Sara García / Cubainformación.- Me he sentido profundamente avergonzada hoy al ver el documental sobre la prostitución infantil en Cuba. Pero mi indignación no proviene de la asimilación de todo lo que este documental pretende mostrar de la supuesta realidad cubana.

La razón de mi estupefacción es haber contemplado, asombrada, la absoluta falta de escrúpulos profesionales,la evidente y sucia manipulación visible tanto en los recortes de imágenes y diálogos como en las frases contundentes y sin ningún fundamento. He podido escuchar cosas como -Cuba es el país donde más periodistas están en la cárcel- o -casi la totalidad de las mujeres cubanas pueden prostituirse- y -barrios enteros son burdeles encubiertos-. Me parece aberrante que unos periodistas inicien su investigación desde la casposa predisposición de tirar de su bolsillo para pagar cualquier tipo de frase hecha, más o menos preparada, de un informante dispuesto a venderse, algo que sesga de antemano la veracidad de cualquier información.


Peor aún que una cadena nacional pueda darcabida a un documental cuyas conclusiones parten de esta inicial manipulación y abuso. En España, esta grabación realizada a menores sin su consentimiento? se muestren o no sus caras- sería objeto cuestionamiento, puede queincluso de delito, porque existe una ley de protección de datos muy contundente al respecto. ¿Son las adolescentes cubanas menos merecedoras del respeto de los supuestos periodistas españoles que hanutilizado sus palabras e imágenes sin preguntar, o cuanto menos, sin explicar el objetivo de sus grabaciones? Resulta obvio para cualquiera que las frases de este reportaje estáncortadas y las imágenes montadas: no dan lugar a ningún tipo deconclusión que pueda llevar a un hilo conductor sólido de gran partede la historia que este documental pretende comprar (porque, insisto,todo se hace con dinero por delante) desde sus planteamientos y prejuicios iniciales.

Las mismas imágenes se repiten una y otra vez mostrando una fiesta de niñas en una piscina, mezcladas con las de varios grupos de cuatro adolescentes hablando de sexo y diciendo todo lo que quiera oir el que les ha pagado ya una gran cantidad de dinero para que charlen. Las frases de los profesores son cortadas de tal forma que pueden estar hablando de tráfico con menores como de tráfico de langosta o carne, ode la propia situación de la escuela, incluso haciendo una crítica sobre la cuestión en la que ellos mismos aparecen como implicados finalmente. Para inculpar a alguien en un delito tan grave se necesitan mucho más que dos frases deslabazadas, y sacadas delcontexto de una supuesta conversación. La policía comprueba algo que puede parecer un carnet de uno de losc hanchulleros implicados en el negocio=documental?.y la narración ylas voces en off indican que lo que se acaba de entregar al policía son en realidad 100 pesos.

En ningún momento se ve la boca de las personas supuestamente implicadas, ni las imágenes muestran claramente nada. Una simple parada de cámara permitiría ver claramente lasituación y asociar voz, momento y argumento para demostrar másclaramente estos hechos delictivos? El realizador elige, sin embargo,repetir una y otra vez muy rápido las mismas imágenes borrosas. Lanarración prosigue adornando los comentarios del periodista/narradorcon imágenes absurdas al lado izquierdo de la pantalla de niñaschupándose el dedo en actitudes sensuales y que no tienen nada que vercon el reportaje. De hecho, una gran parte de las imágenes de este reportaje no estánrelacionadas con sus objetivos: reproducen escenas cotidianas de LaHabana que pueden aparecer en cualquier otro documental, incluso en unpanfleto turístico nada sospechoso para novios que buscan viaje deluna de miel. Ya no se trata solamente de la evidente y ostensible manipulación quesin pudor han realizado los urdidores de este programa. El mismo temaen sí, la prostitución en Cuba, está cargado de un componente nadaneutral ni objetivo.

Tanto los objetivos formulados inicialmente comolas escasas conclusiones del ?análisis? realizado persiguen un castigoideológico obvio: pretenden implicar al gobierno en la posiblecorrupción vinculada a la prostitución infantil. Surgen variaspreguntas que merecen una reflexión: ¿Por qué no se trata la prostitución infantil en España, donde secalcula que una gran parte de las prostitutas en activo iniciaron suactividad siendo niñas? O bien, ¿Por qué no Camboya o Thailandia, donde la prostitucióninfantil y la esclava son un hecho desbordante que ha movilizado a lasociedad civil y a las Ongs a nivel planetario, con la indeferencia delos gobiernos y gran parte de los medios de comunicación? ¿Por qué no poner el acento en todos los anuncios de prostitución queadornan y financian a estos medios, sin que haya ningún tipo decontrol sobre quiénes son estas mujeres, con qué edad y en quécondiciones están ofreciendo sus servicios sexuales en España? ¿Por qué subrayar y acusa sistemáticamente a los supuestos implicadoscubanos, proxenetas, policías, profesores y adolescentes obviando enhecho de que, quienes demandan este tipo y cualquier tipo deprostitución en Cuba y en todos los países son responsables también delos delitos y abusos que se comenten? ¿Por qué las últimas imágenes se dedican a reflejar un pensamiento delgran gurú de la intelectualidad universal George Bush?especialistasobre todo en leer libros al revés, para hacer ver que el sistemacubano es corrupto? Qué ilustrada y objetiva opinión... Basta recordar como Estados Unidos aparece como uno de los paísesvinculados al tráfico internacional de mujeres para la explotaciónsexual, también los clientes norteamericanos tienen alto impacto en elturismo sexual de los pederastas. La censura y la hipocresía delgobierno norteamericano a estas cuestiones, y en general a lo que acomportamientos sexuales se refiere, son el pan de cada día en el paísdel dólar en crisis. Por si a alguien se le escapa, no está de mal recordar el interés deGeorge Bush en hundir en el fondo del mar a un país que lleva cuarentaaños bloqueado por Estados Unidos, pese a la condena casi unánime adicho bloqueo que mantiene la ONU.

Un gobierno, el americano,presionado por los ricos lobbies de cubanos en Miami (¿por qué tienentanto dinero?), que lleva muchos años impidiendo que entren en Cubalos recursos necesarios para la supervivencia de los cubanos, pero quese jacta luego de estar manteniendo a dicho país con las remesas endivisas. Un gobierno poderoso que impide sin ningún pudor que entrenmedicamentos y alimentos a una isla de recursos relativamente escasosy luego se atreve a opinar sobre la conducta moral y la ?corrupción?del gobierno cubano y su gente.  Se muestran imágenes de gente echando pestes del gobierno cubano y delas penurias diarias. Resulta curioso que estas críticas, más aún conprimeros planos por delante, puedan tener lugar en un país donde,según estos periodistas, las torturas policiales y las detenciones por?hablar? están a la orden del día y donde sin embargo, parece habercientos de informantes que, por unos pesos, están dispuestos a?jugarse la cárcel? renegando del gobierno y hablando de temassupuestamente tabú ante una cámara abierta en plena calle. Recuerdoimágenes de refugiados políticos y periodistas en la clandestinidad enmuchas dictaduras, una de ellas la franquista. Estas grabacionesfueron tomadas en lugares irreconocibles, con rostros tapados y vocesdistorsionadas para evitar las represalias o bien, se realizabancuando aquellos que realizaban una oposición clandestina ya estaban asalvo. Creo que las diferencias son obvias. La manipulación llega a límites insospechados cuando el documental nosmuestra a un niño de 16 años del que se afirma abiertamente que: ?elmayor proxeneta de La Habana es un niño de 16 años?. Esto ya es derisa. ¿Creen de verdad que en solo cuatro meses de investigación adistancia y pagando informantes se puede realmente localizar al ?mayorproxeneta? de cualquier sitio y llegar a la ciudad con estainformación consolidada?

El chico es un guapo de La Habana, un camaján de dudosos escrúpulos,no cabe duda. Pero pasa absolutamente desapercibido en el documentalque este personaje no deja de ser un menor. Y que es emborrachado concinco o seis cervezas y comprado con un puñadito de pesos convertiblesen el transcurso de una entrevista grabada sin su consentimiento(cámara oculta), lo que en sí, es un delito. Cualquier adolescentefardón de La Habana y de otras muchas ciudades del mundo te dice loque quieras oir y sobredimensionará sus acciones, sea o no verdad, enesas condiciones. Me gustaría subrayar que no se trata de negar la prostitucióninfantil, ni en Cuba ni en cualquier otro país del mundo. Pordesgracia, es un hecho que el abuso de las niñas y niños existe. Entodos los países, la situación de vulnerabilidad de los niños sepresta a su explotación sexual por parte de terceras personas, seanestos proxenetas, familiares, violadores o clientes de prostitucióninfantil. Toda persona que se implique en un acto de explotaciónsexual de la infancia está cometiendo un delito. De ahí que lo verdaderamente cínico de este documental es que, trasverter un montón de opiniones con un rigor y un estilo narrativo másque deficientes sobre la lacra de la prostitución infantil en Cuba, noaparece ningún tipo de crítica al papel de los yumitas implicados comoclientes: hombres babeantes y despreciables que arriban a Cuba y acualquier país o barrio donde puedan abusar con impunidad de lasmenores, y también de las que no lo son, por un puñado de dólares. En suma, cualquier persona con cierto ojo, más si como en mi caso,está acostumbrada a hacer entrevistas y es más consciente de lossesgos y manipulaciones que pueden entreverse en estas imágenes ydiálogos, no puede darle ningún tipo de credibilidad a la informaciónque tele5 vierte en este documental de ínfima calidad y amarillismototalmente interesado.

Cualquier líder de cualquier país, llámese Zapatero, Fidel o Raul,condena y persigue la prostitución infantil. No puede acusarse a todoun gobierno impunemente como se hace en este reportaje, de corrupcióny conchabamiento con la prostitución de menores simplemente porquepuedan comprarse con unos pesos las declaraciones y a aquellos que síson corruptos en sus acciones, aquellos que sí son criminales. Iendo más allá, cuando se documentan en este tipo de formtatos algunoscasos de prostitución infantil en otros países ?como es el caso dealgunos asiáticos- las críticas se centran en las agencias de turismo(sexual encubierto) y el resto de actores directamente implicados queparticipan o hacen la vista gorda, pero no en el gobierno del país, alque no suele acusarse de complicidad tan abiertamente. Ya bastante tienen los cubanos con soportar el peso de un aislamientoforzoso que les impide llevar a cabo sus metas socioeconómicassistemáticamente y les fuerza a pasar necesidades porque no llegan losrecursos necesarios a la isla, como para aguantar encima que aquellosque aplauden el bloqueo deriven las consecuencias del mismo hacia unahipócrita condena moral a un gobierno y un pueblo que tratan de saliradelante a pesar de las enormes limitaciones y los huracanes. Porcierto, qué interesante hubiera sido ver en tele5 o en cualquier otracadena un documental que indagara porqué Cuba es el único paísafectado por los huracanes donde apenas se han producido víctimasmortales.

En fin, lo único que me gusta de este reportaje es que se puede ponercomo ejemplo de lo que NO hay que hacer si realmente se quiere llegara una conclusión válida y seria en cualquier análisis ?periodístico ode otro tipo- sobre un problema social. Es evidente la evidente faltade objetividad en la formulación de objetivos y sobre todo, en losmétodos empleados; la ausencia de rigor con la que se aplican lastécnicas de investigación o de obtención de información (da vergüenzausar esta terminología asociada a lo que acabo de visualizar). Así queno creo que haya nadie con más de dos dedos de frente que realmentetome en consideración el fenómeno apenas atisbado en el documental,disfrazado con imágenes borrosas y repetidas de niñas a las que seengaña con dinero para participar en una trampa. Si realmente quieren indagar sobre la prostitución infantil en Cuba oen cualquier otro país, empiecen por no ser cómplices de proxenetas yno hacer un ridículo innecesario en el rol de clientes salidos quepagan por adelantado y que acaban haciendo interrogatorios poconaturales que "cantan" por todos los lados. Si vds han sido capaces deconstruir una historia con la documentación que presentan y llegar aafirmaciones tan contundentes como las que realizan, no está de másque una audiencia a su altura recoja el hilo conductor de susargumentos y pueda plantearse por ejemplo ¿dónde están las imágenes delos periodistas huyendo como dicen que lo hicieron? ¿Cómo sabemos quevds no se quedaron y participaron de pleno en la bacanal quesupuestamente habían comprado con aquellas niñas en la piscina?

En definitiva, las imágenes y grabaciones, tanto las cortapegadas comolas que debieran estar y no están, claman a gritos un cuestionamientoserio del documental y de quienes lo han realizado. Mejor, pasen vds a denunciar a aquellos que realmente pudieran estarimplicados en casos de prostitución infantil. Denuncienlos, puesto quelos conocen tan bien, pasen su información al gobierno cubano y a laONU si hace falta, en lugar de salir corriendo. Es un tema muy serio,que no puede tratarse con ese enorme nivel de desinformación y faltade seriedad y escrúpulos que han demostrado. Le pediría a la audiencia que valore esta y otras cartas que, sinduda, intentarán contribuir a romper ese otro bloqueo, el mediático,que está sufriendo también Cuba. Termino diciendo que en Cuba, miles de mujeres salen cada día de casapara ocupar sus puestos de trabajo ?son el 60% de la fuerza de trabajodel país-. Además, cuidan a sus familias y luchan por salir adelanteahora, como han luchado en los peores tiempos del hambre durante elperíodo especial. Me avergüenza profundamente que cuatro macarras delmicrófono alojados en buenos hoteles lleguen a insinuar que una granparte de las mujeres cubanas son prostitutas, solamente porque elloshan paseado un par de veces por el malecón y la rampa,sobredimensionando las curvas de las jineteras y extrapolando susconclusiones a cualquier mujer que pasara por allí sin serlo. Lasprostitutas pueden estar en un polígono industrial de Sevilla, en lacalle Montera en Madrid o en cualquier carretera donde la afluencia declientes lo justifique en España. Las afirmaciones gratuitas sobre loque hacen o dejan de hacer las mujeres cubanas o de cualquier paíspueden ahorrárselas. En realidad, podrían haberse ahorrado todo eldocumental. Una falta de respeto así no puede quedar sin respuesta y espero quemás gente se anime a opinar sobre esto.

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