Cubadebate
Un humillado y derrotado aspirante a alcalde de Miami, una Mora que se cree Cuqui, un exinformático experto en hacer ridículos y otro selecto grupo de odiadores de Miami se fueron el 28 de enero hasta la Casa Blanca para pedir que la administración Trump declare a Cuba como peligro para la seguridad nacional de EE.UU y que intervenga militarmente en el archipiélago caribeño.
Eran unas decenas apenas, según reconoce la prensa contrarrevolucionaria, pese a la intensa campaña de 20 días llamando a ir a la capital imperial para "una movilización histórica" y la colecta de dinero para organizar la farsa. “Ahora toca llenar Washington, gritar bien alto que queremos, que queremos que a Cuba la declaren un peligro para la seguridad nacional” decía en las redes, a principios de enero, el principal organizador del show anticubano.
Estos fascistas de nuevo tipo, que odian a los cubanos de la isla tanto como a sus compatriotas que han migrado en los últimos tiempos, pidieron a la administración Trump una intervención militar en Cuba, como ha sido aspiración histórica de los anexionistas y mercenarios.
Lo irónico de esta farsa anticubana es que sus organizadores escogieron realizarla el día del natalicio de José Martí, el forjador de la conciencia antimperialista de los cubanos, el que nos alertó de las peligros y podredumbre del imperio (entonces naciente) y que proclamó que todo lo que hizo y por lo que puso en peligro su vida era "...por mi deber- puesto que lo entiendo y tengo fuerzas con qué realizarlo- de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América."
Martí que también escribió con claridad a su amigo Gonzalo de Quesada: “Sobre nuestra tierra, Gonzalo, hay otro plan más tenebroso que lo que hasta ahora conocemos, y es el inicuo de forzar a la Isla, de precipitarla, a la guerra,–para tener pretexto de intervenir en ella, y con el crédito de mediador y de garantizador, quedarse con ella. Cosa más soberbia no la hay en los anales de los pueblos libres:–ni maldad más fría”.
La independencia, el amor patrio y el antimperialismo siguen siendo para los cubanos valores sagrados frente a Goliath y sus sietemesinos aduladores y enquistados.
