Al hablar sobre las paradojas para interpretar la situación de las mujeres en la actualidad, Infante explicó que la economía dominante tiene su mirada en los mercados. Nos dicen, apuntó, que las mujeres podemos empoderarnos con un microcrédito de 80 dólares y que los emprendimientos y salarios pueden sacar a la población femenina de la pobreza, lo cual es absolutamente incompatible, advirtió, con la realidad.
Explicó que las mujeres representan hoy más del 40% de la fuerza de trabajo a nivel mundial, el 43% de la mano de obra agrícola y más de la mitad de la matrícula universitaria del mundo.
El 50 % de las mujeres y niños/as que viven en hogares pobres, precisó, residen en los países en desarrollo, al tiempo que aclaró que ese es también un problema en los países ricos.
Durante su intervención comentó que las mujeres son pobres en tiempo físico, pero ricas en responsabilidades de diverso tipo, y explicó que existen estudios a nivel mundial que revelan la cantidad de horas que ese grupo dedica a su vida privada.
Al referirse al contexto actual de la sociedad cubana, precisó que el país cumplió con los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El índice de desarrollo humano es alto, puntualizó, la esperanza de vida al nacer es de 78,5 años, la tasa de mortalidad infantil se sitúa en 4,6 por cada mil nacidos vivos –similar a la de países desarrollados-, hay un médico por cada 147 habitantes, el 18% de la población tiene 60 años o más, en tanto la tasa bruta de reproducción es baja.
Sostuvo la reconocida economista que para que la sociedad evolucione hacia un desarrollo socialista se requiere alcanzar progresos constantes en variados ámbitos y que estos a su vez sean ponderados favorablemente por la población.
Para lograr un desarrollo sostenible y próspero, manifestó que se hace necesario que ese modelo se planifique con perspectiva de género para satisfacer necesidades específicas de hombres y mujeres, así como generar las mismas oportunidades para el acceso y control de derechos y recursos.
No nos interesa la recuperación del mercado para que se hagan más ricos quienes más tienen, sino que queremos, precisó, un modelo que garantice la sostenibilidad de la calidad de vida de hombres y mujeres y ese, dijo, es el modelo socialista.
La intervención de Munster generó el interés de las participantes, quienes hicieron varias preguntas acerca de la realidad de la mujer en Cuba