Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Justo en el momento en que editaba Cuba: la crítica y el Partido dirigente (II) el pasado 16 de Abril, escuchaba las palabras de Raúl Castro, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), en la presentación de su Informe Central al 7mo. Congreso de nuestra Vanguardia ideo-política. De ellas, percibí/percibo alejamiento considerable de apología desmedida y prometí referirme al asunto. Ahora cumplo con lo que expresé en aquella oportunidad.


Para mostrar que en efecto la magna cita de los Comunistas cubanos/as escapó al exceso de encomio sin dejar de reconocer logros tangibles, destaco que en el mencionado Informe Central consta que la lenta puesta en práctica de las regulaciones jurídicas y su asimilación, sobre todo, ha dilatado la implantación de las políticas aprobadas en los Lineamientos trazados en el Congreso anterior; y que en los servicios sociales a la población en las esferas de Educación, Salud, Cultura, Deportes y Seguridad Social, debemos insistir en la necesidad de mejorar sostenidamente su calidad.

A la sazón, resalto lo indispensable de solucionar “a la mayor brevedad posible, en el marco de la unificación monetaria y cambiaria” la distorsión manifestada en la posición desventajosa de la Empresa socialista en comparación con el creciente sector no estatal que se beneficia por trabajar en un circuito monetario basado en la tasa de cambio de 1 X 25, mientras que para ella rige la paridad del CUC con el peso cubano; al paso que en lo concerniente a la Inversión extranjera se requiere dejar atrás prejuicios arcaicos y avanzar resueltamente en la preparación, diseño y concreción de nuevos negocios.

No obstante, encuentro un señalamiento de fuerza mayor en lo concerniente a insuficiencias y deficiencias por parte de los organismos y entidades, incluyendo la propia Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo de los Lineamientos aludidos. Ahí está el comportamiento de los precios de los productos agropecuarios, para ilustrar que “ha faltado sentido de la urgencia cuando los efectos en la práctica no han sido los deseados y hasta, en ocasiones, contrarios al espíritu de las medidas adoptadas, lo que se traduce en que al no enfrentar decididamente una desviación cuando todavía es pequeña, luego de su masificación la justa rectificación se convierte en un problema político”.

Al respecto, me permito recordar que en Cuba: la queja del pueblo y su Partido dirigente, el 19 de Marzo último, inquirí como presupuesto para expresar mi ángulo de mira en este orden de pensamiento:

“¿Será muy difícil que en la instancia correspondiente determinado Cuadro del Partido Comunista en nuestro país convoque a directivos responsables de inquietudes, críticas y sugerencias expuestas por varios cubanos/as y exigirles de inmediato una respuesta convincente sobre el porqué no ha actuado en consecuencia —so pena de premiar en el acto al descompromiso revolucionario?”.

Relaciono lo anterior con la sentencia del Primer Secretario del PCC y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros según la cual la autoridad moral del Partido exige de sus militantes, en particular de quienes ostentan responsabilidades de dirección, ejemplaridad, combatividad y preparación, así como demostradas cualidades éticas, políticas e ideológicas y estrecho y permanente vínculo con las masas.

Confieso que careció de casualidad que en Cuba: Perfeccionando su Partido dirigente, el 20 de Enero del corriente, anoté que considero que cada equis tiempo la militancia vuelva a ser sometida a “consulta con las masas” con el ánimo de legitimar su ejemplaridad y/o enriquecer su conducta revolucionaria —una manera de combatir la doble moral en determinados casos.

Sin embargo, debo significar que la proyección derivada del 7mo. Congreso del PCC revela la inexistencia de brazos cruzados ante los problemas que nos aquejan.

Salta a la vista la tesis que sostiene que la construcción de un Socialismo próspero, sostenible e irreversible en Cuba exige que sean preservados y potenciados los principios de justicia e igualdad que han servido de base a la Revolución, así como que jamás se encontrará solución a los problemas de espalda al pueblo ni con la restauración del capitalismo, con la premisa de que en nuestra nación nadie quedará desamparado bajo ningún concepto.

Igualmente, subrayo tanto que el Congreso aprobó emplear regulaciones más flexibles que permitirán en este período de tránsito contar con reservas para la renovación ulterior del Comité Central, sin tener que esperar al 8vo. Congreso como que se seguirá reforzando el funcionamiento de los diversos órganos colegiados partidistas y estatales en aras de que las principales decisiones siempre sean fruto del análisis colectivo, sin excluir las discrepancias honestas ni las opiniones diferentes.

A este respecto, retomo un criterio que expuse en Cuba: el Cuadro de su Partido dirigente el 29 de Enero de 2016 según el cual, por un lado, el Buró Político pudiera contar con otros integrantes que procedan del nivel intermedio como Lázaro Expósito, quien desarrolló un trabajo muy meritorio en la provincia de Granma en condición de Primer Secretario del PCC en ese territorio y actualmente desempeña el mismo papel de modo destacado en Santiago de Cuba. Ni remotamente constituye un dato secundario que el Compañero Expósito, justo este Día Internacional de los Trabajadores, haya sido condecorado por el propio Raúl como Héroe del Trabajo de la República de Cuba.

Simultáneamente, considero que le haría mucho bien a la dirección de nuestro Partido desplegar y/o continuar una labor intencionada con Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, auténticos Héroes de la Patria probados en lucha sin par contra el imperialismo yanqui. Es mi más absoluta convicción que Los Cinco han de tener —indispensable preparación, aparte— responsabilidades claves en el mismo Partido y/o en el Gobierno en el marco de la denominada actualización de nuestro Socialismo.

Además, traigo a colación otras dos ideas cardinales expuestas en la clausura del cónclave partidista en cuestión: una, la que sustenta que el desarrollo de la economía nacional, junto a la lucha por la paz, la unidad y la firmeza ideológica, constituyen las misiones principales del PCC. Se trata de un concepto que no puede quedarse como una simple frase: es preciso llenarlo de contenido concreto en acciones y medidas que permitan hacer realidad la visión de una nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible.

La otra idea, cómo la magna cita partidista acogió favorablemente los proyectos presentados acerca de la Conceptualización del Modelo Económico y Social y las bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030; al paso que aprobó iniciar un debate amplio y democrático sobre estos documentos programáticos con la militancia de nuestro Partido, la Unión de Jóvenes Comunistas, representantes de las organizaciones de masa y de diversos sectores de la sociedad —posición que en lo personal planteé en Cuba: documentos del VII Congreso de su Partido dirigente, el 29 de Marzo último.

No obstante, dejo para el final una tesis “de vida o muerte” extraída del referido Informe presentado por el Compañero Raúl a la última reunión cumbre del PCC —dejé constancia de que la comporto en Cuba: Partido dirigente y Democracia, el 26 de Abril de 2015: “[...] no es nada casual que se nos ataque y exija, desde casi todas partes del planeta para debilitarnos, que nos dividamos en varios partidos en nombre de la sacrosanta democracia burguesa. Son conceptos que no deben prestarse a la confusión, ni hoy ni nunca. Si lograran algún día fragmentarnos, sería el comienzo del fin, ¡no olviden nunca esto!, si lograran algún día fragmentarnos sería el comienzo del fin en nuestra patria, de la Revolución, el socialismo y la independencia nacional, forjados con la resistencia y el sacrificio de varias generaciones de cubanos des­de 1868”.

Entonces, cuando sintetizo los señalamientos y decisiones adoptadas en el 7mo.Congreso del Partido Comunista de Cuba, me afinco en la convicción de que todo ello proporciona y alimenta la Fe en el sentido de que andamos por el camino correcto, todavía más cuando me detengo en lamentaciones de determinados “cubanólogos”. Sin duda alguna, pienso que así actúa un Partido dirigente que exhibe un protagonismo al margen de la apología innecesaria. ¡Enhorabuena!



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