórico elaborado a partir de fotos y testimonios reales aportados por homosexuales masculinos y femeninos y travestis, y de analizar con un lenguaje tan sencillo como preciso (como todos su texto) la imagen pública asumida por travestis, transexuales y transgéneros, cada uno con sus expectativas y proyecciones diferentes.

Así conoceremos como viven y se relacionan socialmente, opiniones de sus familiares y como son aceptados, censurados y hasta rechazados por los mismos, También acerca de lo que piensan de su vida sexual y de la doble moral de aquellos con quienes la practican.

Algo que nunca se comentaba era una organización, o sociedad de homosexuales, sin reconocimiento oficial ni sede fija, cuyo objetivo era conocerse y reunirse, actualmente desaparecida, y como hoy día llevan adelante una campaña para tener una asociación legalizada.

El libro concluye reflexionando sobre el rechazo social a estos grupos, la mayoría de las veces inconsciente, que subvierte y dinamita el sistema heteronormativo tradicional que en muchos países sigue privilegiando un poder encarnado en el hombre masculino y heterosexual, el cual levanta una cortina de humo sobre otras prácticas y deseos que difieren de los cánones heteronormativos y de la masculinidad hegemónica.