Enrique Milanés León - Granma.- Sentado en la hierba, en la cortina de la presa, Israel Sánchez Tem observa a sus compañeros y comparte con el reportero impresiones sobre el cambio: "Me crié en el monte y no había visto algo así; no hay nada como el adelanto. La comida de los animales es segura y los pescadores no pasan el trabajo de las redes; en la jaula ya saben cuánto van a pescar". 

Este obrero del municipio de Guáimaro, en Camagüey, no se moja los pies en el embalse Cascorro 88, pero desde su labor de mantenimiento de la unidad sigue hace una década el avance del programa acuícola, ahora en otra etapa fortalecido con la puesta en producción de la cría intensiva de tilapia en jaulas.

Mientras rosáceos peces son "liberados" de su prisión rumbo al bote y las cajas, se conocen números halagüeños. Solo en aquel punto fueron ubicadas 161 jaulas y las cinco en cosecha arrojaron un promedio de 750 kilogramos cada una, con tilapias de 400 gramos de peso promedio, más del doble de lo requerido para comercializar.

"¿De ese tamaño? ¡No, así no las había visto nunca!", refiere asombrado Israel mientras, en el agua, la sobrecarga sugiere un naufragio del bote en plena orilla.

LOS NÚMEROS FUERA DEL AGUA

Desde hace dos años en Camagüey no se habla de sequía sino de esfuerzos. Al añorado entendimiento entre las nubes y los embalses le acompaña el trabajo de un pueblo que siempre supo lo que quería, y lo consiguió. Los trabajadores de la pesca contribuyeron a ganar la sede del acto nacional por la efeméride del Moncada; en cambio, ahora, pensando en "asaltos" emulativos futuros, sus metas se elevan.

El plan anual de la pesca en la provincia es, 3 393 toneladas, pero los pescadores de tierra adentro y mar afuera no se conforman con menos de 4 000, que representarían unas 1 700 más que las capturadas en todo el 2006 y, con mucha probabilidad, le devolverían a Camagüey su tradicional reinado, en manos espirituanas desde el año pasado, cuando las sequías precedentes —que bajaron aquí el nivel de los embalses del sector hasta el 7% de llenado en el 2005—, comprometieron las siembras y cosechas agramontinas.

Por el momento, el primer semestre cerró con 1 876 toneladas.

Piensos, alevines, botes, redes, jaulas y sobre todo hombres y mujeres comprometidos con su labor, conforman el paisaje pesquero de una provincia a la que la naturaleza anticipó, por la sede del 26 de Julio, su regalo más valioso: regresar el agua a su tierra.

Terraplenes adentro, por la presa Cascorro 88, este reportero pudo constatarlo: mientras su compañero Israel observaba desde la orilla la cosecha de la tarde, Alejandro Marrero Galindo, un hombre con 20 años pasados por agua dulce, confesaba entre el aleteo de tilapias rojas que es verdad, la pesca de una mancha en aguas abiertas es entretenida y retadora "... pero óigame, a estos bichos los alimento todos los días, los veo crecer como un animal de la casa y los cuido... como si fueran míos".

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