Ejecutando una orden de Washington, las autoridades de Francia, Italia, España y Portugal prohibieron al avión presidencial del líder boliviano, Evo Morales, sobrevolar sus respectivos territorios en ruta de regreso a Bolivia tras un viaje oficial a Rusia donde asistió a una cumbre de países productores de gas.
Para hacer más humillante aún la genuflexión, basta señalar que lo que motivó la orden estadounidense a los europeos fue la intención de capturar a Edward Snowden -ex agente de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), autor de públicas revelaciones sobre las operaciones de espionaje que sistemáticamente realiza Washington sobre sus aliados europeos- quien erróneamente suponían viajando con el mandatario boliviano.
Cuando el avión que trasportaba a Morales se hallaba a pocos kilómetros de las fronteras francesas, las autoridades de París, que varios días antes habían concedido la autorización solicitada según las normas aeronáuticas y diplomáticas internacionales, cancelaron el permiso de sobrevuelo de su territorio acatando la orden de EEUU, lo que obligó a la nave aérea presidencial a aterrizar en emergencia en Austria, por falta de combustible suficiente para otra ruta.
"Lo que hemos tenido es un avión presidencial dando vueltas sin que los países de la zona le dieran permiso para aterrizar” declaró la Ministra de Comunicaciones de Bolivia, Amanda Dávila.
"En un caso de emergencia de cualquier avión comercial, uno puede aterrizar en un aeropuerto cualquiera y aquí no se ha dado el caso y se ha obligado al presidente a exponer su vida y regresar a un lugar...", enfatizó.
Con tal actuación, sin antecedentes en la posguerra, Europa violó disposiciones y normas del derecho internacional, puso en peligro la vida del mandatario boliviano y pudo generar una crisis de extrema gravedad e impredecible repercusión para la seguridad de los diplomáticos europeos en todo el mundo.
Edward Snowden, con sus revelaciones sobre el espionaje que Estados Unidos practica sobre varios países de la Unión Europea, había prestado un valioso servicio a los pueblos de Europa cuyos gobiernos al hacerse público tanto atropello de sus soberanías, se vieron forzados a adoptar una posición pública de censura a Washington, a condenar públicamente los hechos denunciados y exigir respeto para sus soberanías.
Las actuaciones oficiales de estos gobiernos europeos en el caso de la prohibición del sobrevuelo del avión presidencial boliviano puso bien temprano en evidencia la hipocresía que encerraban esos pronunciamientos.
Algunos otros países europeos no incluidos en la ruta prevista para el vuelo presidencial, como Italia, aparentemente contactados por EEUU para evitar eventuales alternativas al vuelo presidencial, se apresuraron a comunicar su disposición de prohibir el sobrevuelo o aterrizaje de éste acatando el pedido de Washington.
El 27 de junio, el Presidente Obama dijo en una conferencia de prensa en Senegal, donde se encontraba como parte de su gira por África, que él no "moverá jets" ni envenenará las relaciones con China o Rusia para capturar a Edward Snowden. “Si sale de la zona de tránsito internacional del aeropuerto de Moscú donde está escondido no intentaremos interceptarlo. No voy a estar luchando con jets para capturar un hacker de 29 años de edad”, aseguró.
Sin embargo, menos de una semana más tarde, tuvo lugar la acción de los órganos de inteligencia estadounidenses que pudo haber costado la vida del Jefe de Estado boliviano sin que hasta el momento Washington haya siquiera pedido excusas al Presidente Evo Morales ni a los dignatarios europeos a quienes llevó a un ridículo tan cruel ante sus pueblos.
El hecho de que Washington se muestre tan obstinadamente interesado en la captura de Edward Snowden sin que haya sido capaz de aportar a la opinión pública algo que desmienta el irrespetuoso y traicionero comportamiento de la superpotencia para con sus propios aliados, habla también de la conducta real del imperio en materia de respeto por los derechos humanos de sus ciudadanos y constituye un argumento sólido a favor de la legitimidad de la demanda de asilo político de Edward Snowden.
* Manuel E. Yepe, periodista cubano especializado en política internacional.
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