"Aprendí a ser transgresora en el movimiento hip-hop y mi poesía pasa por ahí: intenta deconstruir la discriminación patriarcal que dicta cómo deben ser las mujeres", agregó la joven en el espacio "Con voz propia", en la Casa de Artistas y Creadores de Centro Habana, el 26 de noviembre.
Convocado por el proyecto artístico "Mirarte día a día" y el grupo de hip hop "Obsesión", el espacio invitó a reflexionar sobre la espiritualidad de la mujer negra como resistencia ante la violencia, a propósito del Día Mundial por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Mujeres negras y mestizas de diferentes generaciones invocaron a sus ancestros, en especial a madres, abuelas, amigas y conocidas que han sido guías espirituales de sus vidas y de quienes aprendieron cómo defenderse y salir adelante.
"Mi abuela crió 12 hijos y solo tenía primer grado (de escolaridad). Malamente sabía leer y escribir; los mantuvo con un salario mísero, lavando y cocinando para la calle. Así lo han hecho muchas mujeres negras, que no son ignorantes, sino que tienen y nos han legado otro conocimiento para vivir", aseguró Afibola.
Para Raquel Moisés, la clave está, sin embargo, en el estudio y la superación personal. "La mujer negra tiene que estudiar porque es el único camino para evitar la violencia contra ella y sus hijos", consideró.
La actual traductora internacional de un noticiario de radio para América Latina y el Caribe se licenció en Matemáticas primero y después de cumplir los 45 años estudió periodismo. Habla, además, cinco idiomas, uno de ellos aprendido en casa, herencia de su abuela jamaicana.
Moisés expuso muchos ejemplos de cómo la mujer cubana "vive inmersa en la violencia, a veces sin saberlo" y no solo "con el hombre, los vecinos, en la pareja; también en el centro trabajo o la sufren los hijos en la escuela", afirmó.
Temprano en la mañana, son más las mujeres que llevan sus hijos a la escuela que los padres encargados de ello. Ellas son las que sirven la mesa, cocinan y llevan el plato de comida, describió como escenas de la vida cotidiana. "Sí sufrimos violencia psicológica", señaló.
Irma Lourdes Castañeda coincide en mucho con Moisés. La promotora cultural en la comunidad Balcón Arimao, del municipio La Lisa, cree que "es importante darse valor, tener conocimientos, porque ese es el único baúl de oro que tenemos las mujeres: quien sabe más, puede más y vale más", sostuvo.
A juicio de Yurena Manfugás, todas las mujeres -negras, blancas y mestizas-"tienen que aprender a defenderse de la violencia y no solo de la física, sino también de la psicológica, la verbal y la extraverbal".
La joven estudiante, que recién acaba de cumplir los 20 años, vivió en carne propia la discriminación cuando, por el color de su piel, fue blanco de rechazo y burlas en la escuela por sus compañeros de estudio, desde los siete años de edad hasta la adolescencia.
"Eso hizo que mi carácter cambiara, me hizo fuerte", explicó la muchacha, quien aprendió mucho de otras mujeres violentadas que encontraron ayuda en su mamá, que es abogada. "Aprendí que no quería estar en el lugar de ellas y, de llegar a pasarme, sería capaz de levantarme y seguir, de no dejarme pisotear", aseguró.
Superarse, crecer, defenderse, darse valor y tender la mano a otras mujeres en situación de violencia fueron algunas de las claves que esgrimieron las participantes en el espacio de reflexión.
La propia convocatoria al encuentro apuntaba a "la espiritualidad como vínculo para acercar y unir a la mujeres, porque debemos tener una implicación desde la solidaridad", precisó a SEMlac Diarenys Caballero García, una de las coordinadoras del proyecto "Mirarte día a día".
"Es más fácil cuando se suma a la gente desde la potencialidad personal. Así aprendemos que cada una tiene que dar el máximo desde su mismo espacio de poder para derrumbar la violencia, que daña a las personas, a la familia y empobrece a las comunidades", agregó.
"Lo hacemos también como una alternativa de enseñanza", agregó a SEMlac Mirna Rosa Padrón, otra de las coordinadoras del espacio. "Empecé a reconocerme como mujer negra hace poco, desde el 2000, trabajando como programadora y especialista cultural en el municipio de Marianao", relató.
Padrón comentó a SEMlac que las mujeres negras viven la discriminación por el color de la piel, incluso, dentro de su propia familia, pero muchas veces en su familia y ancestros encuentra también la fuerza espiritual para sobreponerse.
En su caso, además, ha sido muy importante la educación popular. "Me ha enseñado a tener movimiento e interactuar con las demás personas; a desaprender lo que sé y aprender de ellas", refirió.
Surgido hace tres años, "Mirarte día a día" es un proyecto artístico y social cuyo objetivo principal es el de demostrar, mediante la antropología visual, la influencia de África y sus diáspora en la cultura popular cubana, indicó Padrón a SEMlac.
Integrado por artistas visuales, especialistas en curaduría, comunicación y otras ramas del arte y la cultura, promueve también espacios de reflexión y análisis sobre diversidad e inclusión social, en alianza con la Casa comunitaria Pablo Freyre y su taller de transformación integral del barrio en Balcón Arimao, La Lisa, y el Centro Memorial Martin Luther King, entre otras entidades.
El proyecto ha realizado cinco exposiciones colectivas y personales de artes visuales y varios espacios de intercambio sobre comunicación social, género, espiritualidad de la mujer y su empoderamiento social.
"Necesitamos decir que la violencia es un delito, que es inaceptable, que tenemos el derecho de denunciarla y de preservarnos, pero a veces no sabemos cómo ni podemos hacerlo solas", dijo Caballero García a SEMlac.
"Para mí tiene mucha implicación la mujer como sujeto social. Por eso creo que es muy importante reconocer que debemos empoderarnos para asumir esas cargas y enfrentar la violencia", concluyó.