José Luis Rodríguez - Foto: Claudia Camps - Cuba Contemporánea.- A un año de haberse iniciado el proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU. y la normalización gradual de los vínculos entre los dos países, se registran indudables avances políticos y diplomáticos, especialmente si se compara la situación actual con la que prevalecía hasta el 17 de diciembre de 2014.


Sin embargo, en el largo proceso de normalización de relaciones que tenemos por delante un aspecto esencial no resuelto es la permanencia en toda su extensión del bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba, que ha costado 121 000 millones de dólares a nuestro país, según estimados oficiales. A pesar de las declaraciones a favor de su eliminación por parte del presidente Obama, después del 17 de diciembre fue penalizado el banco alemán Commerzbank con una multa de 1 710 millones de dólares por violar las leyes del bloqueo y también tuvo que pagar el pasado mes de octubre 787 millones el banco francés Credit Agricole por el mismo motivo.

De hecho, los escasos impactos positivos directos que pueden registrarse a partir de decisiones adoptadas por el gobierno norteamericano en la esfera económica son muy poco significativos.

Al respecto, solamente se ha aprobado:

-La importación de productos cubanos por 400 dólares -de ellos 100 en tabaco y ron- por visitantes estadounidenses que regresan de Cuba.

-La flexibilización de los viajes a Cuba en las 12 categorías aprobadas por el gobierno de EE.UU. por medio de licencias generales en vez de las licencias específicas existentes anteriormente.

-La aprobación para exportar a Cuba materiales de construcción y algunas herramientas y equipos, pero solo para compradores del sector privado.

-La contratación de servicios de comunicación telefónica directa por parte de ETECSA con dos empresas norteamericanas.

-El establecimiento experimental del servicio postal directo entre Cuba y EE.UU.

-El inicio -en principio- de viajes aéreos regulares entre los dos países en la primera mitad de 2016. 

Realmente los efectos del proceso de acercamiento entre los dos países han sido mayormente indirectos, a partir del impacto que presumiblemente tendrá el levantamiento del bloqueo económico en el mercado cubano. Esto ha repercutido en el proceso de gradual normalización de los flujos financieros externos y en un acrecentado interés por comerciar e invertir en nuestro país por parte de secrores de negocios de diversos países, entre los que cabe destacar a México, España y Rusia. 

En efecto, la renegociación y pago de la deuda externa del país ha mostrado importantes avances en los últimos cinco años. Se registran en el período la condonación del 90% de los adeudos con la antigua URSS por parte de Rusia, por un monto calculado en 35 000 millones de dólares, con facilidades para el pago restante durante diez años y a bajas tasas de interés; la cancelación del 70% de la deuda con México por 487 millones de dólares con facilidades para el pago pendiente, y -más recientemente- la reducción del 70% de la deuda con el Club de París, que alcanzó unos 11 100 millones de dólares, de los cuales se pagarán solo 2 600 millones en un período de 18 años. 

A partir de este desempeño, que llevó a que el pago del servicio de la deuda aumentara de 2,5 a 5% del PIB entre 2008 y 2015, se comienza a registrar un avance en el otorgamiento de nuevos créditos e inversión extranjera directa en el país. 

El impacto económico del 17 de diciembre, un año después (II)

Haber contado con mejores condiciones financieras durante 2015 ha sido reconocido oficialmente como uno de los factores que llevó a un crecimiento de 4% en el PIB, y en este hecho han tenido mucho que ver las condiciones de renegociación y pago de la deuda externa ya desde 2013, pero un impulso fundamental se registra en el año que concluye, como se pudo apreciar con los acuerdos alcanzados con el Club de París en este propio mes de diciembre.

En tal sentido se manifiesta claramente cómo la perspectiva de un nuevo escenario económico entre Cuba y Estados Unidos incidió en este último caso, lo cual se expresó ya en marzo cuando el señor Bézard -secretario del Tesoro francés y presidente del Club de París- anunció la posibilidad de una renegociación “en semanas o meses” para saldar una deuda que se mantuvo sin una solución aceptable para Cuba durante casi tres décadas.

De igual modo, el proceso de renegociación de la deuda con México llevó a que ya en mayo de 2014 un importante grupo de hombres de negocios visitara el país identificando 50 proyectos de posibles inversiones, de las cuales ya este año se han aprobado dos en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel y se reportan 19 negocios en proceso.

En el caso de España, tercer socio comercial de Cuba y el primer inversionista externo por el número de acuerdos firmados, se produjo una visita de una delegación de empresarios a Cuba en el verano de 2015, en la que se dio a conocer un crédito del gobierno español de 40 millones de euros para estudios del mercado cubano y se identificaron nuevos negocios por otros 400 millones de euros.

Finalmente, en fecha reciente, luego que fuera lograda con el gobierno ruso una favorable renegociación de la deuda de la antigua URSS, se anunció un crédito por 1 200 millones de dólares para rehabilitar las termoeléctricas de Santa Cruz y Mariel, entre sus destinos más importantes.

Otra dimensión del impacto indirecto de la nueva etapa de relaciones entre Cuba y EE.UU. se registra en las cifras del turismo de este año, en el que se obtuvo un crecimiento del 18% como estimado para el año en comparación con 2014, lo cual llevará a cerrar el 2015 con alrededor de 3,5 millones de visitantes, incluyendo un crecimiento superior al 50% en los arribos de norteamericanos, a pesar de que el turismo a Cuba continúa prohibido por las leyes del bloqueo en ese país.

Esos efectos favorables quedan muy por debajo de las posibilidades que se abrirían si el presidente Obama ejerciera su capacidad ejecutiva para aliviar efectos negativos de mucho peso relacionados con las consecuencias económicas del bloqueo a nuestro país.

En tal sentido, entre las decisiones de mayor efecto que pudiera adoptar el presidente norteamericano están:

-Autorizar el uso del USD en las transacciones internacionales de Cuba y permitir que las mismas se realicen a través del sistema bancario de EE.UU. para las relaciones entre Cuba y terceros países. Sumaría cientos de millones de dólares al año el ahorro que supone eliminar las pérdidas por la devaluación de las monedas que debe utilizar Cuba en las operaciones financieras del país en casos como el euro y el dólar canadiense.

-Suspender la política de persecución financiera contra bancos de terceros países, que se ven frenados para operar con Cuba ante la evidencia de multas por más de diez mil millones de dólares solamente en los últimos tres años.

-Eliminar el límite del valor de los productos que pueden ser importados desde Cuba por visitantes estadounidenses, que hoy se limita a 400 USD, de ellos solo 100 en ron y tabaco.

-Autorizar la exportación de productos cubanos a EE.UU. Solamente en sectores que producen mercancías de un alto valor agregado como pueden ser productos farmacéuticos de base biotecnológica, esto pudiera representar unos 600 millones de dólares anuales.

-Autorizar a personas naturales y jurídicas de EE.UU. a realizar inversiones en Cuba. En tal sentido, los medios de negocios norteamericanos se han manifestado interesados en invertir en el turismo, la energía, la agroindustria, la biotecnología y en las tecnologías de la información bajo las condiciones de la nueva Ley de Inversión Extranjera aprobada en marzo de 2014.

Ninguna de estas medidas ni otras muchas que pudieran detallarse, se encuentran en la perspectiva inmediata de acción por parte del presidente estadounidense. Es más, Obama ha manifestado en una entrevista reciente que solo avanzará si producto de sus acciones se obtiene un cambio político en Cuba, lo cual impone una condicionalidad inadmisible para la Isla en el camino de una normalización de relaciones entre estados soberanos.

De este modo, todo parece indicar que el gobierno de EE.UU. seguirá presionando en las negociaciones para obtener concesiones por la parte cubana a cambio de un aflojamiento del bloqueo.

Para algunos analistas esta posición es congruente con el 2016 como año electoral, pero para Cuba la resistencia a ese tipo de presiones, que ha sido lo característico históricamente en las relaciones con EE.UU., será cuestión de principios en un escenario que muestra crecientes complejidades a corto plazo para lograr la eliminación del bloqueo norteamericano como obstáculo fundamental en la normalización de las relaciones entre los dos países.

* El autor es asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial

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