Laura Prada - Revista Mujeres.- “La violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más graves —y la más tolerada— en todo el mundo. Esta lacra es tanto causa como consecuencia de la desigualdad y la discriminación de género”, explicó Phumzile Mlambo-Ngcuka, directora ejecutiva de ONU Mujeres, la entidad fundada por ese organismo internacional en el 2010 para la igualdad de género.


A pesar de que África ha demostrado un firme compromiso con la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, persiste la violencia contra las mujeres y la discriminación.

Este es uno de los continentes donde aún quedan muchos rezagos en esta materia. Se realizan matrimonios infantiles y persiste cierta impunidad de los violadores. A esta lista se suma la esclavización de algunas mujeres en las zonas en conflicto y la mutilación genital femenina, entre otras prácticas.

Por tanto, es uno de los territorios con mayores retos para mejorar la realidad de las mujeres en un contexto marcado por la presencia de grupos terroristas, inestabilidad política o ausencia de desarrollo económico y social debido en muchos casos a un pasado colonial y de explotación de sus recursos naturales.

Para esta región se impone entonces la búsqueda de acciones concretas y un esfuerzo real mancomunado para revertir la situación en la que se encuentra.

En este escenario, casi todos los países africanos han ratificado la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, y más de la mitad ya aceptaron el Protocolo sobre los Derechos de la Mujer en África de la Unión Africana, según ONU Mujeres.

De igual manera, la Unión Africana (UA) declaró el 2015 como Año de Empodera­mien­to y Desarrollo de la Mujer hacia la Agenda África 2063, un documento que recoge los objetivos específicos para trabajar a favor del de­sarrollo de las mujeres.

La iniciativa busca mejorar la contribución y los beneficios de las mujeres en negocios formales, la agricultura y la agroindustria, el acceso a la salud, impulsar su empoderamiento económico, el acceso a la educación y la tecnología e impulsar su participación en la go­bernanza, entre otros.

Por otra parte, ONU Mujeres realiza varios programas de trabajo en el continente africano para mejorar los sistemas de salud y se ejecutaban actividades de divulgación sobre sexualidad, derechos y política.

A través de la educación se pretende ayudar a las mujeres a entender su papel como protagonistas políticas y sociales, defender sus derechos, ampliar sus posibilidades de obtener un trabajo y asegurar su participación en las dinámicas de cada nación. Por eso, es importante no solo la creación de escuelas, tanto en las ciudades como en zonas rurales, sino también lograr la asistencia.

Por otra parte, con el fin de acabar con la violencia contra mujeres y niñas, ONU Mu­jeres respalda programas en África que también ayudan a fortalecer las políticas y leyes de lucha contra los crímenes y ataques, aunque subraya la necesidad de políticas de gobiernos, medidas y leyes que protejan a este sector poblacional.

Consciente de que uno de los principales obstáculos es la discriminación, que limita muchas de las posibilidades que tienen a su alcance, la organización apuesta porque se creen políticas de trabajo justas y de protección social.

Además aboga por que en las áreas donde existen o han existido conflictos se abran los mecanismos para ofrecer servicios esenciales, todo ello mediante estrategias de promoción de participación en la toma de decisiones, lo que incluye trabajo con los sistemas electorales y partidos políticos nacionales para que garanticen una igualdad de oportunidades.

A esto se le suma, los retos de reducir los índices de pobreza, acceso a la salud, elevar los salarios, mejorar las condiciones de vida y lograr una mejor educación, entre otros.

En este último caso, promover la educación de las mujeres puede determinar un cambio en África. Al invertir en la enseñanza no solo mejoran significativamente sus oportunidades vitales sino también las de sus hijos, afirman expertos.

Por otra parte, es necesario revertir la falta de apoyo económico de los países con mayor desarrollo económico y disponibilidad de recursos, sobre todo de las potencias, que antes fueron metrópolis. Esta sería otra de las vías de mejorar o, al menos, influir positivamente, en el nivel de vida femenino.

La Directora Ejecutiva de ONU Mujeres hizo un llamado a trabajar conjuntamente para ser capaces de lograr un mundo más igualitario, un planeta 50-50, en el que las mujeres y las niñas puedan vivir sin violencia.

La mayoría de los países africanos son signatarios de muchas de las políticas y marcos nacionales e internacionales sobre la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Entre ellas se encuentran, la Convención de 1979 sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la Plataforma de Beijing 1995 para la Acción.

Además, estas naciones constituyen la tercera parte de los países con los planes de acción nacionales destinados a aplicar la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la mujer, la paz y la seguridad.

Pero sobre todo, es vital la plataforma de género institucionalizada por la Unión Afri­cana encargada de esas políticas en esta acción transformadora.

Precisamente, la ministra de la presidencia, responsable de la Mujer de Sudáfrica, Susan Shabangu dijo que esta es “una renovada esperanza para las mujeres de nuestro continente, ya que va más allá de la retórica sobre cuestiones de género y se centra en la implementación de acciones concretas con resultados visibles y medibles”.

Expertos en género plantean que para que África alcance sus metas hacia el empoderamiento y desarrollo de las mujeres, debe existir una aplicación efectiva de las políticas actuales, lo que requerirá de un cambio de mentalidades y la asignación de más recursos.

Precisamente en esta hoja de ruta a largo plazo África deberá continuar trabajando para lograr su objetivo de colocar la igualdad y equidad de género en el centro del desarrollo social y económico.

Ahora, bajo la tutela de la Unión Africana y con miras a los objetivos de la agenda africana para el 2063 centrados en la mujer, las mujeres africanas se preparan para reclamar sus derechos y luchar por ellos, terminar con la violencia y la discriminación de un continente muchas veces olvidado.

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