Wilkie Delgado Correa* - Cubainformación.- Siempre habrá momentos para cumplir también con el deber de ser solidarios con otros pueblos.
En este octavo aniversario de la etapa que he llamado de su siemprevida, expondré la experiencia conocida de que después de iniciadas las misiones internacionalistas de los médicos, comenzó la participación de los estomatólogos.
Estaba presente en el teatro Carlos Marx de La Habana en el acto conmemorativo del día 3 de Diciembre y Fidel en su discurso se refirió a los estomatólogos, unos 100 que habían partido hacia Venezuela para cumplir la misión por primera vez en Barrio Adentro. Y Fidel comentó que en ningún otro grupo de profesionales despedidos, había encontrado tanto entusiasmo y agradecimiento como el de los estomatólogos porque se les hubiera tenido en cuenta para aquella misión, y añadió otros elogios y consideraciones sobre la Estomatología.
Resulta interesante al respecto que Tarek William Saab, entonces un joven poeta venezolano, y hoy Fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela, en su libro LOS NIÑOS DEL INFORTUNIO, memoria de la misión médica cubana en Pakistán, refiriera que los profesionales que participan en esas misiones son elegidos y bien amados por Fidel, y que él (Tarek) había tenido la oportunidad de participar en tres reuniones en que el Comandante en Jefe había despedido a médicos internacionalistas. Cuenta que la primera oportunidad fue cuando iban a Venezuela más de cien estomatólogos para incorporarse a la Misión Barrio Adentro. Añadía Tarek que en cada uno de esos adioses temporales, Fidel modela un ambiente, funda un clima, una estación de cálida evocación e inolvidable magisterio, donde sus palabras y su sola presencia ya implican un compromiso, y adquiere un significado especialísimo la convocatoria a ese fugaz “hasta luego”.
El exclusivo lugar que en los sentimientos de Fidel tienen esos contactos de despedida, explica su preocupación por los que parten, hasta en los mínimos detalles. A semejanza de los padres milenarios enseña con el ejemplo de la sobriedad, el sortilegio de vivir eternamente en el alma de cada uno de nosotros. Fidel los despide y parece entregar sus más íntimas emociones en el recinto en que los convoca. Habla, aconseja, pregunta, responde. Atesora ese momento de un “hasta luego” con sabor de glorioso regreso, como si estuviera de nuevo a las puertas del Moncada o en la entrada inolvidable de La Habana. Titánico en la construcción de una nación que se agiganta frente a las ruinas del egoísmo de las superpotencias con su crimen de humanidad.
Finalmente debo señalar que en ese contingente de 100 estomatólogos, se encontraban 12 santiagueros, entre los cuales se encontraban profesores de la Facultad de Estomatología. Así que hoy, 21 años después, hay motivos para sentirse orgullosos de haber cumplido con Fidel cuando hizo falta. A la vez que se tiene la convicción que siempre habrá momentos en el futuro para ser solidarios con otros pueblos del mundo y cumplir también con el deber de ser internacionalistas.
Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Premio al Mérito Científico del MINSAP por la obra de toda la vida.
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