La Estrategia de Defensa Nacional de Estados Unidos para 2018 (2018 US National Defense Strategy) sitúa a China en primer lugar entre las principales amenazas externas para Estados Unidos, incluso por encima de Rusia, Corea del Norte, Irán y “diversos grupos terroristas de alcance mundial”. El secretario de Estado, Mike Pompeo, califica a China de “la gran amenaza para Estados Unidos en el largo plazo” y la administración Trump, según el Washington Post, considera a China “el verdadero enemigo”,
¿Qué ha hecho China para merecer tantas “distinciones”? La respuesta, según Gowans, es que China ha desarrollado un modelo económico liderado por el Estado que limita las oportunidades de ganancia de los inversionistas estadounidenses y desafía su control de los sectores de alta tecnología, incluyendo la inteligencia artificial y la robótica, esenciales para la supremacía militar estadounidense.
Washington está inmerso en una guerra polifacética para evitar que Beijing avance con sus planes de convertirse en líder mundial en 10 amplias áreas de la tecnología, incluyendo la tecnología de la información, aeroespacial y los vehículos eléctricos". Washington pretende “coartar los planes de China de desarrollar tecnología avanzada” y “obligar a China a permitir que las empresas estadounidenses vendan sus productos y operen libremente” en China, en condiciones propicias para mantener la supremacía económica y militar de Estados Unidos.
Por su parte, “China busca alterar un sistema económico global en el que sólo le es permitido “producir camisetas mientras Estados Unidos se ocupa de las producciones alta tecnología”, según Yang Weimin, asesor económico principal del presidente chino Xi Jinping. Pero ahora Xi está "decidido a que China domine sus propios microchips, sistemas operativos y otras tecnologías básicas" para llegar a ser "tecnológicamente autosuficiente".
Pero la autosuficiencia en industrias como la aeroespacial, las telecomunicaciones, la robótica y la inteligencia artificial significa sacar a China, un gran mercado, del ámbito de las empresas estadounidenses de alta tecnología. Además, dado que la supremacía militar occidental siempre ha dependido de la superioridad tecnológica de Occidente, los esfuerzos chinos por desafiar el monopolio occidental de la alta tecnología se traducen directamente en un esfuerzo por desafiar la capacidad de Washington de utilizar al Pentágono como instrumento para obtener ventajas en la inversión y el comercio para los inversionistas estadounidenses.
Al modelo económico de China se le llama capitalista de estado o "socialista de mercado". Ambos términos referidos a los dos factores básicos del modelo chino: la presencia de mercados, para materiales, productos y mano de obra, y el papel del Estado, a cargo de la planificación industrial y la propiedad de las empresas.
El "pilar de la economía" son las más de 100.000 empresas estatales de China. El estado tiene una fuerte presencia en las alturas dominantes de la economía. "Sectores clave como la banca están dominados por empresas controladas por el Estado". Las empresas estatales "representan alrededor del 96% de la industria de telecomunicaciones de China, el 92% de la energía y el 74% de los automóviles". Beijing es el mayor accionista de las 150 mayores empresas del país. La planificación industrial está a cargo de la estatal Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma. La Comisión utiliza diversos medios para incubar la industria china en sectores clave y elabora planes para dar un trato preferencial a las empresas chinas en áreas estratégicas. Beijing cuenta con que las empresas estatales se conviertan en líderes mundiales en semiconductores, vehículos eléctricos, robótica y otros sectores de alta tecnología y los financia mediante subvenciones y financiación de los bancos estatales. La comisión de planificación también guía el desarrollo del acero, la energía fotovoltaica, los trenes de alta velocidad y otras industrias críticas.
Beijing ha cerrado sectores que considera estratégicos o vitales para la seguridad nacional a la propiedad extranjera. Estos incluyen "finanzas, defensa, energía, telecomunicaciones, ferrocarriles y puertos", así como el acero. Todas las empresas siderúrgicas son de propiedad estatal y todas están financiadas por bancos de propiedad estatal. En total, China ha restringido o cerrado a la inversión extranjera 63 sectores de su propia economía, como la investigación de células madre, satélites, exploración y explotación de numerosos minerales y medios de comunicación, así como institutos de investigación en humanidades y ciencias sociales.
*Manuel E. Yepe, periodista cubano especializado en política internacional, profesor asociado del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa de La Habana, miembro del Secretariado del Movimiento Cubano por la Paz.
- Especial para el diario POR ESTO! de Mérida, México.
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