A la mujer deportista siempre le ha costado encontrar un espacio propio dentro de la historia del cine.

Lari PerezRodriguez - Revista Muchacha.- Desde los inicios del séptimo arte, las actrices se han visto obligadas a representar, una y otra vez, los típicos roles que la sociedad patriarcal ha creado para nosotras: la madre, la esposa (o novia) y la cuidadora.


Sin embargo, algunos cineastas apostaron por ver a las protagonistas de sus películas haciendo deporte. Gracias a ello, si volteamos la mirada hacia el cine clásico norteamericano, encontraremos a Katherine Hepburn jugando golf en La fiera de mi niña (Bringing Up Baby, Howard Hawks, 1938), a Bette Davis montando a caballo en Amarga victoria (DarkVictory, Edmund Goulding, 1939) y a Greta Garbo esquiando en La mujer de las dos caras (Two-Faces Woman, George Cukor, 1941). Pero en estos casos, la práctica deportiva aparecía como una extensión del propio carácter de los personajes, así como una reivindicación de su clase social.

Con el paso de los años, las mujeres fueron ganando un espacio dentro del cine deportivo, aunque debemos reconocer que, a día de hoy, este continúa siendo un ámbito desde el que se le rinde culto, esencialmente, a los deportistas masculinos. Muestra de ello es que, de las cincuenta películas más valoradas sobre deportes, solo cuatro cuentan con actuaciones protagónicas femeninas.

Según Messner[i], la discriminación que sufren las mujeres deportistas por parte de los medios de comunicación, se evidencia en la representación (o no) que estos hacen de ellas. Los elementos que Messner puntualiza se ven claramente en la mayoría de las cintas que versan acerca del deporte:

· Silencio (no existe presencia, o muy poca, de mujeres en este tipo de películas).

· Sexualización cómica(se muestran prácticas y actividades no serias del deporte femenino, con el objetivo de restar importancia a la actividad que ellas realizan;de igual manera, se tiende a hipersexualizar el cuerpo de las deportistas, y las prácticas deportivas).

· Réplicas al deporte femenino(mediante posturas misóginas y homofóbicas, se resaltan de manera negativaaspectos o situaciones de la mujer).

· Incorporación selectiva de deportistas(utilizan los personajes femeninos para intereses políticos o sociales).

A grandes rasgos, podemos decir que el lugar de la mujer dentro del cine deportivo ha sido el de la animadora, y,en mejores casos, el de la jugadora de deportes en equipo. Es frecuente que, si el personaje practica un deporte que transgrede los cánones heteronormativos de la sociedad patriarcal, hacia el final de la historia, abandone su carrera y se case con el amado, retomando así el lógico camino preestablecido por nuestra cultura. Tal es el ejemplo de la cinta norteamericana A League of TheirOwn (1992), de Penny Marshall.

Aun así, se pueden encontrar títulos que reivindican la figura de la mujer dentro del deporte, y celebran, justamente, su desempeño.

La propuesta de hoy

Battle of theSexes(La batalla de los sexos), es una película del año 2017, la cual estuvo dirigida por Valeria Faris y Jonathan Dayton. El título de la cinta hace referencia al partido de tenis celebrado en 1973 entre la campeona mundial femenina, Billie Jean King (interpretada por Emma Stone) y el ex campeón masculino, Bobby Rigg (Steve Carrell). Este encuentro llegó a convertirse en uno de los acontecimientos deportivos de mayor audiencia de todos los tiempos, alcanzando la cifra de 90 millones de espectadores en el mundo.

El film comienza situándonos en 1972, justo en el instante en el que la talentosa Billie Jean acaba de convertirse en la campeona nacional de los Estados Unidos. Durante breves segundos podemos sentir la euforia colectiva.Somos testigos de la satisfacción que se dibuja en el rostro de Emma Stone (que ya no nos recuerda a la colorida y musical Mía de La LaLand). Pero el sabor de la victoria es fugaz. El deporte es un espacio concebido por y para hombres, y el premio de la vencedora constituye una octava parte del premio masculino.

Indignadas por las constantes discriminaciones, King y Gladys Heldman (Sarah Silverman) crean una nueva asociación femenina de tenis al margen de la oficial. Tal decisión marcará el iniciode una etapa dentro del tenis;pero los cambios no serán solo profesionales, pues, en el mismo período, aparece en escena el personaje de Marilyn Barnett (Andrea Riseborough), una peluquera por la queBillie Jean comienza a sentirse atraída, tanto emocional como sexualmente.

Si Billie Jean King representa la fuerza del movimiento feminista de la época, Bobby Rigg es la encarnación del patriarcado y la misoginia: el hombre blanco heterosexual que se siente amenazado por la fuerza de las mujeres. Será su ego el que lo empuje a retar a la mejor tenista de su época.

La película, que cuenta con el atractivo de un encuentro deportivo único en su clase, es un claro homenaje a la figura legendaria de Billie Jean King, quien, durante su carrera, logró ganar 39 títulos de Grand Slam: 12 en individuales, 16 en dobles femeninos y 11 en dobles mixtos. Asimismo, este largometraje nos invita a encontrar similitudes entre el deporte (y la sociedad) de la década de los setenta, y nuestra realidad. Tristemente, nos descubrimos atrapadas en una sociedadasfixiante y machista, que insiste en disfrazarse de moderna y tolerante. El deporte, sexista aún, se reviste ahora de transfobia. Quizá sea hora de otra batalla.

[i]Messner, M.A., (2002). Taking the field: women, men and sports. Minneapolis: University of Minnesota Press

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