Por Ivana Belén Ruiz Estramil - Asociación Euskadi-Cuba / Cubainformación.- Ríos de tinta hicieron correr las supuestas “armas sónicas” ultra sofisticadas, que al parecer atacaban al personal diplomático estadounidense en la embajada de La Habana, hace ya varios meses. Acostumbrados a grandes espectáculos informativos, la “noticia” acaparó titulares, análisis, y desde luego fue la excusa perfecta para retirar personal de Cuba, para con ello nuevamente acomodarse a las tácticas de Guerra Fría, claramente ubicando a Estados Unidos como la víctima de la historia.
Científicas y científicos de numerosos países buscaron evidencias, ¿Cómo eran posibles armas tan sofisticadas que atacaban selectivamente? Puesto que recordemos, solo estadounidenses acusaban afecciones, ¿Para qué ponerlas en marcha en el caso de tenerlas? ¿En qué beneficiaban a Cuba? Eran todas preguntas que poco le importaban a la “Inteligencia” (no confundir con cualidad intelectual, sino al mecanismo de recopilación de información para la Seguridad Nacional). Los medios ejercían su poder y poco lugar quedaba sin mancharse de ese “vómito informativo”.
Meses de enfriamiento, de distancia y nuevos bulos mediáticos, han dado la posibilidad de esclarecer lo ocurrido, dejando una vez más en evidencia las carencias de un país que “imagina” por encima de las posibilidades.
En lugar de un ataque sofisticado, resultaron ser “víctimas” de los “amoríos estacionales” de una “peligrosa” especie, los grillos. Aún no se han esclarecido los objetivos estratégicos de tan “maléficos especímenes” con claras intenciones de “cooptación ideológica”, pero por el momento solo se sabe que han fijado un alto al fuego unilateral de las hostilidades.
Nuevamente la administración estadounidense ha dejado a la ironía como único recurso posible para abordar las justificaciones internacionales a sus decisiones arbitrarias y manipuladoras. Instalados en el “disparate” como forma de hacer política, encontramos la respuesta al triunfo electoral del que ahora es su presidente.