Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación-Radio Miami.- Recientemente nos enteramos de que Los Estados Unidos elimina a Cuba de la lista de países que no cooperan plenamente contra el terrorismo. Aunque esto no significa sacarlo de la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, acusación que, según Cuba, ha contribuido a una grave crisis económica y escasez de productos básicos.
En virtud de la sección 1754 de John S. McCain Ley de Autorización para la Defensa Nacional del año 2019, sección 40 de la Ley para el Control de la Exportación de Armas y la sección 620A de la Ley de Asistencia Foránea de 1961, la autoridad para designar a un país como promotor del terrorismo, descansa en la Secretaría del Estado de Los Estados de Unidos de América.
En enero del año 2021, la Embajada Estadounidense en Cuba, envió un comunicado al Ministerio de Relaciones Exteriores cubanos informando la inclusión de Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo.
Dicha carta expresa:
“El Departamento de Estado ha designado a Cuba como un Estado que Patrocina el Terrorismo por la manera repetida que ha promovido actos de terrorismo internacional al garantizar amparo seguro a terroristas”. (Las mayúsculas se corresponden con la redacción del párrafo original traducido correctamente al español).
Otro acápite de la misma carta señalaba: “La Administración Trump se ha enfocado desde el principio en negar al régimen de Castro los recursos que utiliza para oprimir a su propio pueblo, y contrarrestar su maligna interferencia en Venezuela y el resto del Hemisferio Occidental”.
“Con esta acción una vez más responsabilizamos al gobierno de Cuba y enviamos un claro mensaje: El régimen de Castro tiene que terminar su apoyo al terrorismo internacional y la subversión de la justicia de Los Estados Unidos de América”.
No fue la primera vez que esto sucedía. La primera fue debido al acuerdo del gobierno de Cuba con el gobierno español de aceptar en su territorio a miembros de la organización vasca ETA, luego que dicho gobierno estableciera conversaciones de paz con la dirección de dicho movimiento político. El paso fue dado para reducir tensiones internas dentro de España y el gobierno español agradeció el gesto.
La segunda fue motivada por el acuerdo de Cuba con el gobierno de Colombia de recibir a miembros del ELN (Ejército de Liberación Nacional) para ayudar en las negociaciones de paz de ese país suramericano en la solución de este antiguo conflicto bélico.
No hay un caso en que Cuba haya realizado actos de terrorismo y menos aún contra Los Estados Unidos. En cambio, durante decenas de años permanecieron en territorio estadounidense terroristas confesos de horribles crímenes, de origen cubano, que habían laborado de diversos modos con la Agencia Central de Inteligencia de ese país, amparados por las autoridades incluyendo al sistema judicial.
Colocar a Cuba o cualquier país en una lista semejante es enormemente perjudicial para la gobernanza de cualquiera de los estados afectados, por cuanto limita casi en su totalidad las transacciones financieras y bancarias con entidades de ese tipo. Como consecuencia se afectan las actividades comerciales y el acceso a tecnologías necesarias para resolver asuntos tan elementales como la salud pública entre otros.
Desde el año 2021 ha perdurado esta situación, al tiempo que Cuba se enfrasca en una serie de reformas profundas de su sistema socialista, entre ellos el reconocimiento del mercado basado en la oferta y la demanda, con ligeras acciones administrativas con miras a buscar la mejor equidad social e impulsa la actividad privada y liberaliza las gestiones para la inversión foránea.
Las protestas del estado cubano en los foros internacionales por esta sanción han sido infructuosas. De nada han servido las voces de diversos países pidiendo que sea sacada de lista.
Recientemente Cuba no apareció en la publicación periódica de los países que Washington caprichosamente, basándose en apreciaciones de regulaciones particulares, designa como terroristas. En cambio, aclararon que Cuba, aunque continúa siendo promotora del terrorismo, “no coopera plenamente con el terrorismo”. No sabemos si esto significa que el estado “es medio terrorista” pero no terrorista completo, o sea, ¿significa acaso que no es terrorista a tiempo completo? No coopera plenamente con el terrorismo, pero ¿promueve el terrorismo?
Realmente es un galimatías que no se corresponde con la supuesta seriedad del país más poderoso del mundo, aunque ya esto último comienza a ser disputado por países como China.
No obstante, al final de esta jornada de manipulados juegos de palabras típico de un sistema judicial que ha hecho de ese entretenimiento un hábito, donde un asesino puede resultar inocente gracias a esa distorsionada virtud, quien queda igual es Cuba quien tiene que luchar contra todas las sanciones impuestas a los largo de 63 años, más las 243 impuestas por Trump, y entre ella una de la más perjudicial, la de ser sin serlo un estado terrorista, mote que Washington debió auto aplicarse cuando lanzaron las bombas atómicas a la población civil de Nagasaki y Hiroshima.
Desgraciadamente muchas de las grandiosidades logradas por el trabajo creativo y físico del pueblo estadounidense, quedan cada vez más opacadas por las enormes ambigüedades de un sistema que el tiempo ha ido erosionando y no ha sido capaz de reformarse a sí mismo.
*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.
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