William Castillo Bollé: “Es altísimo el costo humano que tienen que pagar los pueblos por el desafío de ser independientes”
Randy Alonso Falcón, Claudia Fonseca Sosa, Verónica Alemán Cruz
Mesa Redonda / Cubadebate
Durante más de una década, Venezuela se ha enfrentado a una política agresiva de medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos. Sobre cómo ha sido el enfrentamiento a ese bloqueo y sobre cómo de la resistencia se ha pasado a la ofensiva como estrategia para reanimar la economía, habló en la Mesa Redonda William Castillo Bollé, viceministro de Políticas Antibloqueo de Venezuela.
Castillo Bollé, quien anteriormente fue presidente de la cadena Venezolana de Televisión (VTV) y también viceministro de Información del Gobierno de Nicolás Maduro, sostuvo que “es altísimo el costo humano que tienen que pagar los pueblos por el desafío de ser independientes”.
Al comenzar su intervención en el programa televisivo, el viceministro venezolano comentó que “Estados Unidos nunca se ha llevado bien con la Revolución Bolivariana” y agregó que, de hecho, estuvo detrás del golpe de Estado a Hugo Chávez, del paro-sabotaje petrolero y de varios intentos de magnicidio.
“Pero tras el fallecimiento de Chávez, los sectores reaccionarios de Estados Unidos, el ‘Estado profundo’, vieron una oportunidad —bajo la lectura que ellos hacen de Venezuela— para derrocar a la Revolución Bolivariana”. De acuerdo con Castillo Bollé, “no se trataba de Hugo Chávez o de Nicolás Maduro, como no se trató nunca de Fidel Castro, sino que se trataba de acabar con una revolución, de acabar con un proceso histórico y político”.
Los sectores reaccionarios estadounidenses lanzaron “una ofensiva económica, política, diplomática, simbólica…, lo que nosotros llamamos ‘una guerra multiforme’, para, primero, destruir la economía venezolana y, así, crear las condiciones materiales que les permitieran a ellos imponer condiciones subjetivas para un cambio de régimen en Venezuela. Así lo escribieron y así lo han dicho”, comentó.
Castillo Bollé expuso que fue en ese contexto que comenzaron las medidas coercitivas unilaterales. “¿En qué consistió? En ir asfixiando la economía venezolana. Primero se prohibió comerciar petróleo, que es la base fundamental, el sostén, de la economía venezolana. El petróleo todavía hoy produce el 80% de las divisas del país”.
Agregó que, en 2017, ya con Donald Trump en la Casa Blanca, se bloqueó la negociación de la deuda venezolana y se impidió el comercio exterior asociado al sector público.
“Es decir, si un privado en Venezuela quiere importar un carro, bueno lo puede hacer, ahí no hay bloqueo; pero si el Estado quiere importar un equipo para un hospital no puede hacerlo. Si (el Estado) quiere importar un repuesto para el sistema eléctrico, no puede hacerlo; si quiere importar incluso químicos para la potabilización del agua, no puede hacerlo. Tampoco puede importar directamente alimentos ni medicinas, porque las empresas que lo hagan son perseguidas por Estados Unidos. Ese fenómeno se fue expandiendo y creciendo, y ya ha cumplido diez años. Es lo que nosotros llamamos ‘el bloqueo a Venezuela’”, dijo.
El viceministro afirmó que no le gusta referirse a la política agresiva de Estados Unidos contra Venezuela como “sanciones”, sino como “medidas coercitivas”. “No le llamamos sanciones porque ese es el discurso del opresor, del sancionador. La sanción presupone que tú cometiste un error y eres castigado, recibes una sanción. Y el único pecado que ha cometido Venezuela es tratar de ser un país soberano”.
Al recordar el inicio de esta política contra su país, Castillo Bollé se refirió a la imposición del llamado “Decreto Obama”, el cual definía a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad del país norteamericano y con ello habilitaba al presidente de EE.UU. a tomar cualquier medida contra esa “amenaza”. “Así somos definidos los venezolanos en la legislación de Estados Unidos”, subrayó.
Explicó que Estados Unidos comenzó a tomar medidas para “ir asfixiando, ir ahorcando la economía y privar a los venezolanos, primero al Estado y luego a la población, de medios materiales de vida”.
“Se desató una inflación horrible. Muchas empresas se fueron del país, muchas empresas transnacionales, farmacéuticas, empresas aéreas. Cerraron vuelos en Venezuela, cerraron operaciones, hubo fuga de capitales. Al Estado empiezan a agotársele las existencias de recursos, se cae el presupuesto público y la inflación destruye el valor de la moneda en pocos años. Los venezolanos van perdiendo sus ahorros, su patrimonio y se va generando, efectivamente, una crisis”, describió.
Señaló que “la causa del 95%, para no exagerar, de esa situación fueron las medidas coercitivas unilaterales”.
El viceministro explicó que en el Observatorio sobre los temas del bloqueo al país —que funciona bajo su cartera— se tiene la obligación por ley de registrar cada medida, cada agresión contra Venezuela. “Te puedo decir que hasta el sábado pasado teníamos 1 028 medidas contabilizadas”, detalló.
No obstante, dijo, “Donald Trump se inauguró en su segundo mandato con una medida perversa, al declarar a todos los migrantes venezolanos como delincuentes y que, por tanto, los va a expulsar de Estados Unidos sin juicio, sin derecho a la defensa, sin debido proceso”.
Agregó que “300 venezolanos ya fueron enviados a El Salvador, en una operación criminal entre el presidente Trump y el presidente Bukele. En El Salvador fueron metidos en una cárcel junto a terroristas, por el hecho de tener un tatuaje”.
Apuntó que, del primer grupo de 500 venezolanos deportados desde la vuelta de Trump a la Casa Blanca, más del 90% no tenían antecedentes penales, ni habían cometido delito alguno en Estados Unidos o en Venezuela.
“Ahora Trump no quiere aparecer deportando migrantes sino expulsando delincuentes”, subrayó, al agregar que “invocó una ley de 1798 que le habilita para detener, expulsar o hacerle cualquier cosa a quien él considere un enemigo extranjero. Es decir, es una medida que va contra los casi 900 000 venezolanos que viven en los Estados Unidos, de los cuales solo 300 000 tienen algún tipo de residencia legal. Es decir, 600 000 venezolanos pueden ser sujetos a esta medida si esta política se continúa”.
Opinó que esta política de Trump “es una expresión de cómo va este mundo, donde es natural matar a niños y bombardear hospitales y enfermos y mujeres en casa. Es el tipo de medidas de este mundo donde se ha borrado el derecho internacional, donde no hay humanidad, donde no hay derecho humanitario”
“Ahora un ciudadano venezolano, porque un vecino tenga un problema con él, llama a migración y lo van a buscar y no le preguntan nada, lo meten en un avión y lo manda para El Salvador”, ilustró.
Castillo Bollé comentó que Venezuela nunca se ha negado a la negociación política con Estados Unidos. “Nunca nos hemos negado, al contrario, creemos que el diálogo es el instrumento civilizado de la política internacional; no las medidas coercitivas unilaterales”.
Impacto en la economía y la sociedad
Al abordar el impacto de las medidas coercitivas de Estados Unidos en la sociedad y la economía nacional durante esta última década, el viceministro de Políticas Antibloqueo de Venezuela comentó que su país se ha ido recuperando de esta agresión económica. “Pero durante los primeros siete años PDVSA perdió 232 mil millones de dólares de ingresos externos; pasamos de producir 2.3 -2.5 millones de barriles diarios a producir 190 000 barriles en junio del 2020”.
“Hoy estamos por un millón de barriles diarios. Nos estamos recuperando —como dice el presidente Nicolás Maduro, ‘con músculo propio’—; pero imagínate todavía lo que nos falta para llegar a la producción que teníamos hace diez años, de casi tres millones de barriles. Ha sido una caída dramática para una economía como la venezolana, que depende mucho del petróleo”.
El viceministro subrayó que el gobierno de Estados Unidos “es muy agudo, porque siempre atacan la parte más débil de las economías, donde más duele. ¿Qué le puede doler más a una economía petrolera que el hecho de que le ataquen su comercio exterior y sus finanzas públicas? Nos atacaron PDVSA”.
Refirió que la caída del producto interno bruto entre 2015 y 2022 fue muy grande, por el monto de productos que no se hicieron, de los salarios que no se pagaron, y los beneficios que no se dieron. “El impacto económico de la caía del PIB fue de una cifra bárbara que no tiene comparación en un periodo tan corto para un país tan pequeño como Venezuela, de solo 30 millones de habitantes. Evidentemente, las capas más humildes de la sociedad se vieron muy afectadas; aunque el discurso estadounidense era que la agresión era contra el Gobierno de Venezuela y no contra el pueblo”.
“Mientras se enarbolaba un discurso de que ‘son sanciones individuales contra una camarilla de corruptos’, en la práctica lo que sucedía era que no había medicinas en los hospitales, ni vacunas, ni agua, ni electricidad y, por lo tanto, un grupo importante de venezolanos dijo ‘bueno voy a buscar una mejor vida a otra parte’, lo cual es absolutamente comprensible, es un derecho internacional”, subrayó Castillo Bollé.
“Ese ataque multiforme afectó efectivamente la economía y también se redujeron los programas sociales y los servicios públicos se deterioraron terriblemente, a pesar del gran esfuerzo que hizo el Gobierno venezolano para sostener la alimentación y la salud como derechos fundamentales y esenciales”, agregó.
Como consecuencia de las medidas coercitivas de Estados Unidos contra Venezuela, crecieron dramáticamente los índices de desnutrición y también las afectaciones a servicios de salud como las cirugías menores o de urgencias para cualquier ciudadano. “Entre 2015 y 2020 se dejaron de hacer 300 000 operaciones, cirugías que debieron hacerse en funcionamiento normal, eso es lo que se llaman los técnicos la deuda quirúrgica. Muchas personas murieron, por ejemplo, porque el Estado no pudo comprar marcapasos”.
“Las medidas fueron incluso más perversas en la etapa de la pandemia al impedirnos adquirir vacunas, mascarillas, y presionar a las empresas indias para que nos dejaran de vender medicamentos. Los cargamentos teníamos que traerlos a través de vías impensables, como cuentos de ficción, pasándolos en barcos distintos alrededor del mundo. Si no hubiera sido gracias a Cuba, a Rusia, a China, a Irán, a los países soberanos que no creen en la política criminal de sanciones porque ellos mismos, además, la sufren y la padecen, hubiera habido una crisis humanitaria en Venezuela. No obstante, fuimos junto a Cuba y junto a Nicaragua los tres países de América Latina que mejor lucharon contra la covid-19; gracias a ese modelo de solidaridad que nos caracteriza frente a medidas ilegales”, dijo.
El viceministro explicó que 69 buques relacionados con Venezuela han sido sancionados por Estados Unidos, de los cuales 39 son del país y 30 extranjeros. “Venezuela demandó en el año 2020 ante la Organización Mundial de Comercio estas decisiones de Washington, por violar los principios del libre comercio. Pero Estados Unidos vetó esta demanda y no permitió que se abriera el caso ante los tribunales de la OMC. Ellos deciden qué es comercio libre y quienes deben comerciar o no deben comerciar. También están las sanciones individuales, un listado negro de personas que no pueden entrar a Estados Unidos, entre ellos yo”.
Recalcó que “la política de agresión de Estados Unidos contra Venezuela es un ataque completo, multiforme, integral, donde van buscando las debilidades del Estado. El mismo guion que han aplicado a Cuba”.
En su estrategia, dijo, lo que hacen es “instrumentalizar a la población civil que está siendo agredida para que se convierta en un arma contra su propio país”.
Sostuvo que “el costo humano que tienen que pagar los pueblos por el desafío de ser independientes es altísimo”. Recordó que 52 niños murieron cuando Estados Unidos le dio CITGO a la oposición y ellos lo primero que hicieron fue cortar el dinero de operaciones gratuitas que pagaba PDVSA. “Esto también está denunciado ante la Corte Penal Internacional”.
Dijo que las historias son muchas y todas muy tristes, como la hija o el hijo menor o el recién graduado que se va del país para ayudar a la familia y en ocasiones se convierte en víctima de redes de prostitución, de trata de personas o redes de coyotes.
Refirió que opositores como Leopoldo López, María Corina Machado y Juan Guaidó ahora guardan silencio ante la orden de Trump respecto a los migrantes venezolanos, cuando ellos mismos los indujeron a la migración. “Es una historia de perversidad política y de irresponsabilidad de una dirigencia que es incapaz de derrotar a la revolución por métodos democráticos”.
Signos de recuperación económica
El viceministro explicó que la economía venezolana ha mostrado signos de recuperación tras enfrentar una pérdida significativa, valorada en 600 000 millones de dólares. “Este proceso de recuperación se atribuye a diversas estrategias implementadas desde 2018, incluyendo medidas cambiarias y tributarias, la liberación controlada de sectores económicos, y el fortalecimiento de alianzas internacionales”.
Durante la pandemia, dijo, “se impulsó la creatividad y la autosuficiencia en la sociedad, estimulando actividades como el teletrabajo, la producción doméstica y el sector de entregas (delivery)”.
Además, el sector alimentario se destacó como clave en este proceso, fomentando la producción local y superando los niveles pese al bloqueo. El compromiso de empresarios venezolanos para reinvertir en el país y un enfoque estatal similar al modelo chino han sido fundamentales.
De acuerdo con el viceministro, “desde 2022, la economía ha experimentado un crecimiento sostenido, apoyado por un consenso nacional sobre la importancia de contribuir al desarrollo económico bajo la conducción del Estado”.
“La recuperación económica de Venezuela ha sido impulsada, principalmente, por la producción agrícola, el rescate de sectores industriales y el diálogo productivo liderado por el Consejo Nacional de Economía, bajo la dirección de la vicepresidenta de la República. A pesar de las diferencias con empresarios, se han tomado decisiones que priorizan la estabilidad económica y la salud del país, evitando conflictos políticos que puedan perjudicar a la nación”.
Destacó el apoyo sostenido de Cuba en el ámbito de la salud y subrayó la contribución de los trabajadores petroleros venezolanos como aspectos fundamentales en la recuperación.
“Venezuela ha diversificado su economía, reduciendo su dependencia del petróleo y explorando sectores como el minero, mediante alianzas estratégicas entre el Estado y privados nacionales e internacionales. Con un crecimiento del 8.5% el año pasado y perspectivas positivas para este año, el país busca consolidarse como la economía más dinámica de América Latina, sosteniendo el empleo y creando oportunidades para el retorno de migrantes. Aunque el camino hacia la recuperación aún es largo, Venezuela ha logrado avances significativos desde 2017”, dijo.
Castillo Bollé afirmó que Venezuela no se ha dolarizado ni tiene planes de hacerlo. “Ante la crisis de 2018-2019, se permitió el uso de divisas en transacciones comerciales para aliviar la presión social sobre el bolívar (moneda local), afectado por la hiperinflación. Se modificó la ley de ilícitos cambiarios, facilitando a los comercios fijar precios en bolívares, dólares o ambos. Además, se impuso un impuesto especial del 3% a grandes empresas que manejan dólares, destinando esos recursos a alimentos y medicinas. En 2020, se lanzó el bolívar digital, y actualmente más del 62% de las transacciones se realizan en bolívares, principalmente de forma electrónica, representando casi el 80% del total. Aunque un sector reducido sigue utilizando divisas, el objetivo principal del país es recuperar el valor del bolívar y fortalecer su uso en la economía”.
Desafíos políticos
La nación enfrentó desafíos políticos significativos durante las elecciones presidenciales, incluyendo intentos de desestabilización y desconocimiento de los resultados por parte de Estados Unidos. Según Castillo Bollé, la violencia política, que se intensificó tras el fallecimiento de Hugo Chávez, alcanzó su punto más crítico en 2017 con las llamadas guarimbas. Estas manifestaciones violentas fueron combatidas mediante la unión cívico-militar-policial, destacando la participación de las fuerzas armadas como parte del pueblo venezolano. Dicha cohesión permitió derrotar los intentos de sabotaje, que incluyeron el uso de mercenarios de más de 20 países, y proteger la soberanía del país durante la reelección de Nicolás Maduro.
El viceministro de Políticas Antibloqueo de Venezuela destacó que Nicolás Maduro, designado por Hugo Chávez como su sucesor, ha demostrado lealtad y capacidad para liderar la Revolución Bolivariana, enfrentando desafíos como el bloqueo y promoviendo la paz.“Maduro no ha tenido ni un segundo de paz”.
En el ámbito comunicacional, Maduro ha implementado la estrategia “Calles-Redes-Medios-Paredes y Radio Bemba”, que combina redes sociales, medios de comunicación y contacto directo con el pueblo para contrarrestar agresiones externas. Esta estrategia, junto con la cultura nacional, se considera esencial para la resistencia y consolidación del proyecto bolivariano. Según Castillo Bollé, “Chávez no se equivocó al confiar en Maduro como conductor de la revolución”.
Reafirmó que el socialismo es la única alternativa viable frente a sistemas de explotación y saqueo global, destacando su carácter humanista y solidario. Inspirado en los ideales de Chávez y Fidel Castro, el modelo socialista venezolano busca corregir sus fallas mediante la transferencia de más poder al pueblo y la promoción de una crítica constructiva.
Castillo Bollé subrayó que este camino es esencial para la resistencia y el desarrollo de la Revolución Bolivariana, consolidando el poder comunal como un pilar fundamental en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.