Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Como es común que el cubano/a se acuerde de Santa Bárbara cuando truena, quien escribe le rogó a Dios que el sentido común iluminara al electorado estadounidense para que dejara de votar mayoritariamente por Donald Trump. Sin embargo, el magnate yanqui se acaba de convertir en el próximo presidente de los Estados Unidos de América.


Mi resistencia a que Mr. Trump encabezara la Casa Blanca la basé en su postura política, pues son públicos sus desatinos: por ejemplo, tres años atrás afirmó que negros e hispanos eran los culpables de casi todos los crímenes violentos; en Junio de 2015, tachó a los inmigrantes mexicanos de violadores y narcotraficantes, y defendió la construcción de un muro fronterizo a costa del erario del país vecino; y dos meses después, propuso la deportación de once millones de inmigrantes ilegales y la retirada a sus hijos de la ciudadanía estadounidense.

Asimismo, en que tampoco los musulmanes escaparon de la animadversión del individuo en causa. Careció de casualidad que en la Convención Nacional Demócrata en la que Hillary Clinton aceptó la nominación para la presidencia de EEUU, Khizr Khan, padre del soldado Humayun S. M. Khan muerto en combate en Irak, sentenció ─tras recordar que su hijo musulmán “sacrificó su vida para salvar la vida de sus compañeros” del ejército estadounidense: “Tú no has sacrificado nada”. “Donald Trump constantemente calumnia el carácter de los musulmanes”.

También, en que en Las 8 frases más detestables de Donald Trump (O 10 nuevos motivos para que te caiga peor de lo que ya te cae), cuando este millonario aspiraba a ser candidato a la presidencia de su país, se adelanta que “El señor Trump es incendiario con sus palabras, la mayoría de las veces cargadas de odio, racismo y resentimiento”. Todo, sin dejar de atacar una y otra vez a los medios de prensa, a periodistas en específico y a cuantas personas que cuestionaran su actitud. En tal escenario, me sentí motivado a escribir EEUU: ¿'boberías' en su Democracia?

A pesar de tanto horror, a esta altura tengo la impresión que mucho caló en millones de votantes indecisos —se calcula que hasta un 25 por ciento del electorado— las manifestaciones de Trump contra la fuga de compañías estadounidenses que mudan sus operaciones al vecino azteca y a favor de impuestos a productos importados bajo el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá; al paso que prometió imponer una presidencia de “ley y orden” para combatir la delincuencia en ciudades donde se ha incrementado el crimen, según un reporte de el Nuevo Herald.

Y en este contexto, ni remotamente descarto que devino impronta positiva para quienes se inclinaron a su favor el hecho de que este líder de un imperio empresarial orientado a la construcción de casinos, hoteles y viviendas de lujo haya sido capaz de mantenerse frente a dificultades financieras, un aspecto que se convirtió en “un considerable prestigio y popularidad como encarnación del self-made man norteamericano, a pesar de su carácter ególatra y sus dudosos escrúpulos”, de acuerdo con su Biografía.

Sin embargo, una cosa es ser candidato y otra presidente. Por ello, poco debe extrañar que sabiéndose ganador, Donald Trump haya expresado mirando hacia dentro de su país:

“[...] Les prometo a todos los ciudadanos de nuestra tierra que voy a ser el presidente de todos los estadounidenses, y esto es muy importante para mí. A los que han decidido no apoyarme en el pasado, que ha habido algunas personas, les extiendo la mano pidiéndoles su orientación y ayuda, para que podamos trabajar juntos y unificar nuestro gran país.

“Como dije desde el principio, no tuvimos una campaña, sino más bien un movimiento fabuloso e increíble, con millones de hombres y mujeres muy trabajadores, que aman a su país, y quieren un futuro mejor para sí mismos y para sus familias. Es un movimiento de estadounidenses de todas las razas, de todas las religiones y creencias, que quieren y tienen la expectativa de que nuestro gobierno sirva a la gente, y así será”.

Por similar razón (estará conduciendo la administración de EEUU), manifestó de cara a la política externa:

“[...] Vamos a llevarnos bien con todas laa demás naciones que estén dispuestas a llevarse bien con nosotros. Vamos a tener unas relaciones fabulosas. Tenemos la expectativa de tener relaciones fabulosas. Ningún sueño es demasiado, ningún desafío es demasiado grande. Nada de lo que deseamos para nuestro futuro está lejos de nuestro alcance. América ya no aceptará nada que no sea lo mejor.

“Tenemos que recuperar el destino de nuestro país, y soñar con cosas grandes y atrevidas. Tenemos que hacer eso. Vamos a soñar en cosas para nuestra nación, y cosas bellas, y cosas exitosas otra vez. Quiero decirle a la comunidad internacional que, aunque los intereses de América siempre serán prioritarios, vamos a tratar justamente a todos. A todas las personas, y a todas las naciones. Vamos a buscar terreno común, nada de hostilidades. Asociaciones, no conflictos”.

(Deseo dejar constancia de que me inclino ante Michael Moore, quien tempranamente (28/07/2016) expresó: “Siento ser el que dé las malas noticias, pero ya os lo advertí el pasado verano cuando dije que Donald Trump sería el candidato republicano a la presidencia. Y ahora traigo unas noticias aún peores y más deprimentes: Donald J. Trump va a ganar las elecciones en noviembre. Este ignorante, peligroso y miserable payaso a tiempo parcial y sociópata a tiempo completo será el próximo presidente de Estados Unidos. Presidente Trump. Vamos, id practicando, porque será así como nos tendremos que dirigir a él durante los próximos cuatro años: 'PRESIDENTE TRUMP'”. Y a la vez, hago mío Ni Trump ni Hillary, ¡los bancos!).

En este orden de pensamiento, me acompaña esta convicción absoluta: no se vislumbra que “el Norte revuelto y brutal” esté en condiciones de renunciar a sus pretensiones de hacer fracasar la Patria Socialista que voluntariamente construimos el grueso de cubanas y cubanos; y en perspectiva, garantizaremos un futuro de Dignidad, Prosperidad, Equidad y Felicidad para nuestro pueblo, en la misma medida en que cada quien cumpla honrosamente con su desempeño concreto en su familia, la comunidad y ocupación profesional en contracorriente con la chapucería, la ilegalidad, la burocracia, la corrupción … Atentos hemos de seguir, pues, a la eficiencia económica, a la lucha contra las variantes de subversión y a no olvidar JAMÁS que una Revolución vale cuanto sea capaz de defenderse-enriquecerse.

Entretanto, considero que hay que esperar para confirmar la naturaleza del flamante presidente. Mas, dudo que haga gala/tenga éxito un contrasentido de Donald Trump de cara a la Mayor de las Antillas, teniendo en cuenta lo mucho que podemos hacer el uno por el otro —quién desprecia que la Biotecnología cubana exhibe logros al enfrentar 26 enfermedades, por solo citar un ejemplo. iAmén!

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