Paco Azanza Telletxiki - Cubainformación - Video: teleSUR.- En lucha absolutamente desigual el pueblo boliviano resiste, compañero Nicolás Maduro, ya que son el Ejército y la Policía quienes tienen las armas para defender el Golpe, no el pueblo para defender su proceso emancipador y al Gobierno legítimo de Evo Morales.
Al pueblo le asiste la razón pero no las armas que, llegado el momento y lamentablemente, se tornan imprescindibles para defenderse ante tan brutal y artero golpe de la oligarquía nacional y extranjera. Ante la carencia de estas y de la preparación debida, que tampoco se les procuró, la población se ha convertido en carne de cañón, como lo demuestra la cantidad de muertos y heridos siempre pertenecientes al bando golpeado.
Pero es que, además, el pueblo se ha quedado sin los máximos referentes políticos, ya que tanto el presidente como el vicepresidente se fueron a las primeras de cambio abandonando literalmente a sus gobernados. Quedan, por supuesto, otros importantes líderes cuyas cabezas también pide el gobierno de facto pero, obviamente en la clandestinidad, permanecen en territorio boliviano, como es el caso del máximo dirigente de los cocaleros del Trópico, Andrónico Rodríguez, que aún buscado por los agentes de la dictadura visitó recientemente de manera sorpresiva la Ciudad de El Alto, donde compartió con las familias de los asesinados durante estos días y arengó, jugándose el tipo, a la numerosa concurrencia.
Tanto Evo Morales como Álvaro García Linera dijeron que renunciaron en aras de evitar un baño de sangre. Pero su renuncia no lo evitó. No mucho después se marcharon del país (creo que la expresión más acertada sería decir: huyeron) en aras, igualmente, de evitar un baño de sangre. Tampoco evitaron con su espantada dicho baño; lo único que consiguieron es salvar el pellejo y que su sangre no se sumara a la de otra gente del pueblo, que sí la derramó y forma parte del baño que supuestamente pretendían evitar el presidente y el vicepresidente.
Creo que es bueno recordar que, como tú bien sabes, el compañero Hugo Chávez nunca renunció a su cargo, nunca firmó la renuncia ni siquiera estando secuestrado y amenazado de muerte durante el golpe de 2002; mucho menos se fue del país en aras de evitar supuestos "males mayores". Se quedó donde debía, junto al pueblo, que finalmente logró rescatarlo y derrotar el golpe de Estado.
Lo mismo pasó contigo, compañero Maduro. A ti también te han pedido y amenazado para que renuncies, los mismos que provocaron más muertes en las calles de Venezuela que ahora mismo existen en Bolivia como consecuencia del golpe. Pero ni en los momentos más críticos accediste a sus inaceptables y siniestras peticiones. Afortunadamente, tampoco te fuiste de Venezuela, a pesar de que las botas del imperialismo yanqui ya estaban prácticamente metidas en la patria de Bolívar. Sigues al lado de tu pueblo, perfeccionando con este la defensa de la Revolución Bolivariana ante las más que posibles embestidas militares del enemigo; otro tipo de agresiones nunca han cesado en veinte años de Revolución Bolivariana, más bien se han acrecentado.
Está claro que el Ejército venezolano no es el boliviano, pero es que, además, en la tierra de Bolívar se organizó y armó al pueblo creando las milicias (como también lo hizo Cuba revolucionaria, donde en situaciones más comprometidas el compañero Fidel nunca se fue de la Isla irredenta; desde ésta siempre se enfrentó al poderoso enemigo, otro ejemplo de que se puede resistir al imperialismo sin renunciar a los procesos emancipadores). No cabe duda de que esta fortaleza es freno importante para el enemigo, por fuerte que sea. Tanto en Cuba como en Venezuela, a pesar de tener un Ejército leal al pueblo (en Cuba a las FAR se les llama acertadamente el pueblo uniformado) se crearon las milicias que, como sabes, son civiles preparados y armados para enfrentar cualquier agresión.
En Bolivia no dedicaron esfuerzos para crear una autodefensa similar y ahora los resistentes deben enfrentase con palos y piedras a un enemigo que no tiene reparos en disparar, incluso desde helicópteros con fuego real, contra el pueblo.
Lamentablemente, en Bolivia la cosa huele muy mal. La persecución del gobierno de facto contra los opositores del MAS y otros no se detiene. Por otra parte, se negocia con los golpistas la celebración de elecciones. Estas, por supuesto, serán diseñadas para que los fascistas continúen en el poder usurpado desbaratando todo lo hecho durante casi catorce años (no podrá participar en ellas cualquier candidato; Evo Morales y Álvaro García Linera está claro que no). Y, lo que es más sangrante, este ejercicio servirá para "legalizar" ante el mundo el golpe de Estado.
Lejos de rechazar este blanqueo golpista, parece ser que Evo Morales está dispuesto a aceptar lo inaceptable. Incluso, ya ha anunciado, otra vez en aras de que se detenga el derramamiento de sangre, en aras de la "paz", que renuncia también a presentar su candidatura. Cabe subrayar que ese tipo de paz suele ser poco pan para hoy y mucha hambre para mañana. Y es que la paz no sólo se mide en si se derrama sangre o no; también se mide si se tiene alimento o no para llevárselo a la boca, sanidad, enseñanza, vivienda... La lista para que la vida sea minimamente digna es larga y, no cabe duda de que con los golpistas en el poder, esta será mermada hasta límites insospechados. Esto ha sucedido en muchos lugares del mundo, y todo apunta a que en Bolivia no va a ser diferente.
Compañero Maduro, no cabe duda de que el apoyo moral que expresas hacia el pueblo boliviano es importante. En el vídeo que adjunto a continuación dices esto: "La solidaridad con Evo. El apoyo a Evo. El apoyo de la resistencia. Que nadie se canse, que nadie se rinda, arriba la Wiphala y la resistencia continúa en Bolivia con Evo Morales, contra la dictadura. Que nadie se canse, que nadie se rinda. Arriba la Wiphala y arriba la batalla".
Insisto, compañero Maduro, en que el apoyo moral es importante pero, con Evo Morales fuera del país y renunciando a demasiadas cosas irrenunciables (primero convocó nuevas elecciones habiéndolas ganado —siempre en aras de apaciguar a la fiera que sigue sin saciar su voraz apetito—, después renunció a su cargo...), la continuidad de la heroica resistencia ejercida durante estos días por el pueblo, sin hoja de ruta y absolutamente desarmado, se torna ciertamente complicada, por no decir abocada al fracaso.
Sé que tus palabras de apoyo son sinceras, pero en estas circunstancias tan adversas pedirles que resistan "con Evo", que por los motivos que ya he señalado no supo proteger a su pueblo y ahora está en la antípodas del campo de batalla, más parece un sarcasmo.
Ojalá que, con Evo o sin Evo, el pueblo boliviano recupere el Gobierno que sus miembros nunca debieron dejarse arrebatar y vuelva a ser el conductor del proceso emancipador, ahora lamentablemente frustrado.