Otto M. Hernández Garcini - Revista Cuba Socialista.- La segunda batalla de Santo Domingo. Desatada en toda su escala la contraofensiva del Ejército Rebelde en aquel verano de 1958, el Comandante en Jefe Fidel Castro ordena a sus fuerzas que se trasladen al sector norte con la idea de establecer un cerco y capturar al resto de las tropas que se encuentran en la Sierra Maestra.

El 22 de julio se realiza el traslado para la zona del río Yara. Ha terminado la batalla del Jigüe, los capitanes Eduardo Sardiñas y Guillermo García son ascendidos al grado de comandante, así como el capitán Ramón Paz. 

El 25 de julio la compañía P, perteneciente al batallón 22 de la dictadura batistiana, entra por el río Yara proveniente de Providencia en misión de suministro. Esta tropa es sorprendida con una emboscada entre El Salto y Casa de Piedra por las fuerzas rebeldes al mando del comandante René Ramos Latourt y del capitán Eddy Suñol; las de Hugo del Río y William Gálvez que la obligan a retirarse.

El mando militar de Batista decide, ante el empuje de la ofensiva rebelde, retirar las tropas de esta zona en la Sierra Maestra, así ordena el 26 de julio la salida del batallón 17 que está situado en las Minas del Frío y el repliegue, con destino a Providencia, del resto de los batallones 11 y 22 que se hallan en Santo Domingo y otras unidades que se encuentran en Las Vegas de Jibacoa y en Las Mercedes, que deben retirarse tan pronto se les presente el momento oportuno.

Fuertes y sangrientos combates se producen con el paso de los días por el sector norte, las fuerzas del batallón 11 rompen por el alto de La Ceiba y al día siguiente cruzan por las faldas de la loma de El Brazón, donde resulta gravemente herido el jefe del batallón, el sangriento teniente coronel Sánchez Mosquera.

Las fuerzas rebeldes, al mando de los comandantes Guillermo García y Eduardo Sardiñas, luchan tenazmente durante tres días, apoyados por los pelotones del teniente Vilo Acuña y del comandante René Ramos Latourt. El último combate en esta zona, se efectúa en Providencia. Allí mueren heroicamente el 28 de julio el comandante Ramón Paz Borroto y su ayudante Fernando Chávez, en lucha contra dos compañías de infantería que apoyan la fuga de los batallones cercados.

El combate se generaliza, cada vez más intenso, y ante esta situación y encontrándose copadas entre dos fuegos comienzan a retirarse por el firme en dirección a Palma Criolla, a orillas del arroyo Providencia. Al final los soldados que hace más de dos días vienen huyendo de Santo Domingo, logran forzar con el apoyo de refuerzos las posiciones rebeldes ocupadas improvisadamente.

Con la salida en un helicóptero del jefe del batallón 11, el teniente coronel Sánchez Mosquera, herido gravemente, y la desbandada del resto de su tropa, han dejado en la fuga 46 soldados muertos, 30 heridos y 24 prisioneros. Así termina la segunda batalla de Santo Domingo.

Mientras, hacia el sector oeste, por la zona de Las Vegas, fuerzas rebeldes al mando del comandante Camilo Cienfuegos ocupan las faldas de la loma La Llorosa como parte del cerco que rodea a la compañía 92 del batallón 19 que se encuentra en Las Vegas de Jibacoa.

En un intento desesperado el mando militar envía un convoy como apoyo a las tropas cercadas en Las Vegas, compuesto de varios camiones y dos tanques así como por la 83 y 84 compañías de artillería y la 91 compañía apoyada por otro tanque T-17 y una batería de obuses de montaña que sitúan en el alto de La Güira. El convoy avanza hacia su objetivo, pero al llegar al río Jibacoa, en lugar conocido por El Mango, los rebeldes tienen una emboscada cuidadosamente preparada con minas y zanjas que interrumpen el tráfico de vehículos.

El combate dura varias horas y tienen que retirarse con sensibles pérdidas, la compañía 91 pierde a un primer teniente y 9 soldados, la compañía 63 tiene 4 muertos, la compañía 84 pierde tres más. En el conjunto la cifra de heridos es mayor aún y entre ellos se cuenta al propio jefe de la columna teniente coronel Ferrer Da Silva.

Solo el tanque T-17 logra penetrar hasta Las Vegas, por el nerviosismo de su conductor que pudo evadir los obstáculos. El capitán Victorino Gómez Oquendo, jefe de la compañía C de tanques, también forma parte de la tripulación. En el combate resultan destruidos dos camiones y un jeep.

Fuerzas rebeldes ocupan posiciones en las alturas de La Llorosa, en el camino de El Mango, parte del río Jibacoa y la loma de El Desayuno, al mando del comandante Camilo Cienfuegos. Por el sur las fuerzas del comandante Ernesto Che Guevara. El mando rebelde envía a la combatiente Teté Puebla, del Pelotón de las Marianas, con la misión de pactar con el capitán Durán Batista, jefe de los militares sitiados en Las Vegas. Por este medio se le plantea que entregue el armamento y se le garantizaría la salida del personal del cerco, pero decide no cumplir su palabra y trata de retirarse. El día 29 son sorprendidos por la avanzada que Camilo tiene a la orilla del río generalizándose un violento combate. Allí dejan varios muertos y heridos, parque y armamento y un tanque en perfectas condiciones. Al día siguiente también son capturados el jefe de la compañía y el jefe de los tanques, más 94 soldados. Se ocupan numerosas armas y son numerosas también las bajas en muertos y heridos. La aviación continúa atacando la zona.

La batalla de Las Mercedes

Al día siguiente, 30 de julio, Fidel tiene conocimiento del éxito del combate y decide acelerar los planes para tratar de cercar otras tropas que todavía quedan en la Sierra.

Al amanecer, comienzan a distribuir el personal para ocupar posiciones en lugares claves y cruzan otra falda del macizo montañoso de La Llorosa, suben la loma de El Espejo y pasan al aserrío de los González, allí Fidel, le indica a René Ramos Latourt (Daniel) las misiones a cumplir. Una parte sigue cuesta abajo, cargando una mina de alto poder explosivo. Al llegar al arroyo Jobal la columna se divide, una parte continúa para ocupar posiciones en Sao Grande y la loma La Herradura, por donde va el camino desde Las Mercedes a Estrada Palma (Masó). Allí están situadas desde la noche anterior las del comandante Guillermo García, en el lugar conocido por Cuatro Caminos y las del comandante Eduardo Sardiñas en la loma de Estrella Bello.

Las fuerzas del comandante Daniel, alrededor de las 7 de la mañana ocupan El Jobal, donde el camino cruza el río, tiempo después una larga columna enemiga viene bajando desde Las Mercedes. Más tarde, al cruzar el arroyo y frente a la casa del campesino Porfirio Enriquez, se inicia el combate, por problemas eléctricos la mina no explota, pero las armas rebeldes dan cuenta del pelotón de vanguardia, ocasionándoles 11 muertos y 21 heridos, entre ellos el teniente Herrada, casi todos de gravedad, la batería de obuses, aunque se retira parcialmente también sufre bajas.

Las fuerzas rebeldes tienen que lamentar la muerte del comandante René Ramos Latourt (Daniel) al explotarle un obús en el costado del techo de un rancho, en el mismo borde delantero. También resulta herido el teniente Orlando Avilés, operador de la ametralladora 30. La aviación enemiga mantiene gran actividad lanzando su mortífera carga de bombas y rockets, además del barrido de sus ametralladoras.

El 31 de julio gran parte del personal que participó en los combates de Jobal y Cuatro Caminos se traslada apretando más el cerco al batallón 17 sitiado desde hace días en Las Mercedes.

Para evitar la sorpresa del enemigo, por un flanco, Fidel sitúa al comandante Camilo en las lomas de Estrella Bello y parte de sus tropas también en la de Los Popa. Mantiene su Puesto de Mando en una altura cerca del aserrío de los González. El primero de agosto las fuerzas rebeldes se acercan cada vez más a las posiciones enemigas, la aviación arrecia sus ataques. Ante la imposibilidad de poder retirar el batallón 17, el enemigo despliega una poderosa fuerza y sitúa en la vanguardia tres tanques pesados Sherman M-4, a continuación, desplegado un batallón de asalto con armas automáticas, detrás de la infantería dos tanques ligeros para proteger el movimiento de las tropas del batallón 12 y en la retaguardia el batallón 25. Estas unidades avanzan en dirección a Estrada Palma-Sao Grande-Las Mercedes.

Como segundo escalón y en avance de flanco el batallón 25 en dirección a Cerro Pelado-Cuatro Caminos, apoyando esta poderosa columna, misiones de vuelo de bombarderos B-26, F-47 y T-33, que constantemente sobrevuelan ametrallando la zona.

El batallón 17 desarrolla acciones combativas contra los rebeldes desde Las Mercedes, que apoya con el fuego de un tanque situado en una altura que domina gran parte del territorio. El Che, junto con otros combatientes, se aproxima al lugar donde se encuentra y de un certero bazucaso lo destruye.

El enemigo avanza pagando un alto precio en vidas por cada metro de terreno, pero ante el empuje y en desventajosa correlación los rebeldes efectúan una retirada táctica y, finalmente al día siguiente, el batallón 17 logra escapar de Las Mercedes hacia el llano escoltado por tan potente tropa, abandonando numerosas bajas en el campo de batalla.

El 6 de agosto será el último día en que los soldados de Batista pisan el suelo de la Sierra Maestra que ya es territorio libre de Cuba. La ofensiva del enemigo ha quedado totalmente derrotada, han sufrido casi mil bajas, y más de 450 prisioneros.

Las fuerzas rebeldes tuvieron durante la ofensiva 27 muertos y casi 50 heridos. Se capturaron cientos de armas, incluido un tanque en perfecto estado y otro destruido.

El Comandante en Jefe, condujo con mano firme el desarrollo de la ofensiva. Su visión de los acontecimientos, las posiciones del enemigo y las acciones que trató de ejecutar han probado el dominio que tiene Fidel de la táctica y la estrategia y una forma peculiar de interpretarlas al evaluar las características y personalidad de los jefes adversarios. No los subestima, pero tampoco los sobrevalora; toma en cuenta sus habilidades personales y métodos de lucha, su preparación militar, el grado que ocupa en la tropa y la confianza que inspira a sus hombres, por eso descifra sus planes y hasta dónde llega el entusiasmo de la jefatura del ejército.

La famosa campaña de verano, la esperanza de Batista en la gran ofensiva, ha quedado derrotada.


El autor desea aclarar que el trabajo sobre La Gran Ofensiva Enemiga del Verano de 1958 consta de dos artículos, el primero publicado el 21 de julio bajo el título Batalla del Jigüe y el segundo El Final de la Gran Ofensiva Enemiga.
Fuente: Granma
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