Y.P. Fernández - La Jiribilla.- La 19 edición de la Feria Internacional del Libro se ha ratificado, una vez más, como el evento cultural más importante de Cuba. Al clausurar sus jornadas habaneras, la FIL se extiende por todo el país, pero ya es un hecho: 450 mil personas traspasaron los muros de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña.


Se pusieron a disposición de los lectores más de 900 mil ejemplares y el público asistente ha tenido acceso a cerca de dos mil títulos de la más reciente producción editorial, y ha participado de casi 500 espacios de presentaciones de libros, paneles y encuentros profesionales, con intelectuales nacionales y extranjeros de reconocida trayectoria.

La Premio Nobel de Literatura Nadine Gordimer fue una de las escritoras que prestigiaron esta edición de la Feria habanera; también lo hacen otros autores que pueden encontrarse en sus predios como la canadiense Margaret Atwood, el brasileño Frei Betto, el norteamericano Michael Parenti, el belga François Houtart, el mexicano Héctor Díaz-Polanco, los españoles Juan Madrid, Marcos Ana y Pascual Serrano, el francés Salim Lamrani, el venezolano Luis Britto, el sudafricano Raks Tseakoa y los rusos Yevgeny Yevtushenko, Sergey Lukyanenko, Olesya Nikolaeva y Eduard Uspenky.

Unas 130 personalidades de unos 40 países compartieron los espacios de La Cabaña con intelectuales cubanos, sin contar que la delegación rusa estuvo formada por más de 160 colegas.

Con tan alta representación de las letras y el pensamiento mundial, podría pensarse que la repercusión mediática del evento tendría una mayor trascendencia, sin embargo, al menos en lo que a los grandes medios y agencias de prensa mundiales se refiere, nada más alejado de la realidad.

Una búsqueda en Internet introduciendo en diversos buscadores algunas “key words” como “Feria Internacional del Libro” o “Feria del Libro de La Habana” nos permite apreciar el vacío mediático a que someten los conglomerados mundiales de la comunicación este nicho informativo.

Un ejemplo clásico ha sido el tratamiento de las declaraciones de Nadine Gordimer. En el encuentro que sostuvo con los lectores cubanos la autora sudafricana denunció las diversas falacias tejidas en torno al caso de los Cinco Cubanos antiterroristas presos en cárceles norteamericanas: “es muy difícil seguir todas las manipulaciones que el gobierno estadounidense ha desplegado para mantener en prisión a los Cinco”, planteamiento que apoyó con una declaración dada a conocer ante la prensa el 17 de febrero donde exigió “al Gobierno del presidente Obama su inmediata liberación”, al tiempo que lanzó también “un llamado a los ciudadanos del mundo entero, ya es hora de poner fin a los tormentos de los cinco cubanos y sus familiares”.

A pesar de lo contundente de sus pronunciamientos, la prensa internacional solo ha aludido a ellos para realzar la carta que las Damas de Blanco le enviaron, documento que sí ha sido reproducido o citado en múltiples sitios en Internet, aunque la autora declaró en conferencia de prensa no tener ningún conocimiento acerca de ella.

Tampoco han encontrado repercusión en los medios extranjeros las inquietudes de la canadiense Margaret Atwood, que junto a otras declaraciones sobre la diversidad, la lucha de las mujeres, la defensa de la naturaleza se refirió a la situación de desastre ecológico del planeta: “estoy muy preocupada con el tema de la naturaleza porque leo las noticias y estamos agotando los alimentos que tenemos”, ni la presentación de Elogio de la diversidad de Héctor Díaz-Polanco, texto que hace unos años recibiera el Premio Especial de Ensayo Casa de las Américas.

Del mismo modo fue silenciado el foro La cultura en el desarrollo de los pueblos, en el cual participaron algunos de los intelectuales extranjeros invitados a la Feria y que trató temas como el panorama literario y el sistema editorial cubano, los hábitos de lectura en Latinoamérica y el mundo, la relación entre cultura y salud, la cultura del debate en Cuba y el estado actual del caso de los Cinco cubanos antiterroristas presos en EE.UU. propuestos por internautas provenientes de países como Venezuela, EE.UU., Rusia, Suiza, Alemania, Uruguay, Holanda, República Checa, Kenya, Bielarrús y Cuba.

Una de las características distintivas de la 19 edición de la Feria ha sido el alto nivel de las reflexiones y textos sobre ciencias sociales presentados.  Momentos reveladores fueron la presentación de la antología sobre Raza y racismo editado por el Centro Martin Luther King, los textos del Centro de Investigaciones de la Cultura Cubana Juan Marinello Andando en la Historia, de Fernando Martínez Heredia; El espacio y su límite. Estudios sobre el Sistema Político Cubano, de Juan Valdés Paz; El continente de lo posible. Un examen sobre la condición revolucionaria, de Julio César Guanche, y el CD Gramsci; así como en los coloquios sobre la obra de María del Carmen Barcia, autora a quien está dedicado el evento junto con Reynaldo González. Sin embargo, tampoco la profusión de teoría parece haber interesado, a quienes dictan la política editorial de los poderosos mass media.

Mientras en el mundo se cierran librerías a causa de la crisis, Cuba ha extendido la Feria a toda la geografía de la Isla. Solamente en Ciudad de La Habana 46 librerías —junto a las subsedes de la FIL en el Pabellón Cuba y la Feria de Rancho Boyeros—, acercaron al público los títulos publicados por las editoriales nacionales entre los que se cuentan aquellos reconocidos con diversos premios como los Calendario, entregados por la Asociación de Hermanos Saíz; los Pinos Nuevos, otorgados por la editorial Letras Cubanas y los Memoria, auspiciados por el Centro Pablo. Nuevamente, fuera de la mayor de las Antillas, nadie parece reparar en estas noticias.

La llegada a La Habana del libro más grande del mundo, ha sido como la exclusiva de los medios, pues es la única nota que ha encontrado espacio en los grandes medios. La referencia al libro gigantesco, que, junto al más pequeño, fue confeccionado por una editorial peruana, es un texto de lectura segura para cualquier público por lo insólito del acontecimiento, y sin ningún sustrato ideológico “peligroso”. Llama la atención entonces el tratamiento de las noticias seleccionadas para colocarse en las trasnacionales de difusión.

Asimismo, se encuentra un reporte referido a la premiación del Premio de Ensayo Contracorriente que menciona los nombres de los laureados y no ofrece ninguna información del carácter contrahegemónico del certamen.

Habituados al mutismo mediático que constantemente se cierne sobre Cuba, el silenciamiento de la Feria no es sino un ejemplo más de cómo nuestros medios afrontan, mayoritariamente solos, la cruzada por colocar nuestra visión sobre la realidad y la cotidianidad de la Isla al alcance de los públicos allende nuestras fronteras.

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