Sus enemigos políticos del Partido Demócrata, que actualmente ejercen como oposición, le califican de incompetente, grave peligro para la democracia, peligrosamente impulsivo y enfermizamente mentiroso, degradante para la nación, grosero, inculto e indigno, entre otras lindezas.
Sus aliados políticos actuales del partido republicano, le acusan de no ser capaz de mantenerse a la altura de la presidencia que desempeña por su irrespetuoso intercambio de reproches públicos con sus correligionarios. Le consideran titubeante, soez, escandaloso, mentiroso, imprudente, indigno de confianza y, tan inmaduro que prácticamente hay que mantenerlo en una guardería de adultos. Como presidente, Trump ha demostrado ser totalmente incompetente, y se pronostica que, cuando su mandato acabe, por lo que será más recordado será por la total degradación en la que habrá dejado a su país. Piensan que trata la presidencia como un “reality show” y que sus encendidas amenazas a otros países podrían poner a Estados Unidos en el peligroso camino hacia la Tercera Guerra Mundial.
John McCain, el ultra reaccionario farsante de su propia historia como jefe militar y ex candidato presidencial en las elecciones del 2008, mantuvo numerosos enfrentamientos públicos con Trump pese a ser ambos republicanos con orientación política semejante.
En su carta póstuma, McCain dijo de Trump que “discutíamos y competíamos e incluso nos vilipendiábamos en ruidosos debates públicos”. En uno de los mensajes suyos que representaban críticas veladas a Donald Trump, recomendó a los estadounidenses “no debilitar nuestra grandeza confundiendo el patriotismo con rivalidades tribales que terminan por sembrar resentimiento, odio y violencia en todos los rincones del globo”.
En todo el mundo, aliados y enemigos del imperialismo tildan a Trump de xenófobo, racista, supremacista blanco, misógino, adicto al escándalo e irrespetuoso de otras naciones. Uno de los casos más representativos de esto último fue cuando calificó de "agujeros de mierda" a Haití, El Salvador y las naciones del África negra.
Un día después de que se diera a conocer la perturbadora frase del mandatario estadounidense –ante la ausencia de un desmentido oficial de que haya usado este término para justificar el rechazo por Estados Unidos a recibir inmigrantes de esos países– embajadores de 54 estados ante la ONU denunciaron la xenófoba expresión y exigieron una retractación y disculpas.
Los insultos contra centroamericanos, caribeños y africanos se produjeron cuando el tema migratorio dominaba la agenda política de Washington en un intento legislativo por sacar adelante un texto que diera protección a los 700 mil jóvenes conocidos como los soñadores o dreamers antes de que expirara el plazo de seis meses dado por Trump tras disponer la cancelación del programa que impedía su deportación. En contraste con este esfuerzo, el magnate presidente anunció el fin del Estatuto de Protección Temporal, que protegía de la deportación a 200 mil salvadoreños, susceptibles de expulsión del país a personas con años de residencia en Estados Unidos, luego que en noviembre ya había condenado a más de 50 mil haitianos a prepararse para salir del país o vivir en la ilegalidad.
También fue ocasión propicia para que Trump volviera sobre su obsesión de construir un muro fronterizo (pagado por México) “para mantener fuera a inmigrantes y traficantes de drogas”.
Tras la conferencia de prensa que culminó la reunión en la cumbre con el presidente ruso Vladimir Putin, muchos miembros del Partido Republicano y algunas personalidades de Fox News, tacharon la actuación de Trump como vergonzosa, calamitosa y “sin precedentes” durante una reunión con legisladores para discutir una propuesta de reforma migratoria.
Sin embargo, no se puede apostar a que, en lo interno, su popularidad haya descendido lo suficiente como para evitar que siga imponiendo su estilo excéntrico de gobierno, que sigue siendo atrayente para la masa de obreros blancos, pequeños empresarios y agricultores golpeados por las políticas neoliberales de los gobiernos precedentes, que se sienten seguros de que Trump, con sus políticas nacionalistas de “América primero” y de reducción de los inmigrantes, les sacará de su actual situación declinante.
*Manuel E. Yepe, periodista cubano especializado en política internacional, profesor asociado del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa de La Habana, miembro del Secretariado del Movimiento Cubano por la Paz.
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