Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Confieso que me sentí atraído por el rótulo ¿Cómo consigue Cuba una sanidad con índices de un país rico?, firmado por Álvaro Fuente desde La Habana para el madrileño periódico EL PAÍS, este 7 de Febrero; a pesar de que, al ojear su inscripción (“La isla cuenta con indicadores que son la envidia de la región, pero su sistema también tiene numerosas sombras”), advertí que leería algunas ¿pifias? por “descuido”. Y así resultó.


Entre las bondades que al respecto resalta el rótulo de marras, aparece que el Gobierno caribeño siempre se ha vanagloriado de fomentar y cuidar del servicio básico, gratuito y de carácter universal que ofrece a su población; que una de las claves para los logros cubanos en materia de salud es que el gasto en el sector fue en 2015 de un 10,57% del PIB, muy por encima de países como EE UU, Alemania, Francia o España; y que cuenta desde hace cuatro décadas con uno de los sistemas de atención primaria más proactivos del mundo.

Mas, no tarda El PAÍS en destacar la “otra cara” del tema que le presenta a sus lectores/as: “El estado reserva los mejores hospitales, equipos y medicinas para la élite del poder y los extranjeros, mientras que desatienden la calidad del servicio que se le da al cubano de a pie que tiene que conseguir toda clase de medicinas en el mercado negro o pedirlos a sus familiares expatriados”.

A renglón seguido, certifica lo anterior apoyado en una fuente ¿fidedigna?:

“Y es que según el doctor Julio César Alfonzo, 'Cuba tiene sus servicios médicos divididos en dos: uno está pensado para los cubanos y otro para los extranjeros, quienes reciben un cuidado de mayor calidad, mientras que la población nacional tiene que conformarse con instalaciones en ruinas, falta de medicamentos y equipos y falta de personal especializado, ya que éste es enviado al extranjero para generar ingresos para Cuba'”.

No me voy a detener en que “las claves para los logros cubanos en materia de salud” encuentra expresión este año, pese a las tensiones financieras, en los gastos sociales que mantienen similar comportamiento que el 2016 y representa el 62 % del total de los gastos corrientes planificados; al paso que en el particular de los “sectores de Educación, Salud Pública y Asistencia Social ocupan el 51 % del total de los gastos dedicados a los sectores sociales, mientras que los de la Seguridad Social participan en un 16 %”. Sí traigo a colación, grosso modo, qué se realiza en la provincia de Camagüey, situada al Centro-Este de la Isla —lugar de residencia de quien escribe.

Desacredito que se “desatienden la calidad del servicio que se le da al cubano de a pie”. Si no, medítese en qué sucede con el Hospital Universitario Manuel Ascunse Domenech que cuenta con centros especializados en Nefrología, Oftalmología y Cardiología, posee todas las especialidades del área clínica y atiende casi la totalidad de las emergencias y patologías clínico-quirúrgicas de Camagüey y las provenientes de otras provincias cercanas; que desde el año anterior funciona un nuevo cuerpo de guardia que cambia en la provincia la concepción de la asistencia médica de urgencia, pues, además de tener una unidad de cuidados intensivos emergentes, está habilitado con dos salas de observación, una clínica y otra quirúrgica, y tres salones de operaciones; y cuya restauración capital “nos permitirá avanzar en el propósito de convertir la institución en centro asistencial de impacto y reconocimiento por la comunidad, a partir de la excelencia de los servicios y de los indicadores de salud que logremos” ─asegura Miguel García Rodríguez, su Director.

Apenas agrego que en Camagüey hubo menos bebes fallecidos en 2016 respecto al anterior año, con una tasa de mortalidad infantil de 4,3 muertes por cada mil nacidos vivos; y dos municipios, Guáimaro y Carlos Manuel de Céspedes, sin decesos en menores de un año; al tiempo que la reparación capital del Hospital Pediátrico Eduardo Agramonte Piña, con la renovación total de la sala de Neonatología incluida, fue de las acciones principales destinadas a reforzar el programa de cuidados al recién nacido, especialmente con bajo peso, una de las principales causas de la mortalidad.

Y lo que muy sucintamente usted acaba de leer, NO es “para la élite del poder y los extranjeros”, sino para cualquier ciudadano/a de mi terruño y/o del patio sin distinción de poder adquisitivo, color de la piel, género, edad, creencia religiosa, militancia ideológica…, atendiendo a la voluntad política de nuestro Gobierno Revolucionario con el apoyo del grueso de mis compatriotas.

Así ─en tanto que complemento la denuncia que realicé en Mayo de 2015 a la desvergüenza del mismo periódico─, imagino que mis lectores/as hayan encontrado la explicación a mi advertencia de algunas ¿pifias? por “descuido” de EL PAÍS ante la Mayor de las Antillas al moverse entre verdades y omisiones en su rótulo “¿Cómo consigue Cuba una sanidad con índices de un país rico?”.

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