Programa de alfabetización Yo sí puedo en Sevilla - Cubainformación.- Unos doscientos cincuenta sevillanos ya han dejado de ser analfabetos gracias al programa cubano "Yo, sí puedo".

Sevilla es un poco menos desigual desde ayer, tras la graduación de 200 personas de diferentes edades que, gracias al programa cubano Yo, Sí Puedo, han aprendido a leer y a escribir. El Centro Deportivo de Pino Montano acogió esta emotiva ceremonia, donde facilitadores y alfabetizados  recibieron sus correspondientes diplomas en una jornada vibrante, llena de felicitaciones y donde no faltaron las lágrimas de alegría por el objetivo cumplido.

El acto estuvo presidido por el Embajador de la República de Cuba, Alejandro González, quien confesó encontrarse “muy contento”, al comprobar el éxito de este proyecto en la capital hispalense. “He dejado todas mis tareas para estar hoy aquí con ustedes en este día tan especial”, señaló el diplomático caribeño, para seguidamente destacar “lo solidario que el pueblo de España, y muy particularmente de Sevilla, siempre ha sido con Cuba”. Por eso, aseguró sentirse muy satisfecho de que un método educativo concebido en su país “ayude a combatir el flagelo del analfabetismo en esta ciudad”.

Tras la intervención del embajador tomó la palabra el Primer Teniente de Alcalde (IU), Antonio Rodrigo Torrijos, quien lamentó que en pleno siglo XXI una localidad como Sevilla, ubicada en el llamado Primer Mundo, cuente con una población de 35.000 analfabetos, entre absolutos y funcionales. Según indicó, hasta ahora las autoridades locales no se habían interesado por resolver un problema que condena a estas personas a la exclusión social y a la marginalidad. Una situación –dijo-- que ha cambiado desde la llegada de IU al Ayuntamiento, pues “nos hemos empeñado en sacar de debajo de la alfombras todas las desigualdades, miserias y servidumbres que existen en esta ciudad”, apuntó. Torrijos enmarcó esta iniciativa dentro de las apuestas y medidas de carácter social impulsadas por IU desde las delegaciones que ostenta en virtud de su pacto de gobierno con el PSOE.

Por su parte, el Delegado de Economía y Empleo y Vicepresidente Primero de la Fundación DeSevilla –el ente encargado de desarrollar el programa--, Carlos Vázquez, incidió también en esta idea y garantizó su vocación de continuidad porque “una sociedad democrática no puede permitirse el lujo de tener a tantos miles de iletrados”, sostuvo.

Vázquez aprovechó su intervención también para pedir disculpas a los trabajadores del Yo, Sí Puedo por las acusaciones difamatorias del PP, que hace unas semanas arremetió contra el programa, cuestionando el modo por el que fueron contratados y criticando el viaje realizado en verano a la isla con el fin de contextualizar el método a la realidad sevillana. “Mil veces perdón y todo nuestro eterno agradecimiento a esa gente que dedicó un mes de sus vacaciones para conseguir hacer realidad lo que hoy estamos celebrando“, manifestó el Vicepresidente de la Fundación DeSevilla. Y agregó que “no vamos a cejar en esta batalla mientras quede un analfabeto en la ciudad y sigamos contando con el apoyo inquebrantable de Cuba”.  

La nota de color corrió a cargo de la compañía de teatro infantil cubana, La Colmenita, que amenizó el acto con sus actuaciones musicales.

La de ayer fue la segunda ceremonia de graduación que se lleva a cabo desde que echara a andar el Yo, Sí Puedo en la capital andaluza. Estos 200 participantes se suman a los 50 que ya recogieron el pasado mes de junio su diploma de alfabetizado y que formaban parte de la etapa de pilotaje, previa a la generalización del plan entre la población sevillana.

Por el escenario del Centro Deportivo de Pino Montano fueron desfilando los beneficiarios, que no dudaron en relatar sus testimonios y mostrar los conocimientos adquiridos leyendo cartas de agradecimiento redactadas por ellos mismos. Mención especial merece el caso de Natividad López, una mujer de 90 años, que dio una lección a los más de 350 asistentes con su ejemplo de superación. Un esfuerzo que la organización premió con un ramo de flores, que entregó la Concejala de Participación Ciudadana, Josefa Medrano.

Este programa busca erradicar el analfabetismo a través de un método accesible que vincula, mediante 65 teleclases y con la ayuda de facilitadores, los números con las letras, partiendo de una relación entre “lo conocido” y “lo desconocido” para la persona iletrada que, en un periodo de dos meses, termina siendo capaz de expresar sus ideas de forma coherente y por escrito con una caligrafía legible. Del mismo modo, el sistema favorece la implicación y la participación de la comunidad en los barrios en los que se pone en marcha y la mejora de las condiciones de vida de sus vecinos.
El Yo, Sí Puedo se creó en 2003 en Cuba a instancias de Fidel Castro con el objetivo de implementar un programa que lograra una alfabetización rápida, masiva y a bajos costes que permitiera, en un primer momento, a los países del Tercer Mundo, poner fin a la lacra del analfabetismo. Venezuela fue el primer país en implantarlo y, en sólo dos años de aplicación, consiguió en 2005 la declaración de Territorio Libre de Analfabetismo, meta que repetirían pocos años después Bolivia (2008), Nicaragua y Ecuador (ambos 2009).

Actualmente, el Yo, Sí Puedo se aplica en 30 países de todo el mundo, con distintas versiones que se adaptan a cada contexto, y con un éxito y eficacia en la alfabetización que le ha valido el reconocimiento en reiteradas ocasiones, incluyendo el premio Rey Sejong concedido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

En Sevilla hay a día de hoy varios puntos alfabetizadores repartidos entre un total de 30 barrios y todos ellos funcionan con el asesoramiento del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC). En enero arrancará una nueva edición de este programa con el fin de continuar avanzando en esta lucha que el Ayuntamiento, a través de la Fundación DeSevilla, se ha propuesto emprender en pro de la igualdad y contra la injusticia que sufren aquellas personas que no han podido acceder al derecho fundamental de la educación.