Lo anterior es la opinión del analista estadounidense Brandon Turbeville, de Carolina del Sur, en un artículo que publica la revista digital Activist Post en vísperas de las elecciones presidenciales de su país.
Turbevile aprecia que hay identidad en cuanto a la expansión de las guerras y las masacres masivas; las diferencias están en que Obama las promueve mediante engaños y acciones encubiertas, y la psicosis de guerra de Mitt Romney se manifiesta mucho más abiertamente. “La carrera de Romney hacia una tercera guerra mundial –potencialmente termonuclear- no podría ser más clara”.
El equipo de política exterior de Romney estará integrado por neoconservadores que fueron parte del equipo de Bush, a los que se sumarán otros rabiosos halcones de guerra, sionistas e imperialistas, dice el analista.
Entre todos ellos, sobresale el neoconservador Dov Zakheim, considerado por algunos autor intelectual principal de los fatídicos actos terroristas del 11 de septiembre de 2001. Se asegura que será su asesor superior.
Turbeville recuerda que el diez de septiembre de 2001, el entonces Secretario de Defensa y jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, ofreció una conferencia de prensa en la que informó que del Pentágono se habían desaparecido 2.3 mil millones de dólares. (La periodista e informante de la CIA Susan Lindauer ha asegurado que la suma desaparecida era de 9.1 mil millones).
Tal anuncio habría sido un escándalo, pero como pocas horas después tuvieron lugar los dramáticos acontecimientos terroristas en Nueva York y Washington el asunto del dinero faltante quedó solapado. Fue una extraña coincidencia, afortunada para un grupo de personas que ha venido experimentando una increíble cantidad de circunstancias venturosas favorables al ocultamiento de sus vínculos con los hechos del 11de septiembre, hace notar Turbeville.
Dov Zakheim era Contralor del Pentágono durante el período en que desapareció esta enorme suma de dinero.
Por supuesto, tras la pista del dinero robado inmediatamente se inició una investigación. Ciertamente, Rumsfeld y Zakheim no se habrían atrevido a informar de la pérdida de miles de millones de dólares sin anunciar simultáneamente que una investigación ya estaba en marcha. Pero otra coincidencia afortunada (para los responsables del hurto de más de $2 mil millones) tuvo lugar el siguiente día, 11 de septiembre.
Los peritos que habían comenzado a trabajar en la búsqueda del dinero evaporado murieron en el ataque terrorista contra el Pentágono.
Tras recordar que numerosas evidencias revelan la falsedad de la historia oficial acerca del 11 de septiembre de 2001, Turbeville expone algunos elementos adicionales que vinculan a Dov Zakheim con aquella conspiración:
Zakheim había sido miembro del “Proyecto por un nuevo siglo americano”, organización que, un año antes del atentado contra las Torres Gemelas y el Pentágono, lamentó no contar con “un nuevo Peral Harbor" para impulsar sus objetivos retrógrados.
Zakheim había sido ejecutivo en la dirección de varias compañías vinculadas estrechamente con el gobierno invisible (complejo militar-industrial y agencias de inteligencia) que desarrollan y producen tecnologías capaces de controlar y abatir drones y aviones jet civiles, o sea, tecnologías similares a la que debieron ser utilizadas para guiar a los aviones que impactaron las torres gemelas del World Trade Center.
A través de su relación con aquellas compañías que dirigió, Zakheim pudo tener acceso a la información sobre el World Trade Center que se necesitaba para ejecutar la demolición controlada de las Torres Gemelas ocurrida el 11 de septiembre de 2001.
Zakheim fue Vicepresidente de Booz Allen Hamilton (BAH), una empresa basada en McLean, Virginia, con plantilla global oficial de alrededor de 18.000 personas, con fuertes conexiones oficiales admitidas públicamente con la comunidad de inteligencia de Estados Unidos, algo que debió aportar una enorme ventaja para quienes hayan planeando aquel ataque de bandera falsa en gran escala que se llevó a cabo el 11 de septiembre.
Es obvio que resulta preocupante para los estadounidenses que una persona con lazos tan evidentes con el horrendo crimen y con otros actos de corrupción y traición aparezca tan vinculado con quien pudiera ser electo presidente de la nación en pocos días.
Y un candidato que solicite o acepte a Zakheim como asesor debía ser sometido a crítica e intenso escrutinio, sugiere Turbeville.
*Manuel E. Yepe periodista cubano especialista en temas de política internacional.
Fuente: Martianos-Hermes-Cubainformación
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