Por Manuel E. Yepe*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- El arresto por la policía federal canadiense el 1º de diciembre del ciudadano chino Meng Wanzhou, ejecutivo de la firma Huawei, gigante chino de las telecomunicaciones, cuando abordaba un vuelo comercial en Vancouver por encargo de Estados Unidos, demuestra cuánto Washington abusa de turbios procesos legales para imponer sus intereses económicos al margen de la ley.


La protesta China por ese proceder se une a reproches por similares motivos contra Estados Unidos formulados por Rusia, Irán, Venezuela e incluso por aliados estadounidenses en Europa.

Ni siquiera estaban claros los motivos legales por los que Meng fue esposado al producirse su arresto. Fue solo en una audiencia posterior para solicitar su libertad bajo fianza que se pudo confirmar que los cargos se relacionan con acusaciones estadounidenses de que el director financiero de la más importante empresa china de las telecomunicaciones, había supuestamente violado sanciones contra Irán dispuestas por Estados Unidos.

El experto legal canadiense Christopher Black, sin embargo, explicó que, los presuntos delitos por violación de sanciones que Estados Unidos imputa a China no se reconocen como tales en el derecho internacional. Las sanciones estadounidenses contra Irán son -por ello- competencia exclusiva de tribunales estadounidenses. No se aplican en territorios extranjeros y sólo pueden ser aplicadas y ejecutadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Se ha sabido que el motivo real del reclamo a Irán y a Huawei es que Huawei compite en el mercado global con el líder de las empresas de telecomunicaciones estadounidenses. Hace tiempo que el gobierno y los medios de comunicación de Estados Unidos han estado difundiendo afirmaciones de que la tecnología china representa una amenaza para su seguridad nacional que está introduciendo sigilosamente software espías en los hogares y empresas de Norteamérica. China ha negado enérgicamente tales afirmaciones que ha calificado de una tonta provocación. También es significativo que firmas de telecomunicaciones estadounidenses como Apple, que fabrica productos en China, se hayan negado a apoyar las afirmaciones que emanan de Washington sobre los "chips espías" del gobierno chino.

Así pues, la detención de Meng Wanzhou, el ejecutivo de Huawei, que los medios de comunicación chinos han denunciado como una barbarie, solo encaja en un contexto de competencia comercial. La supuesta violación de las sanciones iraníes no ha sido más que un pretexto para su detención que es sin duda una violación del Derecho Internacional, pero la verdadera razón que subyace es que Estados Unidos utiliza la legalidad en función de sus intereses económicos como lo hizo al imponer sanciones a empresas rusas e iraníes por supuestamente enviar petróleo comercialmente a Siria.

Con respecto a Irán, el gobierno de Trump ha abandonado el derecho internacional al retirarse unilateralmente del acuerdo nuclear con Teherán y el Plan de Acción Global Conjunto, firmado en 2015 por la Unión Europea, Rusia y China, ratificado por las Naciones Unidas.

La misma mentalidad megalómana es aplicada por EE.UU. hacia Europa con respecto a su compra de gas natural ruso de larga data. Washington amenaza a las empresas y gobiernos europeos con sanciones por supuestamente “comerciar con un adversario”. Pero el motivo efectivo es acosar al gas ruso fuera de su mercado natural, para darle al consorcio estadounidense de Gas Natural Licuado una ventaja competitiva que desafía las leyes normales de la economía.

Evidentemente, la economía estadounidense ya no es viable como competidor global por sus propios méritos. Décadas de sub inversión crónica en el país y la creación de empresas en el exterior por parte del capital estadounidense han socavado a la economía nacional estadounidense. Trump está tratando de revertir esto a través de sus llamamientos nacionalistas y demagógicos a favor de "America First" y "Make America Great Again". Pero Trump se está esforzando por lograr esa inversión épica, no a través de una regeneración económica genuina sino usando y abusando de la cobertura legalista para ataques sin ley contra los intereses comerciales legítimos de las demás naciones.

Este flagrante ejercicio de bandolerismo por parte de Estados Unidos es una peligrosa Caja de Pandora. El arresto arbitrario de ejecutivos de empresas extranjeras y el uso intimidatorio de sanciones secundarias socavarán la confianza de los negocios globales con Washington. ¿Serán los próximos arrestados líderes de las empresas europeas por supuestamente hacer negocios con Rusia o Irán?

La anárquica protección de Washington de sus intereses nacionalistas parece estar convirtiendo el mundo en una jungla de desconfianza y resentimiento. La antigua aspiración de Estados Unidos de ser el sheriff del mundo ha tomado un giro macabro.

*Manuel E. Yepe, periodista cubano especializado en política internacional, profesor asociado del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa de La Habana, miembro del Secretariado del Movimiento Cubano por la Paz.

  • Especial para el diario POR ESTO! de Mérida, México.

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