Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Hace pocos días escuchaba en Mega TV, una entrevista con Orlando Gutiérrez quien preside una organización llamada Directorio Democrático Cubano.


Generalmente no incursiono en ese mundo de las organizaciones que plantean la llamada “democratización de Cuba”. Expresión cuyo significado es impreciso, aunque se trata de una noble terminología que permite discutir sin esforzar el razonamiento.

El Directorio, como muchas otras organizaciones de igual propósito, recibe fondos de Estados Unidos de América a través del National Endowment for Democracy (NED), una punta de lanza del Departamento de Estado de ese país, para interferir en los asuntos internos de otras naciones. Recordemos que Estados Unidos de América se arroga el derecho de definir la palabra democracia y el funcionamiento de las instituciones públicas y privadas de otras sociedades.

Gutiérrez estaba ufano en la defensa de su labor, la cual le ha permitido transitar por este mundo sin trabajar, envuelto en la túnica de un minúsculo libertador. No es el único, pero sí es parte de un estilo que la CIA, el Departamento de Estado y los órganos de inteligencia estadounidense, aplicaron en Cuba apenas comenzado el proceso revolucionario.

No necesito que me hagan cuentos, porque fui parte de esa historia y conozco todas las desventajas que semejante intromisión trajo para Cuba y las oportunidades para transitar hacia un socialismo que, sin necesidad de copiar el fallido sistema soviético, habría obtenido el apoyo de Moscú, de la Europa del Bienestar y del Tercer Mundo que ya en esa época daba sus primeros pasos y cuya estructura física mostraba la potencialidad de una fortaleza ávida de un buen gimnasio.

Gutiérrez en aquella entrevista apostaba por el nuevo Presidente estadounidense, Donald Trump, una persona que nunca se sabe si está llegando o si está despidiéndose.

El error de siempre, aunque en este caso puede tratarse de la picardía que gusta devengar salario fácil, viviendo de cuentos y leyendas.

Estados Unidos en aquellos comienzos de 1959 interfirió de tal modo en la vida nacional, que llegó a dirigir la oposición al proceso revolucionario y convertirla de inmediato en contrarrevolución, lo cual fue un craso error. Pero el gran pecado no fue la injerencia foránea, sino que cierta gente dentro de Cuba, con conocimiento, inteligencia y experiencia del drama de una república que nació coartada por una Enmienda impuesta a la Constitución de 1901, aceptaran la intromisión del poderoso vecino.

Ahora repiten la película, sin recordar que la guerra iniciada por Washington en 1959, tuvo una alto inesperado cuando la operación Mangoose (Operación Mangosta) fue suspendida por orden del Presidente Kennedy. No importó en aquel momento cuántos cubanos incautos se quedarían colgados de la brocha. Simplemente ya no era conveniente continuar aquella estrategia de franca confrontación bélica, porque los intereses estadounidenses negociaron con una Rusia que le disputaba el poderío militar de entonces. Eso sucede cuando uno no es dueño de sus actos y peor aún, cuando considera que está “usando” recursos ajenos, cuando en realidad son ellos los títeres del teatro.

Estas organizaciones viven de ilusiones y en la mayoría de los casos son cómplices conscientes de Washington, cuyos intereses políticos son ajenos de la realidad cubana.

Ahora la NED, parece que le retirará los fondos a la FNCA, debido a que ésta organización, funge como subcontratista de los pocos grupos que en Cuba dicen ser opositores y en su interés por dominar el escenario noticioso, los obliga a hacer marchas de protestas y propaganda a favor de supuestos presos políticos que en realidad son violadores de leyes del Estado Cubano. Hay un retraimiento de las instituciones estadounidenses como la NED, USAID, FUPAD, IRI Y NDI, respecto a continuar financiando la política contra Cuba sustentada en ese tipo de estrategia. La razón es obvia, los subcontratistas dilapidan el dinero orientando a esos grupos a realizar actos que no son del interés de la población cubana.

El grupo de Orlando Gutiérrez, recientemente se benefició porque recibió dos millones sustraídos por la NED de los fondos de la Fundación, algo que debía ser cuestionado por otros grupos.

Aunque al interior de la FNCA hay cierta conformidad con los cambios políticos iniciados por Obama, han continuado su abastecimiento a grupos internos obligándolos a seguir las mencionadas estrategias, aunque esto contradiga políticas que ellos aprueban. La razón de semejante contradicción es que con ello se ganan el apoyo incondicional de unos pocos dentro de la Isla, quienes con ese dinero recargan celulares, compran alimentos y visitan centros de recreación.

Para colmo el Departamento de Estado, luego de larga historia de apoyar la violencia contra el gobierno cubano, va a pedir la exclusión de gente como Laly Sampedro, Tony Costa y Pepe Hernández, alegando que tienen antecedentes violentos. Definitivamente Roma paga a los traidores, pero no tiembla en abandonarlos.

La gran interrogante está en preguntar ¿Por qué insistir en la obscuridad de ese pasado ante tanta evidencia de los males causados a la sociedad cubana?

*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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