Teresa Orosa, presidenta de la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana, dijo a SEMlac que para las mujeres mayores este espacio ha significado un despertar de la conciencia sobre el autocuidado, pues muchas veces ellas se relegaban en la jerarquía de los cuidados de la familia
Lisandra Fariñas - Red Semlac / Foto: SEMlac Cuba.- Reflexionar sobre una cultura del envejecimiento, cuyos apellidos sean saludable, participativo y autónomo, es todavía un desafío para la sociedad cubana, donde más del 24 por ciento de la población ya supera los 60 años de edad, de acuerdo con cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei).
Esta premisa estuvo en el centro del intercambio generacional en el que se convirtió la celebración por el Día Internacional de las Personas Mayores, el martes 1 de octubre en la Universidad de La Habana, bajo la convocatoria de la Cátedra del Adulto Mayor de esa casa de altos estudios y dedicado al tema de los cuidados y la salud mental.
Para la psicóloga Laura Sánchez Pérez, es esencial entender el envejecimiento como un proceso natural y gradual, con ganancias y muchos elementos positivos, los cuales no siempre son adecuadamente resaltados.
La celebración por el Día Internacional de las Personas Mayores, el martes 1 de octubre en la Universidad de La Habana, estuvo organizada por la Cátedra del Adulto Mayor de esa casa de altos estudios y dedicado al tema de los cuidados y la salud mental. Foto: SEMlac Cuba
Con ella coincidió Marta, de 83 años, quien se refirió a la necesidad de continuar realizando actividades que, en estas edades, permitan compartir con otras personas, todo lo cual contribuye a la calidad de vida y el autocuidado.
Mencionó su experiencia como parte de un grupo que practica Tai Chi Chuan, cuyos integrantes, además, caminan, salen a bailar, a compartir una comida o simplemente pueden conversar sobre diferentes temas.
En tanto, Bárbara, de 62 años, cuidadora de su suegra de 98 y de su madre, aludió a la importancia del afecto y el respeto para las personas mayores. “No pueden ser vistas únicamente como depositarias de cuidados, sino también por su capacidad de enseñar a niños, adolescentes y jóvenes, a compartir con ellas, escuchar sus criterios e historias, que son una fuente de enseñanza”, insistió.
Sánchez Pérez comentó que un envejecimiento digno pasa siempre por un estilo de vida saludable, que comprende diversas actividades, como las físicas y las de interacción con otras personas; e implica además el autocuidado.
Para la psicóloga Laura Sánchez Pérez es esencial entender el envejecimiento como un proceso natural y gradual, con ganancias y muchos elementos positivos, los cuales no siempre son adecuadamente resaltados. Foto: SEMlac Cuba
Señaló que existen factores de riesgo psíquico que nos llevan a muchas situaciones de vulnerabilidad, social, emocional y también física; pero al mismo tiempo hay factores psicológicos protectores, como la capacidad para el reajuste y la adaptación, apuntó.
La psicóloga subrayó que la actividad de cuidados sostiene la vida y todos los seres humanos los recibimos o brindamos en mayor o menor medida en el transcurso de la vida; pero llamó la atención sobre esas visiones erróneas que asumen que la vejez solo tiene que ver con la dependencia, la discapacidad o el deterioro.
Raúl, de 79 años, valoró como muy relevante que cada quien desarrolle la conciencia de que su salud no es un asunto de los médicos, sino que es una cuestión personal, de la cual cada persona debe sentirse responsable y cuidarse.
Otra arista aportó el actor Andros Perugorria Lafuente, quien interpreta un personaje en la telenovela cubana Renacer, actualmente en emisión en la Televisión cubana.
El actor Andros Perugorria Lafuente destacó el necesario rol de la sociedad, no solo en la preparación de las personas para vivir esta etapa, sino en crear condiciones diversas para su disfrute, y puso como ejemplo la casi inexistencia de espacios de recreación para este grupo etario. Foto: SEMlac Cuba
Perugorria Lafuente se enfocó en el rol de la sociedad, no solo en la preparación de las personas para vivir esa etapa, sino en crear condiciones diversas para su disfrute; puso como ejemplo la casi inexistencia de espacios de recreación para este grupo etario.
La psicóloga Sánchez Pérez convocó a asumir, desde otros períodos de la vida, un estilo de vida saludable que pueda convertirse en el pilar del envejecimiento activo, participativo y saludable. “Las personas mayores se convierten en un grupo importante activo que está devolviendo a la sociedad determinados beneficios”, enfatizó.De igual modo, remarcó la necesidad de fomentar la empatía en las diferentes generaciones y dirigió la mirada hacia cuestiones relacionadas con los cuidados, como determinados vínculos altamente abusivos o violentos, la feminización de esta actividad y del envejecimiento en general.
“Cuanta más capacidad tengamos de reelaborar nuestra vida, reconstruir y reedificar, tendremos mayores probabilidades de protegernos de esa vulnerabilidad emocional y mental durante esta etapa, donde son comunes las pérdidas y vacíos”, dijo la especialista.
Exhortó a disponer de espacio y actividades que sean gratificantes y agradables, monitorear situaciones que nos producen malestar, autoaceptarnos como personas mayores y reconocer dónde están nuestros límites y dónde nuestras habilidades, capacidades y competencias conservadas, o cuáles podemos desarrollar.
Marta, de 83 años, se refirió a la necesidad de continuar realizando en estas edades actividades que permitan compartir con otras personas, todo lo cual contribuye a la calidad de vida y el autocuidado. Foto: SEMlac Cuba
Debemos y podemos continuar estructurando proyectos de vida, continuar aprendiendo y estimulando los aspectos cognitivos y emocionales, aconsejó.
Un espacio para la plenitud
Con casi 25 años de creada, la Cátedra del Adulto Mayor se ha convertido en un espacio de socialización y aprendizaje que contribuye al envejecimiento digno y pleno.
Su presidenta, Teresa Orosa, destacó a SEMlac el vínculo especial que ha mantenido desde sus inicios con las mujeres, no solo por la conformación del grupo de pedagogas que asumieron sus aulas, sino por la incorporación femenina a los cursos, siempre más del 85 por ciento, y la presencia del enfoque de género en las conferencias y sesiones.
Refirió que la Cátedra ha tenido un gran impacto en la vida de todas las personas involucradas, pues les ha dado la gran oportunidad de aprender a asimilar los cambios, estudiarlos y comprenderlos; han sido líderes en la gestión de conocimientos gerontológicos en sus comunidades, tanto en el ámbito universitario como social.
En la vejez es importante también estructurar proyectos de vida, continuar aprendiendo y estimulando los aspectos cognitivos y emocionales, trascendió en el espacio. Foto: SEMlac Cuba
De forma particular, Orosa sostuvo que, para las mujeres mayores, este espacio ha significado un despertar de la conciencia sobre el autocuidado, pues muchas veces ellas suelen relegarse en la jerarquía de los cuidados de la familia, poniendo por delante a los hijos, el esposo y los nietos.
Consideró que un aporte ha sido el fomentar la actividad de la mujer mayor cubana y su labor en la comunidad.
“Nos falta muchísimo todavía para lograr mayores inclusiones, que no solamente dependen de los otros que nos rodean, sino también de nosotras mismas; pero creo que nos vamos visibilizando hacia los demás y visualizando nosotras mismas, en muchos espacios, el desarrollo que hemos alcanzado y que debemos seguir manteniendo en diferentes frentes”, señaló.