Con experiencias diversas en el contexto regional y cubano, las participantes en el conversatorio hablaron de articular estrategias que confronten el avance de diferentes formas de neofacismo

Dixie Edith - Red Semlac / Foto: Cortesía de Galfisa.- En un contexto de ofensiva neofascista y aceleración tecnológica, el futuro del feminismo depende de su capacidad para articular tradiciones emancipatorias con lenguajes juveniles, sin perder la raíz anticapitalista, coincidieron mujeres de varios países reunidas en el Instituto de Filosofía de La Habana, el 18 de marzo.


Para Gabriela Rivadeneira, feminista ecuatoriana, «hay que volver a un proyecto del ser humano sobre el capital”, aseveró mientras narraba algunas de sus experiencias como mujer y luchadora política, en Ecuador primero y actualmente en México, donde reside.

Rivadeneira, junto a Alina Duarte, periodista y analista política mexicana, fueron invitadas por el Grupo América Latina, Filosofía Social y Axiología (Galfisa) del Instituto de Filosofía, el Espacio Feminista Berta Cáceres y la Cátedra Franz Hinkelammert, a compartir el debate “Feminismo y soberanía en América Latina: construyendo una agenda emancipadora”.

Delegadas ambas a la IV edición del Coloquio Internacional “Patria”, realizado del 17 al 19 de marzo en La Habana, comparten la certeza de que la lucha feminista contemporánea no solo debe transformar estructuras sociales, sino también incorporar un proceso profundo de redefinición colectiva al interior del propio activismo.

Un eje central del análisis fue la necesidad de reivindicar las múltiples identidades que conforman a las mujeres: territoriales, corporales, sexuales, culturales y lingüísticas.

Duarte, también responsable de la secretaría de formación internacional del Instituto de Formación Política del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), de México, llamó a reivindicar primero las luchas colectivas y luego asumirlas también desde el feminismo.

“Es un paso súper complejo. La derecha también usa consignas como ‘es tiempo de mujeres’, pero vacías de contenido de clase. Debemos hablar de ‘mujeres trabajadoras’, de ‘mujeres de izquierda’ y no solo de mujeres en cuanto a nuestra identidad”, insistió.

Para la filósofa cubana Yohanka León del Río, integrante de Galfisa, el neoliberalismo busca “desaparecer identidades colectivas”, reduciendo el feminismo a una lucha individual. “El feminismo revolucionario debe desmontar sistemas de dominación, no solo empoderar mujeres”, remarcó León del Río.

Desde Brasil, Nivia Regina Da Silva, activista del Movimiento Sin Tierra (MST), subrayó la urgencia de anclar el feminismo en las luchas cotidianas.

“En el MST, lo integramos desde la soberanía alimentaria. No se trata de imponer la palabra, sino de mostrar cómo el patriarcado organiza el campo. La estrategia es concreta: hablamos de tierra y agua, y luego mostramos cómo el patriarcado afecta esos derechos. Así construimos conciencia sin dogmatismos», ilustró.

Nivia Regina Da Silva, activista del Movimiento Sin Tierra (MST), subrayó la urgencia de anclar el feminismo en las luchas cotidianas. Foto: SEMlac Cuba

La amenaza de los neofascismos

Con experiencias diversas en el contexto regional, las participantes del conversatorio destacaron como desafío y prioridad la necesidad de articular estrategias que confronten el avance de diferentes formas de neofascismo y redefinan la formación política en un mundo dominado por tecnologías aceleradas.

“El feminismo liberal ha ganado terreno entre las jóvenes: se ponen el pañuelo verde o morado, marchan el 8M, se sacan la foto y listo”, apuntó Rivadeneira, expresidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador.

Una preocupación compartida fue la instrumentalización de los discursos de odio y políticas regresivas en gobiernos como el de Donald Trump en Estados Unidos o Javier Milei en Argentina, cuyas tomas de posesión —dominadas por figuras masculinas— simbolizan la reafirmación del patriarcado.

En opinión de León del Río, “la motosierra de Trump y Milei va contra todo: mujeres, diversidades, naturaleza”. La investigadora cubana señaló que estos movimientos operan con una doble táctica: represión violenta y naturalización de la violencia simbólica.

Brecha generacional y activismo digital

A juicio de Duarte, la velocidad de los cambios tecnológicos, utilizados como herramientas de control y manipulación mediática, obliga a los movimientos feministas a no «correr atrás de lo nuevo», sino a construir imaginarios alternativos que disputen el ámbito simbólico.

Para Rivadeneira, el diálogo intergeneracional es un “campo minado” y resaltó la necesidad de estrategias educativas que conecten a las poblaciones jóvenes con la historia y los objetivos del feminismo.

Rivadeneira y Duarte comparten la certeza de que la lucha feminista contemporánea no solo debe transformar estructuras sociales, sino también incorporar un proceso profundo de autocomprensión y redefinición colectiva al interior del activismo. Foto: SEMlac Cuba

La era digital ha transformado la forma en que las juventudes se involucran en movimientos sociales, coincidieron las participantes. Las redes sociales digitales son plataformas para la organización y la difusión de ideas, pero también pueden llevar a un activismo superficial.

Sin embargo, tanto Duarte como Wendy Rodríguez Menéndez, comunicadora y también integrante de Galfisa, defendieron la posibilidad de una estrategia que parta de alianzas con las generaciones más jóvenes y apueste por las tecnologías.

“Es cierto que las redes sociales digitales son un arma de doble filo”, reflexionó Rodríguez Menéndez. «Muchas chicas aprenden feminismo en TikTok, pero también hay desinformación de otro tipo. No basta con ser influencers; hay que pisar el barrio, abrir más espacios de formación y debate, donde podamos aprender y comprender”, dijo.

«Los jóvenes inventan formatos que a nosotros ni se nos ocurrirían. Si resumimos un discurso de dos horas en cinco imágenes, el mensaje llega mejor y a públicos más grandes», precisó Duarte.

Por su parte, Liliana Díaz Campa, presidenta de la asamblea municipal del Poder Popular en el municipio habanero Plaza de la Revolución, habló de la utilidad de una escucha activa a las necesidades de las personas más jóvenes.

“En los talleres que hemos organizado en el municipio, por ejemplo, usan el arte para cuestionar canciones machistas. Al analizar las letras, entienden el patriarcado», narró.

La educación juega un papel crucial en formar una conciencia crítica. Iniciativas que integren estudios sobre género y feminismo en los currículos escolares y en debates comunitarios pueden ayudar a cultivar un entendimiento más profundo, agregó Rodríguez Menéndez.

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