Hago presentes aquí mis saludos antiimperialistas, y tomo el permiso de dar los primeros al Señor Presidente de la República de Nicaragua, Don Daniel Ortega y a la Señora Vicepresidenta Doña Rosario Murillo, mi mayor respeto a su ejemplo creador del Frente Sandinista, triunfo de la Revolución.
Después sufrimos las pérdidas de vidas y la electoral que provocó la guerra, pero el Frente Sandinista, supo recuperar el gobierno con trabajo político-social que alentaba a los decaídos, recuperaba a los titubeantes y reforzaba a la militancia sin tacha.
Saludo al Señor Embajador de Nicaragua en España, el Doctor Don Carlos Midence, escritor e historiador, cuyo libro Las complejas relaciones entre EEUU y América Latina, enseña a ver al pequeñito, Nicaragua, y al monstruo imperialista. Gracias por otorgarme la responsabilidad de hablar en este aniversario de la Nación, el de la Batalla de San Jacinto.
Y saludo a ustedes, compañeras y compañeros internacionalistas, defensores de la paz y la justicia social, ejemplo antiimperialista.
Paso a lo que nos ocupa: La Batalla de San Jacinto. Es una exposición histórico cultural viva que aporta la lección de la defensa frente al agresor. Su eje es la unidad de la nación, el pueblo de fuerte conciencia y disciplina, el arma más potente.
La historia dice: en la Batalla de San Jacinto se dirimía si Nicaragua iba a ser territorio colonial de los piratas yanquis del asesino William Walker, o su futuro era la solución independiente de la región. Y digo la región porque el enfrentamiento era regional. Los héroes nicaragüenses de la Batalla, de escaso número, armas de fuego antiguas, de pistón y cargar con pólvora y bola de plomo, y arcos y flechas, hay que reconocer a los valientes indios flecheros de Matagalpa, se batieron contra el enemigo, doblado en número y con rifles de repetición y munición sin fin. Cuando las armas nicas no pudieron disparar más y se vinieron encima los filibusteros hubo un especial peligro, pero los héroes nicaragüenses con cuchillo, bayoneta y piedra, demostraron su deseo de libertad de la Patria. Los expertos latinoamericanistas afirman que la victoria nicaragüense en la Batalla de San Jacinto admiró a la región que, en circunstancias parecidas, asimiló la enseñanza.
La Batalla es el resultado cimero de lo que mañana 15 de septiembre celebra Nicaragua, el bicentenario de la Independencia: en 1821 el régimen imperial español se rendía. Esa primera independencia peligraba ante el imperio del norte en la Batalla de 1856, el mismo al que hoy Nicaragua vuelve a resistir.
La Historia dice que los yanquis se encontraron con los mejores combatientes, los de compromiso con su pueblo, los más audaces, capaces de responder golpe por golpe, envolver al enemigo y, en acto estratégico, hacerle creer que les asistían más tropas al soltar un tropel de caballos que desorganizó a los filibusteros. Hasta las piedras tomaron el lugar de la munición: los yanquis se echaban encima, no daba tiempo a recargar las pistolas y fusiles de pistón, y el Sargento Primero Andrés Castro echó mano a una piedra que descargó en la cabeza de un enemigo. Andrés Castro, héroe nica, estratega, organizó la sorpresa por la retaguardia y mandó atacar gritando ¡Viva Nicaragua!, y abrió paso a los caballos contra los extranjeros, y los nicas los persiguieron y ultimaron.
En este tenor, la contribución de la Batalla a Nicaragua alimenta la conciencia de Patria, lo común desde la raíz: independencia, lucha al opresor, bienestar social, justicia y paz, colaboración y entendimiento. El Frente Sandinista tomó el testigo antimperialista de la Batalla de San Jacinto.
El FSLN continua la lucha de Sandino, General de Hombres y Mujeres libres, su lema fue No me vendo ni me rindo. Al General libertador lo asesinó el 21 de febrero de 1934 el vendepatria Somoza, servicial del imperio. Sacasa le hizo jefe de la Guardia Nacional, y Somoza le daría el golpe de Estado.
Digo por el General, lo del gran escritor Miguel Ángel Asturias: Hablan en las plazas, en las universidades, en todas partes, de ese general de América, que se llamó Augusto César Sandino… usadlo contra el panamericanismo del silencio y que resuenen nuevas voces de juventudes alertas en las atalayas, pues la lucha de Sandino continúa.
Como continuador de San Jacinto, y de Sandino, el Frente Sandinista, repele a los viejos y raposos traidores, burguesía vendepatria, garrapata que añora la dictadura imperial. Fracasados en su intento de golpe en 2018 busca envenenar la sangre y debilitar el cuerpo de la Nación para que el invasor la someta. Como muy bien lo resumiera el poeta nicaragüense Fernando Gordillo, Nicaragua toda, Sandinista, sabe que el enemigo es el mismo. Los vendepatria, sorprendidos in fraganti con dinero de la potencia extranjera para sus fines, dejan a la vista su odio de clase: piden sanciones unilaterales (que son agresiones) contra Nicaragua, bloqueo, invasión, dinero para mercenarios, propaganda a las corporaciones mediáticas de la guerra de 4ª generación, campañas de descrédito personal, a la Unión Europea injerencista, submarino del yanqui, le dicen que dañe a Nicaragua, y amenazan los logros Sandinistas: educación, sanidad gratis, pensiones, vivienda, energía eléctrica y alternativa, autoproducción de alimentos, la mejor red de carreteras regional, reparto más equitativo, aprobación internacional como sociedad pacífica, que reduce pobreza y diferencias, sociedad política integradora de géneros y razas, país entre los mejor librados en la pandemia. Nicaragua es la nación menos convulsiva, más serena, más tranquila y segura de la región. Nicaragua no es peligro para nadie, no es injerencista, no invade, no fomenta el terrorismo ni la droga, no es plataforma del imperialismo. Esa es la Nicaragua del Frente Sandinista, ejemplo de justicia social, derecho igualitario, solidaridad, paz, respeto a los pueblos y naciones, y defensa de la verdad histórica. Nicaragua hoy profundiza lo incubado en San Jacinto, donde el yanqui invasor fue derrotado, y seguirá siendo derrotado, las elecciones de noviembre refrendarán lo dicho aquí.
Gracias por su atención. Viva la Batalla de San Jacinto, Viva el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Viva Nicaragua Independiente, Libre y Soberana.
Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: Gaza 51 días; Palestina. Crónicas de vida y Resistencia; Dietario de Crisis; Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero; y, Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Presidente de Estudios Sociales AMANE, Miembro de la Alianza Europea para la Solidaridad con los Detenidos Palestinos. Miembro del Frente Antiimperialista Internacionalista.