Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Hace una semana, expuse que Evo Morales iba por nueva victoria en la consulta del pasado 21 de Febrero apoyado en el hecho de que Bolivia exhibe un crecimiento promedio encima del 5% entre 2006 y 2014, más una redistribución económica que ha sacado a más de un millón de personas de la pobreza extrema; al tiempo que resalté cómo los enemigos del pueblo se afincaban en las miserias humanas para situar una zancadilla al Presidente indígena. Hoy, de cara al resultado adverso (No a otra reelección presidencial con un 51,30% frente a un 48,70% del Sí), me acerco a consecuencias que en mi opinión han de derivarse de tal suceso.
Acredito que si bien es aplaudible el espíritu reinante en el Compañero Evo (“Ahora será que hemos perdido una batalla, pero no la guerra” —dijo tras conocer los resultados en causa), en adelante está cómo seguir cosechando frutos para su pueblo en un escenario probable caracterizado por la caída del precio de las materias primas, sobre todo del Petróleo, y en un contexto en el cual aumenta el entusiasmo de la derecha vs. Nuestra América por sentirse triplemente airosa: al triunfo del “No” de marras se suma los traspiés de las presidenciales en Argentina y las parlamentarias en Venezuela.
Así, pienso que la balanza comercial exige un replanteo: debe mudar el hecho de que para mediados del 2015 Bolivia importó de Chile 5 veces más de lo que exportó. Por la misma senda ha de transitar respecto al Mercosur y a la CAN porque los índices de diversificación son bajos: al primero, el gas natural es el principal producto de exportación que representó el 90,9% en 2014; a la segunda, los derivados de la soya constituyen el principal rubro de exportación con 67,4% del total en el mismo período. Ídem ante ALBA, pues el valor exportado en el mismo año fue de 235 millones de dólares que representa el doble del valor registrado en 2006 pero apenas un 2% del valor total de las exportaciones.
Tengo la convicción de que el fortalecimiento económico de Bolivia ha de convertirse tanto en la continuidad de la distribución de los recursos en bien de las masas bolivianas como en ejemplo para los pueblos del Sur del Río Bravo sobre lo que representa en verdad un proceso revolucionario en el poder y administrado correctamente.
Otro asunto no menos importante para la intención de seguir cosechando frutos para su pueblo gira alrededor de la denominada Política de Cuadro. Es prácticamente inevitable que afloren oportunistas en un proceso revolucionario y que aparezcan/aparecerán delincuentes disfrazados y sazonados por la corrupción. No obstante, ha de ser ejemplarizante la actitud de cara a tan nefasta conducta y, a la vez, privilegiar más y más la pulcritud en los dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia —so pena de venderle el alma al mismísimo Diablo.
En paralelo, hay que desafiar a la cantera de jóvenes talentos revolucionarios que seguramente abundan en la Hermana nación. Por supuesto que el mundo está muy lejos de terminar con la imposibilidad jurídica de que Evo Morales y su Vicepresidente no puedan volver a presentarse en otras elecciones. Muy bien otros/as podrán/deberán conducir el tren del progreso. Pero ello no cae del Cielo. Habrá que acelerar la formación/perfeccionamiento de Líderes emergentes, con énfasis en la calidad/verticalidad contra los desmanes del Capital interno y foráneo.
En este orden de ideas, considero que resulta indispensable beber de la sabiduría del Che Guevara, sobre todo de El cuadro, columna vertebral de la revolución.
Por tanto, escapa de mí la duda acerca de la necesidad de un quehacer cada vez mejor en un escenario económico y político latinoamericano caracterizado por su complejidad. Simultáneamente, encuentro pertinente apostar a la pulcritud y juventud revolucionarias en la Política de Cuadro del MAS. Así, el presente revés del Compañero Evo Morales en Bolivia será apenas una escaramuza en su Revolución. ¡Amén!