Por: Osmany Sánchez (jimmy@umcc.cu / @JimmydeCuba).- No pasa un día sin que la prensa internacional nos hable de los cubanos que “huyen” de Cuba. No importa si es un médico que abandona su humanitaria –y voluntaria- labor o un deportista que deja a sus compañeros en medio de una competencia porque “quiere mejorar económicamente”. Tampoco se tiene en cuenta la forma en la que llega, ya sea por un tercer país o asesinando a alguien y robando una lancha. Todos serán presentados como inocentes, que huyen por motivaciones políticas.


La realidad dice otra cosa. Si bien en los primeros años de Revolución salieron miles de personas por razones políticas, desde hace años la emigración cubana se mueve por resortes económicos e impulsados por la Ley de Ajuste Cubano que recibe a cualquiera que llegue a sus costas.

Permiso de trabajo en cuanto lleguen, ayuda económica, posibilidad de estudio, residencia al año…imaginen ustedes lo que sucedería si esas ventajas estuvieran disponibles para el resto del mundo.

Los Estados Unidos han utilizado siempre la emigración como arma política contra Cuba. En un inicio para privarlo de sus profesionales, luego para justificar su retórica contra nuestro país.

Hace apenas unos días un grupo de republicanos pidió a Obama que negocie con Cuba la repatriación de más de 20 000 cubanos. Se afirma que más de 35 000 tienen órdenes de deportación, de ellos 25 000 son clasificados como prioritarios debido a antecedentes delictivos.

Conozco casos de cubanos que han viajado a los Estados Unidos de manera ilegal y luego se han visto obligados a participar en actividades delictivas para pagar sus deudas. Otros aplican aquello de que “donde fueres, haz lo que vieres” y también han delinquido.

Es complejo el asunto para el gobierno cubano. Muchos cubanos, simples emigrantes económicos que chocaron de pronto con la realidad del “sueño americano” estarán sin dudas en esa lista. Por principios nuestro proyecto social no deja a nadie abandonado.

Por otro lado, el gobierno de los Estados Unidos nos pide que repatriemos a personas a los que ellos acogieron como exiliados o refugiados políticos, a los que utilizaron para propaganda pero ahora se quieren deshacer de ellos.

En mi opinión se debe pasar la lista por un tamiz, pues si bien muchos se oponen a que los repatrien, otros sí quieren volver a su país, con su familia.

Son muchos los obstáculos que se tendrán que salvar para llegar a la normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos y este será uno de ellos. Ya veremos qué sucede.

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