Red Semlac.- La música es mucho más que melodías y ritmos. Es un lenguaje universal capaz de inspirar, conmover y, también, reflejar las contradicciones de la sociedad. Desde las canciones que marcan nuestros momentos más íntimos hasta aquellas que se convierten en himnos colectivos, la música narra historias, condensa emociones y, en ocasiones, perpetúa desigualdades.
En Cuba, la música es un pilar de la identidad. El país ha dado al mundo ritmos inconfundibles y artistas legendarios. Pero, como todo arte, no está exenta de contradicciones. La música puede ser un grito de libertad, un espacio de resistencia… o un altavoz que refuerza estereotipos y violencias.
El sexismo, además, ha sido una constante en la música cubana, sosteniendo estereotipos y prejuicios, formas de violencia simbólica que justifican y reproducen otras formas de maltrato. Las letras son solo la punta del iceberg: detrás hay una industria históricamente dominada por hombres, donde las mujeres han sido relegadas a musas o figuras secundarias, con menos oportunidades para crear, dirigir o decidir.
¿Quiénes han tenido el poder de narrar las vidas de las mujeres? ¿Por qué se identifica un marcado sexismo en algunos géneros de la música popular? ¿Por qué aún se asocian ciertos instrumentos y especialidades a mujeres u hombre? Y, sobre todo ¿qué hacer ante estas problemáticas?
A estas preguntas daremos respuestas en estos minutos de audio, desde donde denunciamos, como cada día 25, las violencias machistas.