Serguéi Nóvikov, jefe de corresponsalía del diario oficial del gobierno de Rusia «Rossíyskaya gazeta» (www.rg.ru) en Cuba, me envió las siguientes interrogantes acerca de las recientes palabras del vicecanciller ruso Serguéi Ryabkov en respuesta a una pregunta periodística sobre la posibilidad de desplegar «infraestructura militar» de ese país en Cuba.
Serguéi Nóvikov: ¿Qué piensa Usted acerca de ese tema? ¿Por qué el tema fue tomado por los pelos y tuvo tanta repercusión en los medios occidentales? Dados tantos intentos por parte de EE.UU. de desestabilizar la situación en Cuba, ¿podría la presencia militar de un país amigo en la Mayor de las Antillas ayudar a socavar estos planes de la Casa Blanca?
Iroel Sánchez: Fue tomado por los pelos porque Estados Unidos viene tratando de crear una nueva Guerra Fría frente a Rusia y China y qué hay mejor para eso que revivir un fantasma como el de la Crisis de Octubre de 1962, que ponga en segundo plano el proceso de acercamiento de la OTAN a las fronteras rusas desde el fin de la URSS y permita a Washington presentarse como víctima. La respuesta de Riabkov, que ni niega ni confirma una pregunta como esa, se deriva del hecho de que la actitud confrontacional y agresiva de Estados Unidos no merece que se le de ninguna garantía que no se corresponda con un cambio en esa actitud. No hay por qué dar tranquilidad a un adversario que se comporta del modo en que los estadounidenses lo hacen ahora mismo ¿Cómo debe contestar un político inteligente ante una pregunta como esa, dándole garantías a un adversario como Washington que no conoce la ética y que ha violado demasiadas veces la legalidad internacional?
Cuba, como estado soberano y pacífico que ha alentado la declaración de América Latina como Zona de Paz, tiene todo el derecho a la colaboración mutuamente ventajosa con quien estime pertinente en todas las esferas, más frente a un enemigo como Estados Unidos, que ha demostrado sólo respeta a quien es capaz de cobrarle bien caro sus agresiones, y desde inicios de los años ochenta del siglo pasado, cuando la dirección soviética de entonces comunicó a los dirigentes cubanos que en caso de agresión estadounidense no podíamos contar con su ayuda, hemos aprendido que sólo a nuestros esfuerzos deberemos nuestra capacidad de desalentar una agresión de un enemigo como ese, por eso adoptamos la doctrina defensiva de la Guerra de todo el pueblo.
Hemos atravesado en esas condiciones casi cuatro décadas, frente a administraciones estadounidenses tan agresivas como las de Reagan, Bush padre e hijo y la de Donald Trump, sin salir corriendo a dar explicaciones para quitarle preocupaciones al imperio y aquí estamos. Así que creo que tampoco se las daremos ahora. Dejando eso claro, el mejor modo de socavar los planes de desestabilización de Estados Unidos contra Cuba es ser consecuentes con los acuerdos suscritos entre La Habana y Moscú para el desarrollo económico y continuar ampliándolos para contribuir a que venzamos los enormes obstáculos que ellos, los norteamericanos, nos tratan de imponer.