Canal Caribe.- Las respercusiones para la economía global que tendrá el actual conflicto entre Rusia y Ucrania y las sanciones contra Moscú son abordadas en la siguiente entrevista al Doctor José Luis Rodríguez García, asesor del Centro de Investigaciones de la economía mundial en Cuba.


Rusia, la economía 2021-2022 en medio de las presiones de Occidente (I)

José Luis Rodríguez - Cubadebate

Además de los problemas estructurales de larga data, varios elementos externos continuaron teniendo un notable impacto negativo en la economía de Rusia, entre los que destacan, las sanciones de Occidente derivadas inicialmente del conflicto ucraniano —que ahora vuelve a resurgir— y la inestabilidad de los precios del petróleo. En este sentido cabe apuntar que los precios del barril—marcador Brent—- promediaron 41.69 en el 2020, con una fuerte tendencia a la baja. No obstante, el coste se recuperó durante 2021 y se estima en 70.89 USD por barril en 2021.

Las caídas en los precios obligaron a la disminución de la producción en Rusia en el marco de la política de la OPEP + Rusia, luego de que en 2019 se logró la extracción promedio de 11 430 000 barriles diarios. La caída de la demanda llevó a que la producción de 2020 alcanzara 9 885 000 barriles diarios, cifra inferior en alrededor de un 8.9% a la del año anterior.  La producción durante el primer trimestre de 2021 alcanzó 9 859 000 barriles diarios y cerró el año en 524 millones de toneladas de crudo y gas.[1]

Por otra parte, se ha extendido nuevamente el paquete de sanciones que viene aplicándose contra Rusia desde 2014. Las medidas implementadas por Occidente, y las contramedidas puestas en práctica por Rusia, muestran una tendencia en algunos países de la Unión Europea (UE) que apuntaban hasta hace poco a suavizarlas.[2]

Tal percepción se debe al negativo impacto económico que las mismas provocan, ya que, según cálculos, las pérdidas ascienden a 100 mil millones de euros desde que comenzaron las sanciones. De ellos, unos 60 mil millones corresponden a Rusia y 40 mil a la UE. Al respecto —aseguran fuentes rusas—, se lograron sustituir satisfactoriamente entre el 60 y el 70% de los alimentos penados con producciones nacionales.[3]

No obstante, en medio de las crecientes tensiones actuales, la UE volvió a extender las sanciones a Rusia en junio de 2021.

A lo anterior debe añadirse la decisión de EE. UU. de implementar sanciones a todas las entidades involucradas en la construcción del gasoducto Nord Stream 2, y contra el Turkstream, lo cual provocó fuertes reacciones en Alemania y Turquía. En ambos casos tales acciones motivaron retrasos. Al cierre de 2020 las obras se encontraban al 94% de ejecución, aunque no se avanzó para poder explotar el gasoducto en 2021.[4]

No debe olvidarse que Europa recibe un 33% del gas que consume desde Rusia, lo cual inquieta a EE. UU., que, fundamentalmente, es quien continuó presionando con nuevas medidas durante 2021.

Entre finales de 2021 y lo que va de 2022, el escenario político internacional sigue deteriorándose, ya que se ha intensificado la política de Estados Unidos y la OTAN para acercar sus fuerzas a las fronteras rusas, se mantiene latente el conflicto en torno a Siria, así como la confrontación con EE. UU. en torno al tratado INF (Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio), a lo que se une la aparición de nuevas armas tácticas nucleares.

De igual modo, en meses más recientes y hasta el momento, incrementaron la campaña anti-rusa, especialmente en los medios estadounidenses, configurando un escenario similar al de la guerra fría.

Paralelo a ese escenario e, en abril el gobierno de Rusia publicó la lista de medidas de respuesta a las sanciones de EE.UU., las que abarcan una amplia gama de decisiones.[5]

Hoy reaparece Ucrania como elemento central de la confrontación con el país euroasiático.

De tal modo, en el momento de escribir este trabajo, las presiones de Estados Unidos la Unión Europea y la OTAN están llegando a extremos al enviar tropas a los países de Europa Oriental, miembros de la alianza atlántica como Polonia, Rumanía, Lituania y Letonia, donde aumenta la posibilidad de un enfrentamiento bélico de incalculables consecuencias.

Estas presiones parten de un supuesto plan de invasión de Ucrania por parte de Rusia, frente al cual los países de la OTAN se han visto “obligados a reaccionar”, anunciando un conjunto de medidas fuertes e inmediatas, las que —según expresan los medios— causarían graves pérdidas a los rusos y que incluyen el posible ingreso de Ucrania a la OTAN.

Más recientemente —en enero del 2022— se celebró un intercambio entre autoridades rusas y la OTAN que no produjo resultados positivos y puso en evidencia el crecimiento de las contradicciones entre Occidente y Rusia.[6]

Diversos diálogos se vienen sucediendo sin resultados entre Biden y Putin. Por otro lado, en un viaje realizado por Vladimir Putin a China a inicios de febrero, se dio a conocer una declaración que reitera el apoyo de la nación asiática a las posiciones de Rusia y el carácter de la alianza entre ambos países, donde China viene experimentando el mismo tipo de intimidación con relación a Taiwán y el enfrentamiento creciente con EE.UU. y sus aliados.[7]

Adicionalmente, se ha señalado que en 2021 China se ha aproximado a firmar una alianza militar oficial con Rusia ante el incremento de la agresividad estadounidense contra el gigante asiático.[8]

En el caso de Rusia —que ha reiterado que tal plan de invasión a Ucrania no existe—, el gobierno reclama el cumplimiento de los acuerdos de Minsk y seguridades de la no expansión de las fuerzas de la OTAN hasta sus fronteras. Esta cuestión se considera como un asunto esencial de seguridad nacional y que resulta inadmisible para las autoridades de Moscú, pero que sus adversarios se niegan a admitir. Ante la escalada de la crisis, Rusia ha movilizado importantes contingentes de las fuerzas armadas hacia sus fronteras occidentales

El objetivo del montaje de esta confrontación por parte de los miembros de la OTAN deja ver otros elementos, ya que se trata de frenar la creciente entrega de gas ruso a Europa, que EE. UU. aspira a cubrir al inutilizar, mediante sanciones, el gasoducto Nord Stream 2. Al mismo tiempo, una ofensiva contra China derivaría en limitar o anular la presencia de la Ruta de la Seda y la progresiva relación comercial entre Europa y China al presionar el gobierno norteamericano sobre la UE.

En este contexto, no debe olvidarse el potencial militar ruso y la creciente capacidad bélica china. En efecto, hasta el pasado año los gastos militares de Rusia se redujeron a 61 700 millones de dólares en el 2020, ocupando el cuarto lugar en el mundo, muy por debajo del máximo de 88 353 millones alcanzado en 2013. Sin embargo, se mantiene en lo esencial el Programa de Armamentos 2025, que demanda unos 197 000 millones de dólares y debe asegurar la modernización de las fuerzas armadas del país.[9] En el caso de China, sus gastos militares se estiman llegaron a 252 000 millones de dólares en 2020, ocupando el segundo lugar mundial.[10]

En el ámbito de la expansión geoestratégica de Rusia, el gobierno de Putin ha continuado impulsando aceleradamente la Unión Económica Euroasiática (UEE) y recientemente se ha anunciado que existen 40 estados que han mostrado interés en la misma, Cuba entre ellos. Al respecto resalta el interés ruso para empalmar los proyectos de la UEE y la Ruta de la Seda de China, especialmente en lo referido al establecimiento de una zona de libre comercio que abarque los dos países. Entre China y Rusia el intercambio comercial alcanzó ya un estimado de 146 900 millones de dólares al cerrar el 2021,[11] aunque se mantiene la meta de alcanzar 200 mil millones de dólares en pocos años.[12]

En estas relaciones, se destaca la construcción del gasoducto ruso Power of Siberia, que a partir del 2022 llegará a suministrar en los próximos años el 9.5% del gas que consume China.

(Continuará)

Notas:
[1]  Ver  Datos Macro (2021a)
[2] Se destaca en este sentido desde hace años la posición de Alemania.
[3] Ver Sputnik News (2016 y 2018)
[4] El gasoducto Nord Stream 2 tiene un costo de 10 000 millones de euros y se extiende en el mar por 1 200 KM. Ver El País (2019).
[5]  Ver Reuters (2021).
[6]  Ver RT (2022).
[7]Ver una interpretación de la relación de China con la crisis en Cuba y Economía (2022).
[8] Ver Bohemia (2021).  
[9] Ver SIPRI (2021).
[10] Ver SIPRI (2021).
[11] SPUTNIK (2020) y Cuba y Economía (2022).
[12]  Ver EFE (2020).

(Tomado de Cubaperiodistas)

 

Rusia: La economía 2021-2022 (II)

José Luis Rodríguez

La enfermedad de la covid-19 ha golpeado prácticamente a todos los países del mundo, sin embargo, el impacto no ha resultado igual para todos.

Tomando en cuenta la información precedente, la estrategia frente a la pandemia ha estado asociada a la disponibilidad de recursos suficientes para enfrentarla y a su aplicación acertada, donde resulta determinante el desempeño económico de Rusia en años recientes, en medio de las presiones de Occidente.

En este escenario, fue inevitable el decrecimiento del PIB en 2020 debido al impacto de la covid-19, aunque la caída fue menor que la del promedio mundial (-3.8%), inferior a la de los países capitalistas desarrollados (-5.4%) y más baja que la de las llamados naciones en desarrollo y emergentes (-4.8%).[1]

Luego de alcanzar resultados superiores a lo previsto en 2019 con —un crecimiento de 2.0 por ciento frente a un pronóstico de 1.4 por ciento; un superávit presupuestario y de cuenta corriente, así como bajos índices de desempleo y pobreza—, la situación sufrió un giro negativo en 2020, fundamentalmente, producto de la aparición de la pandemia de la covid-19.

No obstante, la prudente política fiscal y financiera en general, aplicada por el país, unido a la decisión de compensar los efectos de la pandemia por parte del gobierno, permitió enfrentar la enfermedad en mejores condiciones, aunque no sin costos importantes y sin que se haya podido controlar un nuevo rebrote a finales de 2021. De modo tal, se estima que en 2020 la economía de Rusia decreció en torno al 3.0 por ciento.

Las perspectivas para 2021 fueron las de alcanzar un crecimiento del 4.3 por ciento y 2.4 por ciento en 2022. Estos ritmos se enmarcan en una recuperación discreta, aunque superior a pronósticos anteriores cuando se estimaba en solo 1.3 por ciento anualmente el crecimiento entre 2017 y 2022, con una aceleración solo a la altura de 2028 para un incremento del PIB de 3.4 por ciento ese año, según el Banco Mundial.

En este sentido se señalaba que los factores que deberían apoyar un mayor crecimiento estaban en un aumento de la edad de jubilación para extender la vida laboral de la población; un saldo migratorio favorable; un aumento de la tasa de inversión a niveles superiores al 25 por ciento del PIB y al crecimiento de la productividad total de los factores.

En apoyo a este desempeño cabe recordar que desde 2018 comenzó a desarrollarse un plan de inversiones —básicamente en la infraestructura—- por un valor estimado de 375 000 millones de euros para ejecutar en seis años. Al respecto, en junio de 2019 el presidente Vladimir Putin reiteró la existencia de un programa de reanimación económica de 400 000 millones de dólares para ser desarrollado en esos seis años. [2]

Si bien, en 2020 se computaron importantes caídas en la producción industrial (-2.9 por ciento), hubo un resultado favorable en la producción agrícola que creció un 1.3 por ciento un significativo descenso en el consumo y la formación bruta de capital, así como el retorno a un déficit presupuestario (-4.0 por ciento), cuyo pronóstico pauta solo de -0.3 por ciento en 2021 y desaparecerá en 2022.

En tanto, la inflación promedio anual llegó a 3.4 por ciento en 2020. Este indicador se acelerará a cifras entre 6.6 y 8.1 por ciento hasta octubre de 2021.

El consumo tuvo una dura caída en 2020 (-8.6 por ciento). Para la proyección, a corto plazo en 2021, este podrá recuperarse fuertemente con una tasa de 9.6 por ciento y 3.2 por ciento en el 2022.

A la par, la formación bruta de capital fijo crecerá un 5.3 por ciento en 2021 y 3.8 por ciento en 2022.

El sector externo reportó una caída del 0.7 por ciento en las exportaciones en 2019 y -4.3 por ciento en 2020, mientras que se produjo un incremento de 3.4 por ciento en las importaciones en 2019, seguido de un retroceso de un 12 por ciento 2020.

En el 2021 se aprecia una recuperación con un aumento del 2.8 por ciento de las exportaciones y del 16.2 por ciento de las compras externas, crecimientos que se mantienen en 2022.

Por su parte, la tasa de cambio del rublo por USD también sufrió una devaluación del 20,4 por ciento comparando diciembre de 2020 con igual fecha del año 2019. No obstante, en el 2021 esta tasa se revaluó y cerró el período en torno a los 74 rublos cada USD.

Por su parte, el saldo de cuenta corriente alcanzó 7.1 por ciento en relación al PIB y en 2022 el vaticinio es que el saldo sea 5.8 por ciento. En cuanto  a las reservas internacionales, estas subieron a 554 519 millones en 2019. En 2020 las mismas cerraron en 595 774 millones, un incremento del 7.5 por ciento. Al cierre de octubre pasado, las reservas alcanzaron los 624 000 millones de dólares, un 4.7 por ciento% superiores al año precedente

Los fondos especiales no están incluidos en las reservas, y en febrero de 2018[3] se decidió mantener el Fondo de Bienestar con depósitos por 65 150 millones de dólares.

El primero de diciembre de 2020, el Fondo Soberano de Rusia alcanzó 177 000 millones de dólares (13.1 por ciento del PIB) y en octubre de 2021 representaba un 12 por ciento del PIB. Este fondo juega un significativo papel como elemento de estabilización en la economía y la ley permite que el 10 por ciento del mismo se invierta en necesidades domésticas.

De otro lado, el flujo de inversión extranjera directa (IED) llegó solo a 19 200 millones de dólares entre 2015/18, frente a 54 600 millones, 2011/13. La provisión total de IED alcanzo, en el primer trimestre de 2019, 586 994 millones de dólares, cifra insuficiente para los requerimientos, lo cual logró la entrada neta de capital de 31 975 millones de dólares en 2019, un 1.9 por ciento del PIB solamente.

Se estima que no hubo ingresos como inversión extranjera directa en el período más reciente.[4]. En general, se observa que la formación bruta de capital cae un -4.3 por ciento en 2020, pero crece un 5.3 por ciento en 2021.

La deuda externa de Rusia, en septiembre de 2019, era 471 600 millones, para un crecimiento del 0.3 por ciento. Al cierre de 2020 se ubicó en 470 100 millones de dólares, una disminución del 4.3 por ciento sobre igual etapa del año anterior.[5] La deuda alcanzó el 20.4 por ciento del PIB en 2020 y debe llegar al 20.5% en 2021.

Por otro lado, los impactos sociales hasta el momento y los efectos previsibles en la evolución económica de Rusia, no pueden obviarse en este análisis.

Hasta el cierre de 2019 el impacto social de la situación económica —a partir de medidas adoptadas por el gobierno—- fue parcialmente compensado.

Según estimados, la actividad económica hasta junio del 2020 cayó un 33 por ciento a causa del coronavirus, lo que afectó al 28 por ciento de las empresas, con un desempleo de hasta seis millones de personas.[6]

En el año, el desempleo alcanzó 5.8 por ciento y cayó a 4.3 por ciento hasta septiembre de 2021. Asimismo, no debe pasarse por alto que el empleo informal en Rusia abarcaba el 18.9 por ciento de los trabajadores al cierre del 2020.[7] En 2020 se computó una pérdida de un millón 780 empleos en relación con la misma fecha de 2019.

El crecimiento del salario real llegó al 1.7 por ciento en 2020 y los ingresos reales aumentaron un 13.3 por ciento hasta el primer semestre de 2021.

Finalmente, el índice de pobreza en 2019 bajó a 11,7 por ciento, pero llegó al 13,3 por ciento en 2020, aunque mediante medidas de mitigación, se aspira a contenerla y a revertir la tendencia de años anteriores.

De este modo, se espera que el índice de pobreza tenga una reducción del 10 por ciento de la población en 2021, aunque —por cambios en la forma de medirla— se señala que la cifra no es comparable con años anteriores.

La situación anterior rebasará los adelantos que se propuso el nuevo programa social con fondos por 45 543 millones de dólares de julio del 2018,[8] un capital concentrado en mejorar la esfera de la salud, la educación y la demografía.

El coeficiente de GINI (herramienta creada por Corrado Gini, en 1912, para medir la desigualdad entre los habitantes de una población), se mantiene con un valor de 0,439; mientras la esperanza de vida en los hombres era solo de 68.2 años en 2019, donde el alcoholismo continúa impactando, de manera importante, en este indicador.

Otro aspecto en retroceso fue el Índice de Percepción de la Corrupción de 2019, en el que Rusia pasó del lugar 47º entre los países más corruptos del mundo al 36º. Según datos de 2020, Rusia ocupó el lugar 50º, mejorando su posición.

Con relación a este tema el gobierno ha adoptado un grupo de medidas, pero aún se considera un problema serio por lo que varios especialistas lo califican como un tema de seguridad nacional.[9]

Todos estos indicadores sociales ya fueron impactados por la covid-19 durante 2020, por lo que es necesario analizar ahora brevemente como se enfrentó la pandemia en Rusia.

(Continuará)

Fuente
[1]  Ver WB (2021)
[2] Ver El País (2019).
[3] El Fondo de Reserva computaba 32 200 MMUSD en octubre de 2016 y el de Bienestar Nacional unos 74 062 MM. En total se estima que los mismos descendieron del 11% al 7% del PIB entre 2015-16.
[4] Ver World Bank (2020).
[5] Ver Russia Today (2021)
[6] Ver Reuters (2020).
[7] Ver World Bank (2021).
[8] Ver CUBADEBATE (2018)
[9] Transparency International (2021)

(Tomado de Cubaperiodistas)

Cuba
PNUD augura buenos resultados a cita sobre financiamiento en Cuba La Habana, 16 may (Prensa Latina) La directora regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para América Latina y el Caribe, Michelle Muschett, augur...
La Unión Eléctrica pronostica una afectación de 1 170 MW para el horario pico nocturno Cubadebate La Unión Eléctrica estima para la hora pico nocturna una disponibilidad de 2 200 MW y una demanda máxima de 3...
Lo último
La discreta garra
Alma Mater - Reinaldo Cedeño Pineda / Ilustración: Dayron Giro.- Lo encontré en una guagua, lo rocé sin querer, y quedé flechado. Tal vez se escuche tonto, ridículo… pero así fue. Nunca tuv...
Ver / Leer más
La Columna
La Revista