Convocado por la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y el Ministerio de la Agricultura, el encuentro reunió a una treintena de representantes de esas y otras organizaciones no gubernamentales del sector agrario, de los gobiernos provinciales y locales, las universidades y la dirección de medio ambiente de Santiago de Cuba y Guantánamo.
Con financiamiento de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la iniciativa de capacitación es parte de un proceso continuo de formación que busca incrementar las capacidades locales y preparar agentes de igualdad en ambos territorios, donde esa agencia de cooperación emprende el proyecto Desarrollo Rural del Oriente cubano, con un eje de equidad de género.
Los talleres de trabajo se realizaron del 9 al 11 de septiembre en Guantánamo y del 12 al 14 de septiembre en Santiago de Cuba con un temario que incluyó el espacio rural como sistema, el desarrollo rural sostenible, experiencias de planeación estratégica participativa y el diagnóstico socioeconómico participativo con enfoque de género en comunidades rurales.
Junto al interés de incentivar un desarrollo rural con énfasis en lo territorial, que incorpore a diversos actores sociales en el impulso de las potencialidades locales, la experiencia busca abrir conciencia y empoderar a las mujeres rurales como gestoras de su propio desarrollo, a la vez que frenar las brechas de género en los procesos de crecimiento económico local.
La necesidad de integración a nivel local de todas las personas, actores, instituciones y líderes que trabajan en ese ámbito fue constatada durante las jornadas de trabajo, precisó Dilcia García, responsable del Programa de Género de la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA) y coordinadora del taller.
Entre otras amenazas, se identificaron el bloqueo tecnológico contra Cuba, los procesos inadecuados de toma de decisiones y los eventos meteorológicos extremos, mientras se señalaron como debilidades la falta de un programa integral de desarrollo municipal sostenible y el propio desconocimiento de lo rural, incluyendo su desarrollo e integralidad con enfoque de género.
Como líneas de trabajo, abogaron por alcanzar un mayor vínculo con las universidades y sus investigadores en función del desarrollo rural, así como frenar el éxodo de la población de la montaña y trabajar en función de su doblamiento.
“Hubo mucha participación a partir de las experiencias y necesidades de la localidad, pero sobre todo un interés por trabajar de forma más integrada en esos espacios, donde inciden varias entidades y organizaciones de forma aislada o separada”, comentó García.
El curso, que se inició en julio con un primer módulo de temas, concluirá en noviembre con un tercer encuentro en ambas provincias y es impartido por docentes e investigadores del Equipo de Estudios Rurales de la Universidad de La Habana.