Artur González / Heraldo Cubano.- El pasado 2 de mayo 2025, la congresista María Elvira Salazar atacó al presidente de Colombia, Gustavo Petro, por solicitarle a Estados Unidos que reflexione sobre los efectos del Bloqueo a Cuba, después de constar las masivas marchas del pueblo en toda la Isla, durante la celebración por el 1ro de Mayo.
Esto enfureció a la congresista anticubana que, como tantos en Estados Unidos, pensaba que esos actos serían un fracaso, debido a las penurias que soporta el pueblo por el recrudecimiento de las medidas de guerra económica, comercial y financiera, impuestas por Estados Unidos hace 66 años, unido a las campañas mediáticas desplegadas desde Miami para que el pueblo no marchara.
A través de su cuenta en la red social X, la congresista escribió:
“¡No, presidente Petro! Lo que usted llama ‘reflexión’ es complicidad con una dictadura asesina. Mientras los cubanos huyen de la represión y cárceles políticas, usted aplaude desde lejos y justifica lo injustificable”.
Hay tener muy poca vergüenza para escribir tal cosa, cuando ella junto a Marco Rubio, Carlos Gimenez y Mario Díaz Balart, son acusados de traicionar a los cubanos que ingresaron en Estados Unidos bajo el parole humanitario y con el documento I-220-A entregado a su entrada por la frontera, supuestamente “huyendo del socialismo”, porque después que los estimularon a emigrar, ahora no han propuesto en el Congreso ninguna medida que los beneficie.
Todos vieron por la TV el pasado año 2024, como María Elvira encaró groseramente al entonces secretario de Estado, Anthony Blinken, para que no sacara a Cuba de la Lista de países que patrocinan el terrorismo; sin embargo, no ha hecho lo mismo con Marco Rubio, también de origen cubano, ex senador por el estado de Florida y miembro de la misma mafia anticubana que hicieron carrera política con las campañas contra Cuba.
Ante esa inmovilidad, los cubanos y otros latinos residentes en Florida que tienen familiares amenazados de ser deportados, colocaron un cartel gigante en la autovía de Palmeto, donde aparecen las fotos de esos políticos con la palabra “traidores”.
Ninguno de ellos ha acusado a Donald Trump por sus decisiones de deportar a todos los que ingresaron con la aplicación CBP One y ahora les comunican oficialmente que sus permisos de trabajo, expiran en dos semanas, quedando desamparados y sin recursos para mantenerse, situación que creó incertidumbre y preocupación en una masa mayor a las 900,000 personas, que hasta este momento han pagado sus impuestos.
Desde 1959, el gobierno yanqui inició fuertes campañas mediáticas para dañar la imagen de Cuba, incitando las salidas ilegales, la entrada por la fuerza en sedes diplomáticas, el robo de aeronaves, naves y el abandono de misiones, todo con el objetivo de hacerle creer al mundo que huían del comunismo, pero ahora les dan la espalda porque ya no necesitan de ellos.
Ante la cantidad de cubanos asentados en Estados Unidos, como supuestos refugiados políticos y sin estatus legal, en 1966 el presidente Lyndon Johnson aprobó la Ley de Ajuste Cubano, la cual permite que todo cubano que llegue a Estados Unidos, tiene el derecho de solicitar su residencia legal a los 366 días, y recibir permiso de trabajo a los 90 días de su arribo, privilegio del que solo gozan los que salen de las “garras del comunismo cubano”.
Esa ley está vigente y no se puede derogar sin la aprobación del Congreso, porque los representantes de origen cubano en esa instancia, presentaron una enmienda que fue aprobada para evitar que la misma fuese eliminada y mantener la manipulada idea que los cubanos no emigran por causas económicas, sino políticas.
Ante este complejo escenario para miles de cubanos, María Elvira y sus compinches en el Capitolio, deben dejar de acusar a los que abogan por la eliminación de esa guerra económica y comercial, conocida como Bloqueo, y enfrentarse sin miedo a las pretensiones de deportación previstas por Trump, con la complicidad de Marco Rubio, quien está más preocupado por cuidar su puesto de secretario de Estado y sus aspiraciones futuras de ser presidente del imperio, que del destino de miles de cubanos, ahora en un limbo legal.
Preciso José Martí cuando afirmó:
“Los árboles corrompidos han de arrancarse de raíz”
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