Norelys Morales Aguilera - Blog "Isla mía" / Cubainformación.- Como un adelanto o un eco del tradicional cañonazo de las nueve en La Habana, la gente cubana aplaude. Se bate palmas desde puertas y balcones en el aislamiento contra la Covid-19. En mi cuadra un niño de apenas cinco años hace las delicias de los mayores con sus manitas al aire y cuando concluye, un repetido: "Hasta mañana". Los celulares graban y llegan los aplausos a las redes sociales.
Es un pequeño gesto de gratitud a los médicos y paramédicos, en la primera línea contra la enfermedad, a los estudiantes de medicina que cada día van de puerta en puerta indagando por el bienestar de la gente toda, a quienes deben seguir trabajando, a quienes laboran para producir o transportar los alimentos, a quienes despachan en los mercados, a las autoridades que reorganizan la cotidianidad en condiciones extremas, tanto por la contingencia sanitaria como por el atroz bloqueo que obliga al racionamiento. Nadie debe quedar desamparado. Esto es Cuba.
Y cuando se piensa que un aplauso no es nada, es insignificante para quien lo brinda, llega un testimonio de esos héroes o heroínas nuestras, que nos llenan de orgullo, y que reciben el sonido de los aplausos como una caricia de la Patria lejana. Gratitud reciprocada.
De gratitudes va Cuba, lo merece. Hay derecho a la victoria sobre la enfermedad o la muerte. Por la vida.