Todavía existen vacíos en materia de derechos y reconocimientos en algunas normas legales cubanas

Sara Más - Red Semlac / Foto: SEMlac Cuba.- Burlas, miradas sancionadoras, rechazo familiar y social, acoso escolar, negativas laborales y otras formas de violencia marcan con demasiada frecuencia las vidas de las personas que no se ajustan al patrón heterosexual, aunque ahora más leyes las protejan.


Romper con prejuicios y comportamientos discriminatorios que están en la base de esas actuaciones no es un proceso inmediato, que cambie por decreto, aunque las leyes ayudan mucho, reconocen especialistas y activistas.

“Vivimos en una sociedad patriarcal, heteronormativa, en la que impera una lógica social binaria que adjudica símbolos, representaciones, sentimientos y comportamientos según la pertenencia al sexo masculino o femenino”, explica la psicóloga Adriana Agramonte.

“De manera que el género, las expresiones de género, las identidades y las sexualidades están marcadas por los antagonismos, la rivalidad, la polarización y las exclusiones”, agrega la especialista, quien moderó el 26 de abril un panel sobre estos temas.

Bajo el título «Género, identidad de género y expresiones de género: contextos y experiencias”, el intercambio fue convocado por la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (Socumes), como parte de la edición 16 de la Jornada Cubana contra la Homofobia y la Transfobia.

Panel «Género, identidad de género y expresiones de género: contextos y experiencias”. De izquierda a derecha: Adriana Agramonte, Teresa de Jesús Fernández, Ivón Calaña y Naomi Castillo. Foto: Cortesía de José Luis Alegría Peña

Aunque Agramonte parte de que “nuestras diferencias expresan la diversidad humana y nos hacen ser quienes somos: personas únicas”, advierte también que “ninguna de nuestras características nos hacen superiores o inferiores a nadie”.

“Ser diferente no es el problema. El problema es cuando por causa de nuestras diferencias recibimos malos tratos o tenemos menos oportunidades. Eso es discriminar”, sostiene Agramonte.

En su opinión, pocas instituciones sociales escapan al hecho de facilitar o favorecer esas diferencias de trato injustificadas. Sucede en las familias, donde se excluyen hijas e hijos que no se ajustan a las expectativas sociales; las escuelas, los centros laborales o el propio Estado, con la ausencia de políticas de protección a la diversidad.

En busca de dignidad

Para una mujer lesbiana es muy difícil construirse una identidad frente a un binarismo impuesto y desde la disidencia de los mandatos patriarcales, confirma Teresa de Jesús Fernández, filóloga y coordinadora de la Red Nacional de Mujeres Lesbianas y Bisexuales.

“Desde lo personal es arduo y difícil, es una batalla contra todo lo establecido”, subraya a SEMlac.

Para una mujer lesbiana es muy difícil construir su identidad frente al binarismo impuesto por los mandatos patriarcales, confirma Teresa de Jesús Fernández, filóloga y coordinadora de la Red Nacional de Mujeres Lesbianas y Bisexuales. Foto: SEMlac Cuba

Pero es dura también la idea que se ha ido creando desde el imaginario social. “Una imagen negativa que hay que deconstruir, que descalifica y estigmatiza con apelativos negativos, como violentas, perversas, inmorales, personas no confiables”, describe.

Lo importante, insiste la activista, es educar. “Entender que ser disidente de una ideología, de la cultura patriarcal y de su mandato, implica también la necesidad de deconstruir el patriarcado y lograr espacios de equidad donde las mujeres, todas, estemos en situación de igualdad  y justicia respecto a los hombres y no de subalternidad”.

Igualmente, urge romper con estereotipos que prevalecen respecto a las personas trans, insiste Naomi Castillo Bicet, oftalmóloga e integrante de TransCuba, Red de personas trans, parejas y familias.

“Estamos pidiendo ser más visibles, respetadas y aceptadas”, comenta a SEMlac la activista, quien aboga por desmontar estereotipos que asocian a las mujeres trans con “el poco nivel cultural, la prostitución, el bajo mundo, la vida antisocial y los antecedentes penales”.

“Estamos pidiendo ser más visibles, respetadas y aceptadas”, dijo a SEMlac la oftalmóloga y activista Naomi Castillo. Foto: Cortesía de José Luis Alegría Peña

Todavía hay deudas legales y sociales con respecto a las personas trans que vulneran sus derechos, afectan su autoestima y laceran su dignidad, explica. Es posible cambiarse el nombre en el documento de identidad, pero no la identificación de femenino o masculino, expone como ejemplo.

A ello agrega el irrespeto que vive cotidianamente la población trans en diferentes espacios, incluidos los laborales. “Es muy doloroso llegar al hospital, como toda una muer empoderada y profesional, y que las personas que allí trabajan vulneren mi derecho a llamarme como me percibo, me veo, siento y soy, como la doctora Naomi”, recalca.

No revictimizarse es, para ella, el camino acertado “para hacernos cada día más fuertes y seguir adelante venciendo metas, cerrando brechas y obteniendo logros personales”.

En nombre de la ley

Lo que no tiene un reconocimiento en el espectro jurídico no existe, suelen decir quienes practican y administran la legalidad. Reconocer derechos en la norma establece, además, garantías para exigirlos e implementarlos.

Aunque los conceptos de dignidad, identidad de género y otros ya se incluyen en gran parte del ordenamiento jurídico cubano, todavía hay vacíos en materia de derechos y reconocimientos en algunas normas legales.

“Los derechos de las personas trans dan muestra aún de esa resistencia al ejercicio y respeto de su dignidad”, sostuvo la jurista Ivón Calaña, subdirectora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), al intervenir en el panel.

Desde 2012 hasta principios de 2022 estuvo limitado el proceso registral de cambio de nombre a las personas  trans, lo que ya ha quedado resuelto, precisó. Sin embargo, sigue pendiente el reconocimiento del cambio de sexo, aspecto que debe considerarse en la ley de registro del estado civil, cuya modificación está prevista para julio de 2023, según el cronograma legislativo anunciado.

La jurista añadió que se impone cambiar otras normativas que generan discriminaciones y violencias, como las disposiciones que establecen una distinción por género, sexo y norman la imagen personal relativa a vestuarios, accesorios, largo del cabello y uso de espacios –como dormitorios o baños–, en ámbitos claves de socialización como los escolares, laborales y de internamiento  para cumplir sanción penal.

“El reto está también en llevar al plano práctico lo que ya se refleja en leyes como la Constitución y el Código de las Familias, donde se establece el interés superior del niño y la escucha activa en función de su capacidad progresiva”, planteó la jurista.

La especialista insiste en el análisis de cada caso y su protección. “los procesos de identidad de género no se dan en un día. No habrá protección si no se acompaña ese proceso, se escucha y protege de vulneración”.

En el Código de Trabajo, aprobado cinco años antes de la Constitución de 2019,  pudo incluirse el término de orientación sexual y no el de identidad de género. “Esas cuestiones que quedan aún en un vacío legal pueden salvarse hoy jurídicamente porque la Constitución sí lo contempla, tiene aplicabilidad directa y puede servir para defender cualquier derecho”, sostuvo.

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