Manuel Guerrero Torres - Cuba.cu (PL).- El presidente electo estadounidense, Barack Obama, asumirá hoy el cargo, y mientras en América Latina algunos gobernantes abrigan la esperanza de que los cambios prometidos en la campaña electoral se extiendan al sur del continente, en Cuba se reitera la disposición de conversar con el político afroamericano sin precondiciones.


Durante medio siglo una decena de mandatarios norteños, seis republicanos y cuatro demócratas, ejecutaron acciones de todo tipo para doblegar al proceso liderado por Fidel Castro, quien desde la lucha guerrillera en las montañas orientales advirtió que su batalla principal sería contra Estados Unidos, soporte político y militar del dictador Fulgencio Batista, derrocado por la guerrilla el 1 de enero de 1959.

Una tras otra, todas las administraciones norteamericanas no han cesado de intentar forzar un cambio de régimen en Cuba, empleando una u otra vía, con mayor o menor agresividad, dijo el presidente Raúl Castro, en la conmemoración del aniversario 50 del triunfo de la Revolución en su país.

Al hablar de los peligros que amenazan a la isla, dirigiéndose a sus compatriotas les aconsejó que "no se reblandezcan con los cantos de sirena del enemigo y tengan conciencia de que, por su esencia, nunca dejará de ser agresivo, dominante y traicionero....".

En tres ocasiones anteriores el gobernante cubano expresó que La Habana está dispuesta a discutir con Washington sobre el diferendo, pero advirtió que “si no resulta ahora, esperaremos otros 50 años” y expresó que la época de los gestos unilaterales se acabó.

Aunque el presidente republicano Dwight D. Eisenhower, reconoció al gobierno revolucionario el 7 de enero de 1959, de inmediato empezaron las confrontaciones, agudizadas a partir de la promulgación, el 17 de mayo de ese año una moderada reforma agraria, que afectó tierras de empresas azucareras estadounidenses.

Eisenhower aprobó el 11 de diciembre de 1959 un plan de la Agencia Central de Inteligencia cuyo objetivo sería “el derrocamiento de Castro en el término de un año y su sustitución por una junta amiga de los Estados Unidos”.

Entre las medidas dispuestas por esa administración contra el gobierno revolucionario figura la suspensión, el 6 de julio de 1960, de la cuota azucarera cubana en el mercado preferencial estadounidense, considerada la primera acción importante en la guerra económica contra la isla.

Un mes después La Habana respondió con la nacionalización de las refinerías de petróleo, fábricas de azúcar y las empresas de teléfonos y electricidad norteamericanas.

El rompimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, el 3 de enero de 1961, y el financiamiento y preparación de la brigada 2506 formaron parte de la política de Eisenhower hacia el país caribeño.

El demócrata John F. Kennedy (1961-63) dio luz verde a la invasión de mil 500 hombres el 17 de abril de aquel año por la bahía de Cochinos, calificada por Fidel Castro de herencia que le dejó el anterior mandatario y que “estaba decidida” cuando él tomó posesión el 20 de enero de 1961.

Esas fuerzas, trasladadas por barco desde Puerto Cabezas, Nicaragua, -con protección naval y aérea de las fuerzas armadas estadounidenses-, fueron derrotadas en menos de 72 horas por el ejército Rebelde y las Milicias Nacionales Revolucionarias mientras en Miami aguardaba un ”gobierno provisional” que pediría reconocimiento internacional si triunfaba la operación.

También aprobó el 3 de febrero de 1962 el bloqueo económico, comercial y financiero que, según las autoridades cubanas, ha causado pérdidas por 93 mil millones de dólares, y el 14 de marzo siguiente la Operación Mangosta “a fin de ayudar a derribar al régimen comunista en Cuba”.

Kennedy fue asesinado el 23 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas, y en el magnicidio participaron elementos de origen cubano radicados en Miami, de acuerdo con investigaciones no oficiales.

Arthur M. Schlesinger Jr, quien fuera su asesor en la Presidencia, declaró en octubre de 2002 en La Habana haber sido testigo directo de intenciones de Kennedy de mejorar las relaciones con Cuba después de la crisis de los cohetes de octubre de 1962.

Ese año la aviación estadounidense detectó el emplazamiento de misiles soviéticos en Cuba y Kennedy decretó un bloqueo naval y aéreo en sus alrededores, generando una crisis de alcance mundial, resuelta en negociaciones directas del gobernante norteño con el primer ministro de la URSS, Nikita Jruschov.

En conversación con periodistas expresó (…) “que, pese a muchas cuestiones que reclamaban su atención, ya el Presidente (Kennedy) estaba pensando en vías y formas para concretar su acercamiento con La Habana”. “Pero sus esfuerzos fueron cortados con su asesinato a finales de ese año (1963)”.

El también demócrata Lyndon B. Johnson (1963-1969) continuó las acciones contra Cuba entre las cuales figura la Ley de Ajuste Cubano (1966), que ha estimulado la emigración ilegal hacia Estados Unidos y provocado tragedias. En una de ellas sobrevivió en 1999 el niño Elián González, devuelto al año siguiente tras una dura batalla legal.

Los republicanos Richard Nixon (1969-74) y Gerald Ford (1974-1977) prosiguieron en la misma política anti-cubana, que se atenuó con la llegada a la Casa Blanca del demócrata James Carter (1977-1981).

En su administración se establecieron las Oficinas de Intereses –especie de consulados- en La Habana y Washington, se delimitaron las fronteras marítimas entre Cuba, Estados Unidos y México, y se reconoció el derecho de los ciudadanos norteamericanos a viajar a la Isla, limitado por las siguientes administraciones.

Carter viajó a Cuba en 2002, invitado por Fidel Castro, quien dijo que siempre tuvo una buena opinión del ex presidente “como un hombre de ética, de moral”.

“Aunque era jefe de un imperio odioso tenía calidad humana, no era asesino ni genocida (…) era un hombre decente, lo más que puede serlo alguien que está gobernando un país con tantos intereses, privilegios y tanto poder”, expresó después al periodista francés Ignacio Ramonet .

Los períodos de los republicanos Ronald W. Reagan (1981-89) y George H. W, Bush (1989-1993) continuaron el camino iniciado por Eisenhower mientras el demócrata William F. Clinton (1993-2001) sancionó en 1996 la Ley de la Solidaridad Democrática y de la Libertad de Cuba (Ley Helms-Burton), que endureció aún más las acciones de la Ley Torricelli, firmada por Bush (padre) en 1992.

La administración de su hijo George W. Bush (2001-2009) ha sido una de las más agresivas contra Cuba y entre sus medidas se hallan las restricciones de los viajes de los cubanos-americanos a la Isla y de los montos de las remesas a sus familiares.

En Washington funciona la Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre, que los cubanos denominan Plan Bush, según la cual Estados Unidos dirigiría una “transición pacífica” tras el hipotético derrumbe de la Revolución.

Esta es (en apretada síntesis) la historia del diferendo que, desde hace medio siglo, separa a los dos países, todavía con un incierto futuro. Barack Obama dijo en la campaña electoral que estaba opuesto a las restricciones de los viajes de los cubano-americanos a la isla y a las limitaciones en las remesas a sus familiares.

Tras el azote de los huracanes Ike y Gustav a la provincia occidental de Pinar del Río, el próximo presidente propuso a Bush la suspensión temporal del bloqueo, que no fue aceptado, y en una ocasión expresó estar dispuesto a conversar con el gobierno cubano, pero después de la elección no se ha referido al tema, aunque la futura secretaria de Estado, Hilllary Clinton, dijo ante una comisión senatorial que Cuba debía hacer gestos

Raúl Castro expresó el 1 de enero que la Revolución "jamás ha cedido un milímetro en sus principios ni en los momentos más difíciles"..

Doce asociaciones estadounidenses, entre ellas la Cámara de Comercio, la mayor organización empresarial del país, pidieron por carta al presidente electo “la eliminación completa de todas las restricciones de comercio y viaje “ a Cuba .

Basaron su solicitud en un informe oficial del gobierno de Washington de 2001, según el cual el bloqueo impide a los exportadores estadounidenses ganar mil 200 millones anuales en ventas a Cuba.

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