Sonia Sánchez - Granma.- Antón Arrufat a quien estará dedicada la Feria Internacional del Libro Cuba 2008, especula sobre la trascendencia del creador en la literatura y recuerda, a propósito, las inquietudes de su entrañable amigo, el dramaturgo Virgilio Piñera cuando se cuestionaba: "Es tremendo, Antón, pensar que me voy a morir sin saber si yo soy o no un gran escritor".

"No creo que los jóvenes escritores en el mundo estén interesados en la grandeza de un escritor siendo ya víctimas de las editoriales, de los premios, el dinero, de la ley del mercado".

Antón Arrufat (Santiago de Cuba, 1935), a quien estará dedicada la Feria Internacional del Libro Cuba 2008, especula sobre la trascendencia del creador en la literatura y recuerda, a propósito, las inquietudes de su entrañable amigo, el dramaturgo Virgilio Piñera cuando se cuestionaba: "Es tremendo, Antón, pensar que me voy a morir sin saber si yo soy o no un gran escritor". El autor de la novela La caja cerrada observa entonces: "Estas pretensiones son un poco de la generación de él y mía".

Amigo también de Lezama Lima, rememora la humedad, la pobreza, lo reducido y ruidoso del hogar del autor de Muerte de Narciso: "Lezama tenía que esperar la madrugada para sentarse en la última habitación de su casa, en la cual yo estuve muchas veces. Era contigua a la cocina, un cuarto horrible para estar. Allí cogía esa especie de campechana que tenía, ponía una tabla, un papel y un lápiz y ahí redactó las 900 páginas de Paradiso y todas las cientos que escribió casi siempre jadeando de asma. ¿Y para qué las escribió? Porque quiso, él no había hecho contrato con ninguna editorial, ni tenía adelanto económico y eso creo que ocurre ahora poco."

Después de tantas páginas que lo han llevado al clímax de la creación y de otras muchas vividas con toda la intensidad de su mundo propio, sin arrepentirse, parecería poco probable otra "sorpresa novelada" por parte de Arrufat, pero ya la está anunciando.

El dramaturgo, novelista, cuentista, poeta y ensayista, dentro de poco promete entregar a la imprenta un texto existencial, cuyo protagonista "ha perdido a su mujer, está solo en su casa, es un escritor, no tiene nada que ver conmigo, es viejo, yo no¼ " —le brillan los ojos y regala una risa entre entusiasta e enigmática.

Hace poco, los seguidores del autor de la novela La noche del aguafiestas, Premio Alejo Carpentier, escucharon adelantos de Cambio de escala, "la teoría de una escala en la cual se van midiendo las cosas en la vida, incluso que tiene que ver con las edades".

A lo largo del texto se va desenvolviendo la trama al demostrarse cómo ese hombre acepta las limitaciones de los años y al mismo tiempo sus frutos, sustentado "en la sabiduría antigua de que cada edad tiene su florecimiento".

Premio Nacional de Literatura, Arrufat comenta que el personaje principal de Cambio de escala va en busca del sentido que al paso del tiempo se experimenta a la manera de pérdida. "Empieza a hacer visitas —explica—, entre estas a un amigo, también viejo y apartado, dedicado a criar palomas; uno más que tiene una gran colección de piedras y otro que tiene un telescopio en la azotea y mira los astros. Estas son las tres vidas que él halla".

El escritor regresa a su casa donde no es bien acogido por la ruptura de relaciones con su mujer. En esos días reencuentra a otro gran amigo que le pide vaya junto a él, pero se niega "y acepta los frutos de su edad. Ahí debe terminar la novela que no tiene aún un final diseñado porque es un libro que yo he ido preparando en los momentos en que no escribo otras cosas".

Esta, su tercera novela, no es larga, dice. Más reducida de ambientes, algo compleja, pero no como otras escritas por él y cita a modo de comparación La caja está cerrada, "considerada por algunos mi obra maestra".

Antón Arrufat ofrece un Cambio de escala que podría constituir una expectativa para el mundo editorial, aunque la comercialización no fue su propósito al concebirla, confirma. "Escribo porque forma parte de mi modo de vivir y yo soy fiel a mí mismo".