Sandra Álvarez – Negra cubana tenía que ser / La implementación de los objetivos de la III Conferencia Mundial Contra el Racismo, organizada por la ONU en la ciudad de Durban en 2001, y la designación, a partir del 2012, del Decenio de los y las afrodescendientes, son los puntos de partida fundamentales, de la reunión de trabajo de la Articulación Regional Afrodescendiente (ARA).
A solicitud de líderes de la región, expresada a Abel Prieto (ex ministro de Cultura de Cuba) en San Salvador de Bahía, la reunión de La Habana sesionó en la Fundación Ludwig de Cuba, los pasados 20 y 21 de septiembre.
El encuentro de La Habana, tuvo como finalidad activar y/o reactivar acciones coordinadas nacional e internacionalmente para un análisis objetivo de las políticas raciales, teniendo en cuenta las problemáticas comunes a nuestras sociedades, y las particulares, en aras de la elaboración de propuestas para insertarnos en los procesos de integración regional.
Las personas “afros” de América Latina y el Caribe son los descendientes de la trata de esclavos y el imperialismo; la des-humanización configuró un patrón de desigualdad bajo la colonialidad del poder, aclaró Lao Montes.
La xenofobia, la discriminación por orientación sexual y de género se articulan con el racismo, destacó Lao Montes, quien además reveló que las nuevas izquierdas del siglo XXI tienen que considerar, al mismo nivel, la lucha de clase con la de género, raza y sexualidad.
Por su parte, la líder afrocostarricense Epsy Campbell, precisó que faltan estructuras en la región, América Latina no integra al Caribe, zona geográfica harto compleja. Además reconoció los alto y bajos del movimiento afro de la región.
Para Campbell el gran desafío es generar un espacio de transformación de la sociedad en los aspectos económico, político, social, etc, que implica el establecimiento de nuevos pactos sociales, dado que los fundacionales son excluyentes y están marcados por el racismo. Este pacto incluye nuevas formas de negociación y de relación entre los hombres y las mujeres y entre estas últimas.
“El poder y los recursos están claramente racializados. Es una construcción tan fina históricamente y desenredarla es muy complejo, porque tiene raíces que se metieron hasta abajo y hay que desenterrarlo todo”, afirmó Campbell.
Por su parte la activista Gisela Arandia, de Cuba, destacó como elemento decisivo de ARA: “construir un espacio de una unidad estratégica entre nosotros y nosotras, como comunidades, países y sujetos individuales”.
Esteban Morales, activista cubano, reconoció que en Cuba existe cierto atraso en el tema, manifestado también un pocas propuestas que nos articulen a nivel nacional. Además internacionalmente se conoce poco lo se que hace en la Isla acerca de la problemática racial y acá no conocemos suficientemente lo que se hace en la región.
La cubana Mayra Espina, quien se ha dedicado a estudiar la pobreza en Cuba, resaltó que una de las fortalezas de ARA es su proyección geo-sistémica que supera el reduccionismo, según sus palabras: “mirar el asunto con articulación de escala es básico”. Del mismo modo destacó la recursividad de las exclusiones y que la racial no actua de manera aislada.
Roberto Zurbano precisó cómo el contexto en que se conforma ARA se destaca por la unidad crítica que se establece sobre el consenso de varias personas, para buscar una voluntad política y la capacidad operativa entre la región, los estados y las comunidades. Lo anterior supone para Cuba la inserción de las personas afrodescendientes en la agenda política de la nación. Zurbano es el autor de “Cuba: Doce dificultades para enfrentar al (neo) racismo o doce razones para abrir el (otro) debate”, artículo que examina los obstáculos en la eliminación del racismo y la discriminación racial en el país.
Tomasito Fernández Robaina, integrante de la Cofradía de la Negritud, exaltó el liderazgo de dicha agrupación, La Cofradía concibió hace cinco años 47 tareas y acciones dirigidas a obtener resultados progresivos y objetivos, en la eliminación de las manifestaciones de discriminación racial existentes en la sociedad cubana, así como en la reducción de la desigualdad racial fortalecida en los últimos años.
Fatima Patterson, reconocida por el proyecto teatral Macubá, propuso hacer énfasis en las directoras negras, para así articular una mirada y forma de concebir el hecho teatral menos europeizante. Además, propuso crear un centro de regional de teatro caribeño y latinoamericano.
El uso de las redes sociales, la creación de publicaciones y bibliotecas digitales, la circulación de la noticias relacionadas con el tema, así como el desarrollo de liderazgo fueron algunas de las propuesta hechas por Zuleica Romay.
“ARA tiene que tener una articulación audiovisual”, expresó Julia Mirabal, quien además reveló como se pueden aprovechar los canales ya existentes, como Telesur y TAL para llevar a la televisión la realidad de los pueblos afrodescendientes de la región, de manera comprometida y fehaciente. Además propuso la creación de un fondo para la memoria audiovisual, conservar los documentos que ya existen y la creación de un banco de imágenes vírgenes que podrían ser usados por las casas productoras.
Muchas otras propuestas fueron compartidas entre los asistentes a ARA, entre ellas: la realización en Cuba de un seminario internacional sobre Afrofeminismo, impartido por las activistas de la región, la socialización de buenas prácticas de equidad racial, la creación de espacios de incidencia política,
Carlos Rosero de Colombia, precisó el compromiso radical de ARA con el antirracismo. “Nuestro papel es que el sueño sea más cercano a lo que hemos pensado para lo cual tenemos que tener un piso mucho más sólido. No es posible empujar el sueño sin estar organizados”.
La respuesta de los y las afrodescendientes a la situación del pueblo haitiano, es otro de los elementos claves de ARA, constituyendo quizás el más novedoso, nunca antes planteado por una red de trabajo existente en la región.
ARA nace entonces con la intención de promover, diseñar acciones sustantivas hacia las poblaciones afrodescendientes de manera que se garantice su participación en sus propios procesos de desarrollo y bienestar. Además tiene entre sus objetivos fundamentales la recuperación de la memoria histórica de dichos pueblos, comunidades y personas.
La búsqueda de mecanismos que permitan poder incidir en formas de relación, articulación y comunicación a partir de acciones específicas donde la población afrodescendiente pueda adquirir el protagonismo que le corresponde, así como la implementación de políticas dirigidas a la población afrodescendiente, con énfasis en mujeres y jóvenes, y la participación de nuestras comunidades son algunas de la directrices que propone ARA.