Prensa Latina.- Los tres títulos ganados por el más de 81 kilos cubano Teófilo Stevenson, medallista de oro en Munich-1972, Montreal-1976 y Moscú-1980, lo hacen el supercompleto más destacado del boxeo olímpico de la era moderna.

Cupo al argentino Rafael Iglesias, en Londres-1948, el honor de ganar el primer título en esta división, la que a partir de Los Angeles-1984 se fundiría en 91 y más de 91.

Antes de ello, en Helsinki-1952 y Melbourne-1956, los títulos de más de 81 fueron para Edgard Sanders y Pete Redemache, ambos de Estados Unidos.

En Roma-1960 el italiano Francesco De Piccoli cantó en patio propio para cortar la racha de éxitos de los norteamericanos, la cual se reanudaría cuatro años más tarde con las victorias de dos grandes de esta categoría, Joe Frazier, en Tokío-1964, y George Foreman, en México-1968.

Serían estos los dos últimos medallistas dorados de Estados Unidos en ese peso, pues luego de los tres títulos al hilo ganados por Stevenson la división dio paso a los más de 91, que tendrían en Tyrrell Biggs, Los Ángeles-1984, a su primer medallista de oro.

Ninguno de los que reinaron entre los supercompletos, incluidos los más de 81 y 91 kilos, tuvo la brillantez de Stevenson. No sólo por sus tres títulos, sino también por lo que de él opinaron catedráticos de esta materia y por las ofertas millonarias que rechazó para pasar al profesionalismo, en cuyas filas fue muy codiciado.

Entre la docena de peleas que hubo de ganar para hacerse de sus tres títulos, ninguna más dura para él, ni más disfrutada, que aquella victoria obtenida en Munich frente al estadounidense Duane Bobbick, quien algo más de un año atrás lo había vencido por decisión dividida en los Panamericanos de Cali, Colombia. Llamado la "Esperanza Blanca" por promotores y gacetilleros de su país, Bobbick no pudo soportar el arsenal de golpes disparados por un Stevenson que, hambriento de glorias, libró esa noche el más importante combate de su vida, para apuntarse un dramático RSC que le abrió las puertas de la inmortalidad.

SAVON, OTRO QUE HA HECHO HISTORIA

Las divisiones de 91 y más de 91 kilos se estrenaron en Los Ángeles-1984 y tuvieron por primeros titulares a los estadounidenses Harry Tillman y Tyrrell Biggs, éste último derrotado por Stevenson en uno de los topes bilaterales Cuba-Estados Unidos y en un torneo por invitación.

En Seúl-1988, cita a la que tampoco asistió Cuba, reinó en los 91 otro estadounidense, Ray Mercer, mientras en más de 91 su coterráneo Riddick Bowe cedía ante el canadiense Lennox Lewis en el enfrentamiento por oro.

Barcelona-1992 dio comienzo al reinado de otro que ha hecho historia en el boxeo olímpico: Félix Savón.

El gigante cubano ganó los 91 kilos en cuadriláteros catalanes, barrió después en Atlanta-1996 y Sydney-2000, y al igual que Stevenson archiva, junto a los tres títulos, una docena de combates ganados al hilo.

Savón no pudo prepararse para asistir a la cita de Atenas-2004 por rebasar el límite de edad requerido por la AIBA, pero en la capital griega Cuba repitió el triunfo en 91 por intermedio de Odlanier Solís.

En más de 91, Roberto Balado Méndez, boxeó hasta los límites del arte para dar a Cuba su séptimo título boxístico en los Juegos de Barcelona.

Sin poseer el físico más apropiado para la división, Balado compensó con inteligencia, explosividad y buena esquiva su desventaja en estatura.

En la Ciudad Condal, Balado fue premiado con la "Copa Val Barker", trofeo que se otorga al mejor boxeador de los Juegos, distinción que 20 años antes había ganado Stevenson en Munich.

Un accidente de tránsito ocurrido en la mañana del 2 de diciembre de 1994, cuando se dirigía a su centro de entrenamiento, provocó la lamentable muerte del joven atleta.