Por: Osmany Sánchez (jimmy@umcc.cu / @JimmydeCuba).- Desde que en los inicios del siglo pasado Woodrow Wilson designó la Comisión Creel para crear una histeria nacionalista que apoyara la entrada de los Estados Unidos en la guerra, se sentaron las bases para la manipulación de las masas. A partir de ahí, unos pocos con mucho poder económico mueven como marionetas a los pueblos. Es duro aceptarlo pero es la cruda realidad.


¿Cómo es posible que en Argentina y Venezuela los pobres voten contra ellos mismos? ¿Cómo entender que crean que la misma elite de poder que los explotó durante décadas les pueda ahora resolver sus problemas? Hasta los parlamentarios indígenas se aliaron con los que representan a los que los marginaron durante siglos. Parece un mundo de locos.

No tardará la Derecha en mostrar su verdadera cara, ya lo hizo cuando el golpe de estado a Chávez en el 2002 y ya lo está haciendo ahora. Lo hará y será demasiado tarde.

Sólo un pueblo que cuente con una sólida guía puede sobrevivir a esta locura y la Revolución cubana es una muestra de ello. El gran secreto nuestro es haber contado con la dirigencia histórica y con el Partido Comunista de Cuba (PCC) como elemento aglutinador.

No todos somos militantes del PCC, pero todos tenemos las mismas posibilidades de serlo. Este no es un partido elitista. Basta con ser una persona honesta y trabajadora para tener méritos suficientes e ingresar a la organización.

Los dirigentes y militantes del PCC han sido blanco de la propaganda de los adversarios de nuestro proceso revolucionario, sin embargo se aplican contra Cuba –como siempre- patrones que no se aplican a otros.

Es cierto que hay personas que sin valores y con doble moral logran entrar a las filas del PCC y con sus acciones perjudicar al pueblo, sin embargo no he visto que un Republicano haya renunciado a su militancia por los asesinatos de Bush, un Demócrata por las torturas secretas de Obama o un católico por los escándalos de pedofilia dentro de la Iglesia.

Las personas se equivocan pero el proyecto social está por encima de todos nosotros.

Treinta años después del triunfo de la Revolución cubana entramos en un período especial más difícil que lo que se vive hoy en Venezuela, sin embargo las reservas morales creadas por el proceso revolucionario permitieron salir de la etapa más difícil y estar ahora construyendo un nuevo modelo de país.

Para entender el verdadero papel del PCC en la realidad cubana, basta con ver lo que sucede en la actualidad. En el último año han desfilado por Cuba empresarios, políticos, artistas, deportistas…es como si estuvieran descubriendo algo que no existía antes. El bloqueo nos tenía y nos tiene aislados del mundo. Es cierto que contábamos con la solidaridad pero para que una sociedad avance hace falta mucho más que solidaridad.

No todo es perfecto. Se cometieron errores tácticos cuando el Partido comenzó a administrar la economía. Hay que trazar bien la línea de cuál es el papel del Partido en nuestra sociedad. Lo mejor de todo es que está bien claro. Solo hace falta hacerlo cumplir.

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