Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Hace unos días denuncié la 'nueva' maniobra de Nora Gámez Torres, quien se esfuerza por obstaculizar el avance de los vínculos entre Washington y La Habana para así tratar de beneficiar a trogloditas con epicentro en Miami y perjudicar a quienes aquí y allá queremos relaciones civilizadas y mutuamente ventajosas para ambas naciones. En este minuto, traigo a colación dos hechos que corroboran el porqué sostuve/sostengo que la actitud de ella está condenada al fracaso.
Recientemente, trascendió la llegada de Alaska Airlines a Cuba que constituye la octava compañía aérea estadounidense que arriba a nuestra nación, luego de que se aprobaran los viajes regulares entre uno y otro países, realizando la ruta desde Los Ángeles a la ciudad principal del archipiélago de manera directa.
La importancia del acto estriba en que los habitantes de la costa Oeste del vecino norteño, tanto estadounidenses como cubanoamericanos, tienen ahora una opción cercana para trasladarse a la Isla —según declaraciones de Juan Carlos Quintana, director general del Aeropuerto “José Martí” de la capital cubana.
La información también contiene que esta es la última de las líneas aéreas autorizadas que realiza su vuelo inaugural a la Mayor de las Antillas, pues con anterioridad lo habían realizado American Airlines, Delta Air Lines, Frontier, JetBlue Airways, Southwest, Spirit y United.
Sin duda, se trata de un acontecimiento que merece la ¡Enhorabuena!
No obstante, con poca diferencia en cuanto al tiempo de una noticia con otra apareció el titular “Cuba exportará carbón de marabú a Estados Unidos”, de acuerdo con un reporte de Associated Press (AP) desde La Habana.
AP dice que el abogado Scott Gilbert, quien ha procurado establecer lazos económicos entre los dos países desde que Alan Gross salió en libertad, dijo que una empresa que él fundó comprará 40 toneladas de carbón hecho de marabú, una planta invasiva y leñosa; y que el carbón es producido por cientos de cooperativas pertenecientes a trabajadores que hay por todo Cuba, y se ha vuelto un producto de exportación redituable, valorado por sus propiedades poco contaminantes y generalmente usado en hornos para hacer panes y pizzas.
Agrega el reporte que la empresa de Gilbert pagará $420 por tonelada, significativamente más que el precio de mercado al por mayor de unos $360; que el primer envió está programado para el 18 de Enero, dos días antes de la juramentación de Donald Trump como presidente; y que confiaba en que el nuevo inquilino principal de la Casa Blanca permitirá que el acuerdo continúe.
Por su parte, el Periódico Granma certifica que el negocio de marras se hizo tangible por la empresa cubana CUBAEXPORT al firmar un contrato con la compañía estadounidense COABANA TRADING LLC; al paso que da cuenta de que la directora general de la citada entidad del Caimán Verde, Isabel O'Reilly Caña, apuntó: “Están listos dos contenedores de 20 toneladas cada uno para explorar el terreno, pero tenemos mucha más disponibilidad”.
Igualmente, Granma resalta que Scott Gilbert, director de la mencionada compañía de EEUU, destacó las oportunidades que se abren con otros productos como la miel y el café; que precisó que, mientras las cooperativas cubanas limpian los terrenos de marabú para dedicarlos a otras producciones orgánicas, los estadounidenses tendrán la ocasión de disfrutar un excelente carbón vegetal; y que, ante una pregunta sobre el futuro del clima de negocios una vez que Trump asuma la presidencia de los Estados Unidos, puntualizó: “Si de verdad se cree en el libre comercio, esto es lo que deberíamos estar haciendo”.
Escapa a la casualidad, pues, que acredite que con este último suceso —al tiempo que evidencia desatinos en las intenciones de Nora Gámez Torres, ayer profesora de la Universidad de La Habana y actual asalariada de el Nuevo Herald— estamos en presencia de un hito en el comercio entre el Norte y el Sur del Estrecho de la Florida devenido más acciones en interés mutuo entre Cuba y EEUU. ¡Amalaya! —exclamo para hoy y mañana.
